Eduardo Grajales
En el marco del Foro de Análisis “Democracia Sindical” convocado por la CNTE, el escritor Luis Hernández Navarro disertó una oportuna ponencia de la realidad que vive el sindicalismo magisterial mexicano, en momentos convulsos en los que el SNTE se va fragmentando de a poco, derivado de una enfermedad que todavía padece: “la plaga naranja”, como la denominó el también articulista de La Jornada.
Ante decenas de maestros de la Coordinadora, el sub director de ese medio informativo, que recientemente evidenció a través de una entrevista, el perfil maniqueo de Alfonso Cepeda Salas, expuso el panorama complicado que vive el sindicato más grande de América y que en últimos años se ha desfigurado, pues no representa lo que en sus orígenes.
Con números y datos de las últimas elecciones seccionales, el periodista explicó la forma en la que opera la maquinaria electoral del SNTE, que hoy ha venido aplastado prácticamente y derivado de la división y al abstencionismo de buena parte del magisterio, a las expresiones democráticas que decidieron ir a la batalla con reglas electorales disparejas, donde la dirigencia actual pone y dispone, si no gana arrebata, y al que se queja lo reprende.
“La naturaleza de esta democracia ventrílocua, de esta plaga naranja consta de tres elementos importantes. El primero es que, si un sector social tiene experiencia en la organización de elecciones fraudulentas es el magisterio charro. No es una expertis que hayan adquirido de repente… Son expertos en urnas embarazadas, ratones locos, acarreos, lo han venido practicando durante mucho tiempo y ahora lo han echado a andar en las elecciones sindicales”, detalló Navarro al retratar ejemplos del cómo han sido las elecciones seccionales en Yucatán, Nuevo León, Ciudad de México, entre otras entidades.
De esta manera, detalla el articulista, la actual dirigencia desde sus inicios se curó en salud al modificar ilegalmente los estatutos del SNTE, y a partir de ello, ha hecho lo que ha querido con la norma electoral y con la institución, donde pone y quita a las autoridades electorales, establece y modifica las reglas, y le da igual respetarlas o no, además de financiar bajo su propio criterio al candidato que mejor le convenga.
“¿Eso es democracia electoral? ¿Eso es piso parejo?” cuestionó a la audiencia, la cual considero que no, y que lo que ha quedado de manifiesto es un verdadero desaseo, a lo que Navarro llamó “un auténtico cochinero. Y es que hay que ser cochi, pero no tan trompudo, como dicen…”, bromeó el articulista.
En ese sentido, expuso que esta ilegal actividad ha contado con el silencio cómplice de autoridades como la Secretaría del Trabajo y del Tribunal de Conciliación y Arbitraje que se han hecho de la vista gorda, para no sancionar. Mientras tanto, agregó, varias expresiones magisteriales frustradas por no encontrar respuestas buscan ya otras opciones para acabar con la imposición y la farsa, como convocar a nuevos estatutos, dividirse del SNTE o crear nuevos sindicatos independientes, como en Veracruz, donde ya son 98 los creados.
Lo expuesto por el escritor es una realidad latente que desde el inició de la administración el magisterio ha venido señalando reiteradamente, sin que hasta ahora exista un posicionamiento real por parte de las autoridades gubernamentales en la materia, que razones más, razones menos, han dejado pasar la problemática que ya está alterando la gobernabilidad al interior del SNTE.
Lo anterior, seguramente ha encendido las alarmas en Palacio y explica lo que motivó al presidente a designar a un ex cuadro de la CNTE, como la maestra Leticia Ramírez, a la titularidad de la SEP, desde donde seguramente no tardarán en tomar cartas en el asunto, diagnosticando la situación, revisando las formas de como entrarle a un toro difícil, un avispero que, si no se atiende o se atiende mal, puede significar una bomba de tiempo difícil de desactivar. Y peor, en pleno periodo pre electoral.
Si queda dudas de lo anterior, no más hay que remontarse al sexenio pasado que colapso abruptamente por no saber operar en un sector tan diversamente ideologizado como lo es el magisterio mexicano. Veremos.