El proyecto vincula a abogados novatos con personas de bajos recursos que requieran asistencia legal
El lunes 13 de febrero participé en una reunión con representantes del proyecto formativo de la Incubadora en Asia, Europa, Norteamérica y Latinoamérica convocada por Fred Rooney, con el propósito de establecer contacto, motivar las interacciones y fomentar el intercambio de prácticas relacionadas con la internacionalización de las incubadoras legales.
El proyecto formativo de la incubadora legal surge a partir de la experiencia recabada de un movimiento que surgió en Estados Unidos con la intención de conectar la formación práctica de los abogados novatos con la provisión de una asistencia legal y asequible para clientes con bajos ingresos. Con la presencia de los graduados de CUNY (Universidad de Nueva York) se crea la Red Comunitaria de Recursos Jurídicos (CLRN) para mejorar la experiencia de sus practicantes en solitario y de pequeñas empresas, buscando responder a los requerimientos de la profesión, a las necesidades de la comunidad y al mejoramiento de la educación legal.
A pesar de que la incubadora de CUNY ya no existe, a raíz del éxito de este proyecto, Fred Rooney, creador del movimiento de las incubadoras a nivel global, ha trabajado en estrecha colaboración con muchas escuelas de derecho para ayudarles a conceptualizar sus incubadoras no sólo dentro de su tierra natal (Estados Unidos), sino también ha estado en varios países de Latinoamérica, Asia y Europa destacando las características de estos programas de postgrado e impulsando su creación y desarrollo.
El número de incubadoras en todo el mundo ha ido creciendo: cuarenta incubadoras establecidas en los Estados Unidos, en República Dominicana, Pakistán, Bulgaria, Palestina, la India que se han ido conformando de manera diversa dependiendo del propósito para el cual son fundadas; algunas pueden tener requisitos de especialización temática, el dominio de otros idiomas, alguna experiencia en un aspecto concreto, pero siempre enfocadas en la atención a la población en condiciones vulnerables en esas regiones en específico, procurando siempre, ofrecer la mayor cantidad de servicios.
Se suelen integrar abogados que planean ejercer en diferentes áreas del derecho, los que tienen el objetivo de crear sus propios despachos, así como los interesados en la representación de personas de bajos ingresos. Todos los participantes reciben capacitación legal en temas jurídicos esenciales de parte de maestros experimentados (mentoría) y un ejercicio permanente entre teoría y práctica en una formación in situ y cara a cara durante el período de incubación, tomando en cuenta los propósitos generales para los que fue creada: hacer cumplir el principio de libertad, igualdad y justicia para todos y que los licenciados en derecho puedan tener los conocimientos prácticos para crear y dirigir su propio despacho de una manera económicamente viable, manteniendo tasas suficientemente bajas como para estar al alcance de las comunidades de bajos ingresos .
Dado que se han emulado estos programas en diversos lugares, instituciones y organizaciones, ya no existe el modelo inicial de la incubadora, sino que hay varias formas de incubadoras que van tomando sus formas, características y propósitos dependiendo de las necesidades del contexto en el cual fueron creadas. He seguido de cerca la puesta en marcha de varias de ellas y he investigado con mayor profundidad la creada en República Dominicana: el Centro Comunitario de Servicios Legales (CECSEL), en donde se visibiliza la pertinencia del proyecto por el alcance, la sensibilidad y los saberes recabados por sus integrantes en cuanto a los requerimientos legales de la profesión y a las competencias necesarias que requieren para el desarrollo de sus prácticas, estrechamente ligadas a las necesidades de la comunidad dominicana.
Si bien varias instituciones y organizaciones en el mundo, tienen proyectos similares relacionados con el ejercicio in situ de las profesiones, este proyecto se distingue por el fomento del ejercicio de la abogacía como una actividad humana, sensible y justa, promoviendo una profunda sensibilidad especialmente con los que menos tienen enfrentándose con las mayores problemáticas sociales prevalecientes en el entorno en el que se desarrollan y realizando prácticas sociales legales independientes y pro activas.
En esta internacionalización del proyecto colaboramos : Fred Rooney, creador e impulsor de las Incubadoras Legales a nivel Global; Lauren Solomon, de Emprendedores Legales para la Justicia de la Incubadora Legal en Colorado; Mark Atkinson, director de la Incubadora para la Práctica Legal y la Innovación; Katherine Quezada, abogada dominicana especializada en leyes digitales; Eugen Ghiță, experto del Centro Europeo de los Derechos Humanos de los romaníes ; Arohi Kashyap y Abha Kashyap, especialistas de la práctica legal internacional en la India; Anne-Marie Rábago, fundadora y directora de Modern Juris LLC; Daniela Mihaylova, abogada y fundadora de la Incubadora Legal en Bulgaria; Faiza Farooq, CEO del Centro Nacional de Incubación Legal de Pakistán y el Profr. Ganesh Hingmire, arquitecto principal del Programa Legal en la India. Sin duda, muchas experiencias y aprendizajes por compartir.
Publicado originalmente en: https://www.e-consulta.com/opinion/2023-02-16/proyecto-formativo-global