La Navidad es una de las fiestas más populares en todo el calendario cristiano, que ha sufrido una evaluación histórica como tradición milenaria y muchas de sus manifestaciones han sufrido a través del tiempo, un proceso de simbiosis con tradiciones paganas y de compleja elaboración tanto en lo teológico como en su expresión pública y popular, pero siempre relacionada con un hecho concreto: el nacimiento de Jesús en Belén.
El nacimiento de Jesús es un hecho del cual tenemos pocos conocimientos, lo que sí sabemos es que la iglesia eligió estratégicamente una serie de fechas para celebrar las fiestas navideñas, ya que era mucho más sencillo cristianizar ciertas tradiciones milenarias de diversos pueblos para sustituirlas por estas, la elección del 25 de diciembre como fecha de nacimiento, se realizó bajo la base del simbolismo del solsticio de invierno, un hecho con gran significado para muchas religiones y cosmovisiones antiguas (Botte, 1964).
El origen de la Nochebuena y de la comida de la Navidad, tiene un origen que se relacionan históricamente con la celebración de los Saturnales de los romanos, con los que recibían el año nuevo que tenía un carácter festivo. Durante muchos siglos, principalmente en Europa, la dieta se compuesto de pan, hortalizas, verduras, legumbres secas, carne de cerdo, queso, leche, cerveza y vino, lógicamente la variedad era mayor con los nobles, en la que se adicionaban muchos más alimentos (Botte,1964). Actualmente los alimentos en las festividades, dependen de la economía de cada hogar, de las tradiciones y costumbres familiares y hasta la mercadotecnia que subsiste en esta época.
A lo largo de los años, la humanidad se ha ido diseñando, creando, configurando e instituyéndose a sí misma de manera infatigable en un proceso constante que no se agota ni se agotará. Las sociedades, en diversas épocas, han mutado, así como sus instituciones, sus significaciones imaginares (valores, normas, creencias, etc.) y sus fines también lo han hecho correlativamente.
Nuestra época, por ejemplo, está marcada profundamente por la omnipresencia y omnipotencia del capital, la técnica, lo razonable, lo cuantitativo y lo tecnológico, a su vez las sociedades que habitan en este espacio de tiempo se han transformado: consumistas, individualistas, superfluas, efímeras (Castoriadis), líquidas (Bauman) o de espectáculo (Debord). (Riffo y Pavón, 2016).
Podemos observar a nuestro alrededor y darnos cuenta que hay muy pocos espacios para la creación, para el desarrollo de la imaginación y que mucho de esto tiene que ver con los imaginarios sociales que, por ejemplo, la institución de la iglesia o del capitalismo, han legitimado socialmente. Desgraciadamente, estas fiestas son magnificadas por un modelo capitalista que mucho se basa en el consumismo dejando poco espacio para la reflexión filosófica profunda del ser humano y su entorno.
Aún así y a pesar de todo, la celebración del nacimiento de Jesús nos invita a amar a todos por igual en sus diferencias, a seguir construyendo de manera colectiva el árbol de los saberes y de la amistad desde nuestros grandes o pequeños espacios recordando, acorde con la reflexión compartida en nuestra Red Iberoamericana de Investigación en Imaginarios y Representaciones RIIR, de no ver a los demás como enemigos, sino como apoyos y oportunidades de aprendizaje , solidaridad y amistad, reflexionando que la historia se nutre y se transforma gracias al debate, a la reflexión crítica, a la democracia y la defensa de la equidad, pensando el mundo desde los imaginarios y las representaciones como lentes que nos permiten visibilizar y comprender los complejos escenarios de la realidad social.
Un abrazo afectuoso en estas fiestas y les invito a amar a todos por igual, sin importar nuestras diferencias.
Referencias
Botte, B. (1964) Los orígenes de la navidad. Madrid. p. 87-88
Riffo Pavón, I. (2016). Una reflexión para la comprensión de los imaginarios sociales. Comuni@cción, 7(1), 63-76.