La reforma educativa de 2013 acotó la participación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en asuntos educativos —aunque no de forma total, menos en la política de …
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Está claro que en aquellos países que hoy en día han desarrollado culturas más avanzadas en lo económico, social y político, ha sido gracias a la educación, al papel prioritario que esta ha tenido en el desarrollo de las personas y un rasgo que les caracteriza en primer lugar, es el aprecio, la confianza y el respeto que la sociedad le manifiesta en lo público y en lo privado, lo cual genera por mucho, las condiciones para que su desarrollo profesional realmente construya mejores realidades.
La revaloración social del magisterio no es algo nuevo, la hemos escuchado muchas veces, cuando menos desde los años noventa. Recordemos: ése era uno de los propósitos del Acuerdo Nacional de Modernización de la Educación Básica y Normal (ANMEBN) de 1992, luego de una década brutal de reducciones en los ingresos docentes.
Varias propuestas educativas del actual gobierno federal no fueron originales o reconstituyentes, sino descalificadoras y reivindicativas. La ciudadanía tiene un año más para ver si esta narrativa popular puede ligarse con buenos resultados.
Aunque el anuncio presidencial del aumento de 8.2% en el salario de las y los maestros fue bien recibido por buena parte de este sector, en otro, el del magisterio crítico y reflexivo, quedaron muchas dudas que no han sido del todo aclaradas, particularmente por parte de la autoridad educativa y del Sindicato nacional, encargados de las negociaciones del pliego petitorio magisterial.
Vivimos en un país sui géneris, donde el Sistema Educativo solicita a sus maestras y maestros, registren las evaluaciones/calificaciones de sus estudiantes en una plataforma justo un mes antes de que concluya el ciclo escolar. Un proceso que, por donde quiera que se mire, tiene varias aristas de análisis, sin embargo, me limitaré a señalar algunas de ellas porque, como parece obvio, el tema que me ocupa tiene que ver con un aspecto fundamental dentro de lo que hemos llegado a conocer con el nombre de Nueva Escuela Mexicana y por lo que, en próximas fechas, se estará trabajando en los Consejos Técnicos Escolares (CTE) en todo el territorio mexicano.
En nuestra realidad sociocultural siguen presentes situaciones cotidianas relacionadas con la vida personal y profesional de las maestras. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, al cuarto trimestre de 2020, había 1.2 millones de maestras y maestros en la educación básica, de los cuales 878 mil son mujeres (69.9 por ciento) y 378 mil, hombres (30.1 por ciento).
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