Todo texto sólo existe cuando alguien nos lee. Antes de la generosidad de quienes apartan un tiempo de su vida para considerar lo que redactamos, el escrito —a mi juicio— está …
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La Dra. Claudia Sheinbaum es la virtual presidenta electa de nuestro país. Por primera vez, una mujer llega a este cargo en medio de un gran respaldo del electorado en el marco del proceso electoral más grande de la historia mexicana.
Desde la 2015, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha propuesto que la educación y el conocimiento deben ser considerados como “bienes comunes”. Es decir, que la creación, adquisición y uso del saber sean producto de un ejercicio social y colectivo, no de una determinada persona, sociedad o país.
Pues bien, la urnas ya dictaminaron. En octubre tendremos presidenta. Los trastornos que deja el gobierno de Andrés Manuel López Obrador pueden agravarse o, tal vez, comenzar a resolverse, dependerá del liderazgo de Claudia Sheinbaum.
La educación superior conlleva beneficios para quienes estudian. Quienes egresan de este nivel educativo pueden acceder a empleos que ofrecen mejores condiciones y salarios, y también les permite tomar mejores decisiones en cuanto al cuidado personal, del medio ambiente y otros asuntos públicos que comparten con las comunidades en las que habitan.
La evidencia de la eficacia de la educación superior a distancia ha demostrado que el aprendizaje logrado por los estudiantes de programas a distancia es igual o mejor que el logrado por quienes realizan sus estudios de manera presencial (García Aretio y Corbella, 2010).
Es imperativo reconocer que una escuela no es solo un edificio con aulas; es un organismo complejo donde diversas personalidades, creencias, antecedentes y valores convergen.
Persiste en la plaza pública desde hace más de dos semanas la discusión por los resultados que obtuvo México en el examen de PISA (Programa internacional para la evaluación de estudiantes) de 2022. Ciertas observaciones muestran acuerdo con lo que PISA mide y critican el estado que guarda la educación mexicana.
Si pensamos en una escuela como un simple edificio donde los niños van a aprender español, matemáticas y el resto de las materias, estamos pasando por alto la complejidad inherente a estas instituciones. Las escuelas son más que salones, escritorios, pizarrones y pupitres; son organismos vivos, sistemas dinámicos que requieren una gestión cuidadosa para florecer.
¿Alguien esperaba que nuestro país obtuviera mejores resultados de los que había obtenido años atrás en la prueba del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes mejor conocida como PISA? Pregunto esto, desde luego, sin el ánimo de ser pesimista y, mucho menos desvalorizando la capacidad e intelecto de cada estudiante y/o docente que es parte de nuestro intricado Sistema Educativo Nacional (SEN).
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