El siguiente texto es una síntesis de las conclusiones que esta semana escribí para mi libro: “El concepto de competencias en los cambios curriculares de la educación básica en México …
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Si el que entra será un sexenio de “continuidad con cambio”, se tendrá que ser consecuente y congruente con ello. Esa consigna será también, en materia educativa, una prioridad.
En mi colaboración anterior (Educación, pensamiento creativo y formación docente), me referí a la evaluación del pensamiento creativo que realizó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y que fue aplicada a través del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA), en su versión de 2022, y cuyos resultados se dieron a conocer en diciembre de 2023, en una primera parte, (problemas sobre comprensión lectora, pensamiento matemático y pensamiento científico), y el 18 de junio pasado en la parte relacionada con el pensamiento creativo, con situaciones cognitivas diseñadas para estudiantes de 15 años, de 64 países.
Este año académico 2023-2024, que cierra en unas semanas, ha sido generoso y de importantes cosechas editoriales, porque me ha dado la oportunidad de terminar un libro sobre el que ya había trabajado durante los últimos años. Me refiero a la obra que lleva por título “Cambio curricular y cultural de la educación básica en México”, del que ya se dio a conocer, hace tres meses, la sección denominada presentación. Por cierto, ese libro ya fue entregado a la casa editorial, cuyo nombre no revelo hoy porque será una sorpresa.
Tanto la semana pasada como el miércoles de ésta la doctora Claudia Sheinbaum, virtual presidenta electa, informó que dará a conocer el gabinete del siguiente gobierno federal, 2024-2030, hasta la próxima semana.
Los y los analistas políticos, la comentocracia y demás observadoras y observadores del sistema político mexicano se preguntan ¿Qué pasó en las elecciones 2024? ¿Qué sucedió como para que se dieran esos resultados tan contrastantes y apabullantes? ¿Por qué tanta diferencia?
En la coyuntura del conflicto en la UNAM, de 1986, que estalló debido a la imposición de políticas públicas privatizadoras (aumento de cuotas y eliminación del pase automático, entre otras medidas) durante la rectoría del doctor Jorge Carpizo, se dio la emergencia de un movimiento estudiantil que rechazó esas medidas y que se colocó en defensa de la educación pública. Algunos de las y los líderes estudiantes de ese movimiento eran representantes ante el Consejo Universitario de la máxima casa de estudios.
El doctor César Coll Salvador es profesor emérito de la Facultat de Psicología de la Universitat de Barcelona, en el Departamento de Cognición, Desarrollo y Psicología de la Educación. Uno de sus libros más leídos en círculos de la investigación educativa mundial es “Psicología y Currículum” (Paidós, 1991).
Ser docente, es decir, maestra o maestro en cualquier nivel educativo, es mucho más que “dar clase”, porque esta vocación no consiste en hacer el papel de un “proveedor” ni al estudiante le corresponde el papel de “recibir”, porque no es ningún “cliente”. No, lo significativo de esta relación educativa va más allá de esa simplificación.
Antier envié el siguiente mensaje a mi amigo, compañero y colega Ángel de la Mora (el “Gramsci de Guadalajara”, le digo), profesor de secundaria en el estado de Jalisco, cuando mostró una imagen de participación en los Juegos Magisteriales de su entidad: “Estimado Ángel de la Mora: Qué bien que maestras y maestros hagan deporte, pero ¿Por qué los juegos magisteriales no se realizan en sábados y domingos? Para que no se suspendan las clases. Las niñas y los niños seguramente lo agradecerán. Salu 2″.
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