Los charros no consideraron esta opción porque al fin de cuentas tienen el monopolio de las decisiones en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Sindicato Nacional de Trabajadores de la …
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La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se fundó en diciembre de 1979. A partir de entonces se generó una gran efervescencia político-sindical con dos objetivos prioritarios: la democratización del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y el incremento del salario de los maestros. Para distinguirse de los charros oficialistas del SNTE, los maestros militantes y simpatizantes de la CNTE se autodenominaron democráticos, por su afán democratizador de entonces.
Como se esperaba, el pasado 15 de mayo, durante la conferencia de prensa del presidente de la República, se anunció con bombo y platillo un incremento salarial para el magisterio de 8.2%, retroactivo al mes de enero de este año. Algunos líderes de las secciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ahí presentes, encabezados por su dirigente nacional, Alfonso Cepeda, sin rubor alguno llenaron el recinto de aplausos.
En El arte de la guerra, Sun Tzu sentenció: “Los guerreros superiores atacan mientras los enemigos están proyectando sus planes. Luego deshacen sus alianzas”. No insinúo que Alfonso Cepeda Salas, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, sea un guerrero superior, pero es el jefe de una tropa encuadrada en un organismo corporativo con décadas de experiencia en montar y desmontar alianzas.
¿A cuál Cepeda Salas se le hace caso? ¿Al crítico de las reformas educativas o al que expresa frases de alabanza que rayan en el culto a la personalidad del caudillo?
Pienso que muy pocos trabajadores de la educación consideran que, en realidad, sus demandas y necesidades profesionales y laborales se ven reflejadas en el Pliego Nacional de Demandas que, anualmente, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) entrega a la Secretaría de Educación Pública (SEP); también pienso, que esta representación sindical se ha convertido en el bufón de los distintos gobiernos pues, el comportamiento de sus líderes sindicales, ha reflejado la poca seriedad – que a veces raya en lo absurdo y ridículo – que debería imprimírsele a la defensa irrestricta de los derechos laborales y profesionales de sus agremiados. Para muestra un botón.
“Para que la cuña apriete, tiene que ser del mismo palo”, proclama un refrán popular. Parece que el gobierno de Salomón Jara encontró la horma de su zapato (otro proverbio) en los estudiantes de las 11 escuelas normales de Oaxaca. En ellas predomina el credo y la práctica de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, alguna vez aliados tácitos de Morena y de Andrés Manuel López Obrador, cuando era candidato a la presidencia.
Son tiempos de cambios en las estructuras de los sindicatos en el país. Desde ya hace algunos meses, se viene gestando y realizando reuniones y alianzas para intentar conformar las cúpulas sindicales del magisterio, tanto a nivel nacional como estatal. Sobre este tema, se presenta en la Revista Aula un análisis educativo de diferentes autores relacionados con el “SNTE y sindicalismo magisterial: a la sombra del poder”, temática pertinente por los tiempos y las repercusiones derivadas de un proceso que debería ser democrático y transparente.
“Los sociólogos del siglo XIX ya observaban que la escuela y la universidad eran instituciones particularmente resistentes al cambio, tendientes a hacer inercias, por el peso de la historia”. La expresión es del sociólogo argentino Emilio Tenti, en una entrevista para La Diaria Educación (7/1/2023) de Montevideo (bit.ly/3ZJgDmu). Es una exposición con referencias históricas y conceptuales. En su análisis critica al gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN) por querer imponer una reforma contra la cultura del magisterio y las costumbres heredadas. Argumenta que Andrés Manuel López Obrador capitalizó el descontento, eso contó para ser electo presidente de México.
Las cúpulas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) han sido señaladas en varias ocasiones por la enorme opacidad en el ejercicio de los recursos, por operar al margen de la ley y usar a las bases magisteriales como moneda de cambio política y electoral. Sin embargo, existen dos secciones que resaltan por su desafortunado actuar: la 36 del Estado de México y la 31 de Tlaxcala.
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