Hace ya más de 30 años, el filósofo español Juan Delval publicó un pequeño librito titulado Los fines de la educación (1990), en los que, de acuerdo son sus palabras, …
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A medida que el sexenio empieza a declinar, la ciudadanía se pregunta cuáles fueron realmente los logros e incumplimientos del gobierno en turno. Para despejar la incógnita, es necesario contrastar las metas propuestas con los resultados obtenidos y así iniciar la reflexión pública y abierta
“Palo dado ni Dios lo quita”, reza un refrán. Al tiempo que la secretaria de Educación Pública, Leticia Ramírez Amaya remacha consignas como si fueran mantras, su dependencia prepara un golpe curricular para agosto próximo. Nos sorprenderá, dice la subsecretaria de Educación Básica.
Un eje de la política del actual gobierno es la revalorización del magisterio, concepto muy potente que contiene una visión del trabajo docente y su importancia en la construcción de una educación equitativa que fomente el pensamiento crítico, la transformación y el crecimiento solidario de la sociedad (LGE, 2019).
Venimos de un pasado donde el burocratismo y varios vicios dentro del sistema educativo mexicano han impedido que las reformas se traduzcan en mejores aprendizajes y ciudadanos conscientes. Hoy vivimos cambios relevantes, en el contexto de la cuarta transformación (4T), que corren el riesgo de fracasar si no se transforma el modo de operar cotidiano. Queremos hablar aquí de estos problemas que se arrastran del pasado y que han creado una cultura organizacional perversa para tocar la campana de alerta y hacer un llamado para cambiarla. De lo contrario, las transformaciones educativas del actual gobierno nunca llegarán al aula, no lograrán sus valiosos objetivos y terminarán como las anteriores reformas educativas en el limbo burocrático.
Durante los dieciséis meses de la actual administración estatal, en el sector educativo se han logrado varios hitos importantes en materia de gobernabilidad, que han constituido puntos de inflexión en la narrativa, la percepción y el rescate de la rectoría educativa, la cual estuvo antes en manos de grupos fácticos. Podemos identificar varios de ellos, como el reabrir las escuelas, pagarles a los maestros, avanzar en la tarjetización del pago de la nómina educativa, intentar sistematizar los procesos de ingreso, asignación de adscripciones, promociones verticales y horizontales de los trabajadores de la educación, reducir el número de protestas y movilizaciones magisteriales, entre otras acciones.
En presencia de Ricardo Aragón Pérez —subsecretario de educación básica de Sonora—de Carmen María Sonoqui Jiménez —jefa del sector VII de primarias estatales— así como de directores, supervisores y asesores técnico-pedagógicos de esa entidad, Etelvina Sandoval Flores —integrante de la junta directiva de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu)— destacó la relevancia del liderazgo directivo en el funcionamiento de las escuelas y en el cumplimiento del derecho a una buena educación con justicia social de niñas y niños.
La secretaria de Educación Pública, Leticia Ramírez Amaya, subrayó que la transformación educativa del país está en marcha, y aseguró que la voz, experiencia y conocimientos del magisterio, así como el reconocimiento a su autonomía, son imprescindibles.
La transformación del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) asegura la prestación de servicios escolares a niños, niñas y adolescentes en zonas de alta y muy alta marginación, con equidad educativa e inclusión social, bajo el modelo de Educación Comunitaria.
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