En la década de los noventa, recuerdo haber escrito un ensayo sobre “Las muertas de Juárez”; un tema del que poco se hablaba en algunos espacios sociales y académicos o …
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El pasado 23 de febrero de 2023, fueron publicados en el Diario Oficial de la Federación (DOF), los Lineamientos generales para la innovación en los materiales educativos impresos dirigidos a estudiantes de preescolar, primaria y secundaria que contribuyan a la mejora de la educación de las escuelas, cuyo objeto radica en el establecer elementos que podrían contribuir en los procesos de innovación pedagógica, didáctica y editorial en los materiales educativos impresos para estudiantes, emitidos por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y las secretarías de educación – o instancias homólogas – en las entidades federativas, para apoyar, complementar y profundizar la puesta en práctica del plan y programas de estudio de preescolar, primaria y secundaria y con ello favorecer los procesos formativos que se desarrollan en las escuelas
Como es bien sabido por el magisterio, con la imposición de la reforma educativa de 2013, al extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) se le asignaron otras atribuciones de las que desde el 2002 tenía contempladas, pero también, se constituyó la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD), con la finalidad de disponer de una estructura jurídica y organizativa que asegurara que el ingreso, promoción, reconocimiento y permanencia de docentes y directivos, permitiera acreditar sus capacidades en sus respectivas funciones. Todo ello, según se dijo, con el propósito de “transformar” el sector educativo colocando al centro un Sistema Nacional de Evaluación que impulsara la mejora de la calidad de la educación pues, prestar servicios de calidad, fue una de sus metas
¿Cómo desmontar un modelo que durante tres décadas se introdujo hasta los huesos del Sistema Educativo Mexicano? Fue una de los cuestionamientos que formulé en un texto que escribí en marzo del año pasado. Dicho cuestionamiento surgió por lo que pudimos observar, escuchar o conocer en las distintas Asambleas que la Secretaría de Educación Pública (SEP) organizó con la intención de analizar el Plan de Estudios 2022 mediante las distintas voces que participaron a lo largo y ancho de la República Mexicana.
Quienes conocen de cerca el terreno educativo, particularmente, quienes han tenido la oportunidad de estar dentro de un salón de clases, saben que las maestras y los maestros, a partir de las sugerencias u orientaciones contenidas en un plan de estudio y en su respectivo libro para el maestro, emplean, por ejemplo, los libros de texto gratuitos con distintos propósitos, ya sea como instrumentos que les permiten a los estudiantes recuperar algunos datos o información sobre un contenido, para leer alguna lectura sobre un tema en específico, o bien, como herramientas de trabajo en virtud de los problemas matemáticos que ahí se encuentran, los cuestionarios que se presentan para que sean respondidos después de una lectura, para el llenado de algún cuadro que implique recoger información de las familias, lugares o comunidades en las que viven, etcétera.
Desde hace varios años, el tema de la autonomía profesional del magisterio se ha podido escuchar a través de los discursos que han pronunciado diversos funcionarios públicos que han puesto sus pies en las oficinas de la Secretaría de Educación Pública (SEP); sin embargo, tal cuestión, escasamente se ha podido leer con claridad en los planes de estudio de las reformas educativas de los últimos 20 años, particularmente, en los planes 2011 y 2017. Como es obvio, el simple hecho de reconocer que el docente es un profesional de la educación y, por tanto, goza de esa autonomía para desarrollar las acciones que considere convenientes en su escuela o aula, genera simpatía y, hasta cierto punto, aplausos para quien las expresa en un momento determinado. Sin embargo, la realidad nos ha demostrado que, mientras en el discurso se plantea que las maestras y maestros son autónomos, la realidad de las cosas es que muchas veces dicha autonomía se ve seriamente limitada por las disposiciones normativas y administrativas que las autoridades educativas emprenden con la finalidad de, por ejemplo, desarrollar un proceso de enseñanza y aprendizaje apegado a esos marcos normativos y administrativos que no necesariamente trae consigo beneficios en y para los estudiantes.
Algunos comentarios que han sido recurrentes en las escuelas de nivel básico, justo en el momento en que se desarrollan las sesiones de los Consejos Técnicos Escolares (CTE) desde que comenzó a dialogarse sobre el Plan de Estudio 2022, tienen que ver con las semejanzas y diferencias que significa construir el Programa Analítico y el Programa Escolar de Mejora Continua (PEMC); dos programas que, si bien es cierto coinciden en eso, en ser “programas”, pero que difieren dada su naturaleza e intención de la que se derivan.
De entrada, advierto, que las siguientes líneas no pretenden establecer una verdad absoluta en torno a un tema que, desde luego, tiene varias aristas de análisis; tampoco sugieren que, desde este espacio, se le esté haciendo el trabajo a la Secretaría de Educación Pública (SEP) en razón del mismo tema que me ocupó a escribirlas; lo que sí pretende generar, es un momento de reflexión sobre lo que en los últimos días se ha hablado mucho en el sector educativo y que ha generado una serie de interpretaciones al interior de los colectivos docentes derivado del Taller Intensivo de Formación Continua que se desarrolló, del 2 al 6 de enero, en la mayoría de los estados de la República Mexicana, me refiero al programa analítico y la planeación didáctica. Aspectos que, como se sabe, fueron confundidos, en principio, por la Secretaria de Educación, Leticia Ramírez y, posteriormente, en los Consejos Técnicos Escolares (CTE), en virtud de la desorganización que prevalece en la SEP en cuanto a los tiempos en los que emite las orientaciones para que sean trabajados en estos espacios por las maestras y maestros.
El siguiente texto fue expuesto por un servidor, en la Mesa de Análisis denominada Perspectivas de la reforma curricular 2022 que, el pasado 19 de enero de 2023, se transmitió por las plataformas de Educación Futura y Revista Aula. En ésta también participaron: Catalina Inclán, Irma Villalpando, Sergio Martínez y el periodista Erick Juárez. Espero sea de interés de quien lo lea, pues refleja un análisis de diversos momentos por los que ha transitado el Plan de Estudios 2022, desde su primera versión, hasta el desarrollo de los Consejos Técnicos Escolares de los primeros días del mes de enero de este año.
El tema que hoy nos ocupa, Los dilemas de la desesperanza. Impacto del Marco Curricular 2022 en el Trabajo Docente, deseo abordarlo empleando tres metáforas que, de alguna forma, intentarán trasladar algunas reflexiones educativas a la realidad que, desde mi perspectiva, son parte del análisis que he venido realizando desde que conocimos la propuesta curricular denominada Marco Curricular y Planes de Estudio 2022 de la Educación Básica Mexicana. Propuesta que, como sabemos, se encuentra en construcción y que ha generado diversas reacciones, de diferentes actores y en diversas latitudes
Revista Aula. Revista de periodismo y análisis especializado en temas educativos que fortalece el debate de manera libre y plural.