En mayo de 2018, el eterno candidato a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, aseguraba que habría justicia para los 43 estudiantes normalistas desaparecidos la noche del …
@2022 – Designed and Developed by Xalapasoft
A lo largo de sus 100 años de existencia, las normales rurales se han caracterizado por ser instituciones abiertas para que los sectores más empobrecidos del país accedan a una educación superior vinculada a las necesidades de las comunidades donde se encuentran, así como a sus luchas históricas en búsqueda de mejores condiciones de vida. Esta tradición normalista no podría ser concebida sin la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), constituida en 1935 y heredera del proyecto educativo cardenista, la cual ha tenido que luchar contra todo para mantener vivas a las escuelas, pese a las campañas de desprestigio y la recurrente represión gubernamental.
He venido pensando en este tema en las últimas semanas, especialmente cuando observo diversas publicaciones carentes de ética donde la comunicación mediática, la política, los poderes fácticos y el periodismo suelen estar al servicio del poder, lo que implica todo un reto educativo.
El martirio comenzó la noche del 26 de septiembre de 2014: ¡No disparen, somo estudiantes!, ¡ya mataron a uno, háblenle a la ambulancia!, ¡porqué recogen los casquillos!, fueron algunos de los tantos gritos desgarradores que emanaron de las bocas de los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa en el estado de Guerrero.
Revista Aula. Revista de periodismo y análisis especializado en temas educativos que fortalece el debate de manera libre y plural.