Este extracto forma parte de una canción que escuché en mi práctica de yoga y que me remitió a aquello que ya se visibiliza con gran fuerza en nuestro país: …
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En mi columna anterior comenté que era importante hacer un “corte de caja” de este gobierno en materia educativa, para saber qué herencia recibirá la próxima administración, encabezada por la Dra. Sheinbaum. También señalé que los dos indicadores educativos de mayor relevancia para un país son la cobertura y aprendizaje, que se matizan con el factor de equidad.
Varias preguntas surgen al considerar la continuidad de la 4T en educación. Entre ellas, destacan: ¿Qué es el Humanismo Mexicano? ¿Existe un Humanismo Mexicano? ¿Cuál es su origen?
Así como no hay doctrina sin fe, tampoco hay política sin ideología. Ésta es el cemento que organiza pensamientos. La ideología puede empujar a que las masas confíen en sus líderes y den credibilidad a sus dichos.
Si el que entra será un sexenio de “continuidad con cambio”, se tendrá que ser consecuente y congruente con ello. Esa consigna será también, en materia educativa, una prioridad.
De acuerdo con Guorui Fan y Thomas Popkewitz, la política educativa es un proceso de desarrollo organizado y tornadizo que surge, existe y se ajusta en el curso de las actividades escolares: una unidad estática y dinámica (en Handbook of Education Policy Studies: Values, Governance, Globalization, and Methodology. Singapore: Springer).
Se acerca el 15 de mayo y con ello la celebración del Día del maestro en nuestro país; como ya es una costumbre, ese día con bombo y platillo se anunciará un “fabuloso incremento salarial” y mejoras laborales y profesionales para todos los trabajadores de la educación. Desde luego, las palmas de los tradicionales aplaudidores sindicales no se harán esperar y con sonrisas de ojera a ojera, sabedores de que gozarán de las mieles de Senado en próximas fechas, se pondrán, una vez más, a los pies del presidente de la República.
Las cuentas de la 4T en educación despliegan números rojos con sus estadísticas. Así lo expuse en un artículo anterior (26.02.2024), que demuestra el estancamiento de la matrícula nacional, la crisis de la eficiencia del sistema (en porcentaje egresan de licenciatura los mismos que en los “periodos neoliberales”), las tribulaciones del abandono en bachillerato y la parálisis del financiamiento durante la transformación lopezobradorista.
Es tiempo de balances a la transformación educativa prometida por la 4T. El sexenio continúa, pero con datos podemos adelantar juicios e hipótesis.
Dentro de nuestra frágil democracia, el movimiento de estudiantes que demanda la restitución de las becas de posgrado está creciendo y es razonable que así ocurra.
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