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El gobierno de la ciencia en México. Una retrospectiva/VIII: La rearticulación del sistema en los setenta.

by Roberto Rodríguez Gómez
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Después de el Instituto Nacional de la Investigación Científica llegó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, además de un creciente apoyo a la educación superior durante la administración

En el sexenio del presidente Luis Echeverría Álvarez se desarrollaron varios procesos tendientes al fomento de las actividades de investigación científica y desarrollo tecnológico. Como primer paso, la creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el Conacyt, en reemplazo de su antecedente, el Instituto Nacional de la Investigación Científica (INIC, 1961-1970). En diciembre de 1970 se aprobó el decreto de creación.

Al frente del Conacyt fue designado el ingeniero Eugenio Méndez Docurro quien, en ese momento, ocupaba el cargo de secretario de Comunicaciones y Transportes (SCT). Su designación parecía afortunada al tomar en cuenta sus antecedentes como director del IPN (1952-1962), vocal ejecutivo del INIC (1965-1970), impulsor del Cinvestav y coordinador del proyecto que dio lugar al Conacyt. Sin embargo, solo permanecería al frente del organismo un par de años ante la imposibilidad de ejercer simultáneamente esa responsabilidad con la conducción de la SCT. Fue reemplazado por el economista Gerardo Bueno Zirión, quien ejerció la dirección hasta el fin del sexenio.de Estado (Educación Pública, Industria y Comercio, Hacienda, Agricultura y Ganadería, y Salubridad y Asistencia), con el titular de la SEP en calidad de presidente del órgano de gobierno. También con carácter permanente, el rector de la UNAM, el director del IPN y el director del Conacyt. Como miembros temporales (dos años improrrogables), dos rectores o directores de IES estatales, un titular de organismo descentralizado o de empresa de participación estatal y un representante del sector privado.

Una segunda vertiente en la rearticulación del sistema fue el apoyo a la educación superior en el periodo. Durante esa gestión se crearon seis nueva universidades públicas: la Autónoma de Ciudad Juárez (1973), la Autónoma Metropolitana (1973), la Autónoma de Aguascalientes (1974), la Autónoma de Chiapas (1974), la Autónoma de Baja California Sur (1975) y la Autónoma de Tlaxcana (1976). Además, se decretó la autonomía de la Universidad de Sonora (1973), el Instituto Tecnológico de Sonora (1975) y las universidades agrarias de Chapingo (1974) y Antonio Narro (1975). Se creó la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea (1975), se estableció el Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo (1973), se autorizó el establecimiento de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales México (1976), y se financió la construcción de las instalaciones de El Colegio de México (1976). Por otra parte, se inauguraron 23 institutos tecnológicos regionales, ocho tecnológicos agropecuario y uno pesquero. En el IPN se creó la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas (UPIICSA), se ampliaron las instalaciones de Zacatenco y se formaron varios centros de investigación. La UNAM recibió un subsidio creciente aplicado a la construcción de cinco planteles del Colegio de Ciencias y Humanidades, la Universidad Abierta, y las primeras obras del proyecto para el subsistema de investigación científica. En consecuencia, la matrícula nacional de educación superior se duplicó en el sexenio al alcanzar la cifra de medio millón de estudiantes de licenciatura y posgrado al final del periodo.

La tercera vertiente renovadora consistió en la creación de centros e institutos de investigación adscritos al Conacyt: En 1971, el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, El mismo año, el Fondo para el Desarrollo de Recursos Humanos (FIDERH), mediante un fideicomiso administrado por el Banco de México, para otorgar becas crédito para estudios de posgrado en áreas de ciencias exactas, naturales y sociales.

En 1973 se estableció el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese, Baja California, 1973), y el Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Cisinah, Ciudad de México). El año siguiente (1974), otros dos centros, un instituto, así como un importante servicio de apoyo a la investigación científica dentro del Conacyt, el IFOTEC. Los centros fueron: el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE, Ciudad de México), y el Centro de Investigación en Materiales Avanzados (Chihuahua). Además, el Instituto de Ecología (INECOL, Ciudad de México, 1974). En 1975 se fundó el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR, Baja California Sur y el Instituto Mexicano de Investigaciones Siderúrgicas (IMIS, Coahuila, 1975). En 1976, fueron instituidos el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATJ, Jalisco), el Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA, Coahuila) y el Centro de Innovación Aplicada en Tecnologías Competitivas (CIATEC, Guanajuato).

Como proporción del PIB, el gasto en ciencia y tecnología pasó de 0.18 por ciento a 0.29 por ciento, por cierto, la misma proporción que exhibe en el presente. El número de becarios de posgrado pasó de 600 a 3 mil 600 en el sexenio. Además se inició la tarea de planeación de mediano y largo plazo en materia de ciencia y tecnología a través de los programas nacionales indicativos: ciencias básicas, demografía, ecología, ecodesarrollo, salud, alimentación, zonas áridas, entre otros.

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