Para tener rumbo, es preciso saber dónde estamos. Esta administración, luego de un periodo dedicado a las modificaciones legales con el fin de lograr una nueva reforma educativa —pragmática, no …
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Se esperaría que la Secretaría de Educación Pública (SEP) de nuestro país planteara una serie de políticas, programas o acciones acordes a las demandas y/o exigencias que depara el mundo actual; sin embargo, el anacronismo ha sido una de las características que, desafortunadamente, se han evidenciado con mayor claridad en lo que va de este sexenio porque, mientras ese mundo camina hacia una dirección, esta dependencia simple y llanamente no se mueve, por el contrario, se mantiene en el mismo lugar o, a veces, como en el caso que nos ocupa, retrocede.
Anteriormente, comenté sobre la poca visibilidad que tiene la educación para la mayoría de los mexicanos, por lo que me propuse ofrecer información básica de algunos de sus temas fundamentales.
Quienes tienen la fortuna de estar insertos en el sector educativo, de sobra saben que una vez que termine el periodo vacacional de marzo o abril, mejor conocido como de “Semana Santa”, el camino hacia la culminación del ciclo escolar se aproxima a pasos agigantados.
En los últimos años se ha incrementado el contenido que se produce en las redes sociales como Facebook o TikTok relacionado con las vacaciones a las que tienen derechos los trabajadores de la educación y que, como sabemos, están contempladas en el calendario escolar.
El prolongado deterioro educativo en México, acentuado en los últimos años, requiere urgentemente de propuestas por parte de las candidatas presidenciales.
Este libro es una síntesis de las reflexiones realizadas durante los últimos 5 años sobre el cambio curricular y la descripción de la cultura escolar de la educación básica en México. Y es también el producto de múltiples ejercicios de análisis y observaciones sistemáticas efectuadas sobre estos dos campos de problematización.
Si en la primera parte del sexenio la atención se centró en quitar los elementos de empalme entre la evaluación y lo laboral, sin tocar la estructura de la reforma educativa (sic) de Peña Nieto, es decir: la nueva reforma fue pragmática, no programática; y la segunda estuvo signada por la pandemia y la solución centralista de realizar en la educación básica, a lo la
Aprendí a leer con el libro de español de lecturas de primer grado, de color amarillo, impreso a media carta, con pastas duras, todos lo conocemos como “el libro del perrito”, material que fue elaborado por el Programa Nacional para el Fortalecimiento de la Lectura y la Escritura en la Educación Básica, con la colaboración de la Dirección General de Materiales y Métodos Educativos, ambos de la Subsecretaría de Educación Básica.
El tiempo, inexorable como lo es, avanza y el final del sexenio se aproxima; con ello, seguro estoy, en las próximas semanas y meses irán surgiendo varios análisis de propios y extraños, interesados, desde luego, en lo que sucede en el ámbito educativo de nuestro país.
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