A caso la Nueva Escuela Mexicana no sea un proyecto, sino una ilusión. El cambio curricular y el paquete de nuevos libros de texto no representa una mudanza gradual ni sólo una reforma pedagógica. Apunta a lo que algunos llaman un cambio de paradigma, algo que aspira a trasformar de raíz la esencia de la escuela mexicana: la labor de docentes y alumnos en el aula. Pretende construir un nuevo conocimiento oficial. Además, a velocidad supersónica.
Los planteamientos que la SEP comenzó a divulgar en febrero de 2022 generaron recelo de varios segmentos sociales y dudas entre el magisterio. Recelos y dudas que se convirtieron en oposición activa cuando la nueva familia (como le llamaron en la SEP al paquete) de libros de texto gratuitos comenzó a circular, con todo y el secreto en que se mantuvo.
Claro, el presidente Andrés Manuel López Obrador mete en su envoltorio retórico como conservador, neoliberal, reaccionario, con insultos, además, a quienquiera que exprese dudas sobre sus ideas. Pero esta vez la oposición llovió de todas partes. Por supuesto, comenzaron quienes siempre se han opuesto al libro de texto único y obligatorio, como la Unión Nacional de Padres de Familia y la Iglesia católica. Luego llegaron críticas de académicos, periodistas, organizaciones sociales y agrupaciones de maestros, en especial las cercanas a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Después vino la pugna política, mas envuelta en posturas legales. Quizás en la SEP nunca pensaron —incompetencia— que el procedimiento jurídico fuera importante ni pensaron que los amparos fuesen a proceder. Pero sí, procedieron e incentivó a partidos políticos y gobiernos de oposición a seguir el mismo camino. Y les ha ido bien, aunque también han logrado injurias del presidente López Obrador, como la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, y el ministro de la Suprema Corte, Luis María Aguilar.
Mexicanos Primero es la organización de la sociedad civil más activa en educación básica. Tiene opinión y la manifiesta en toda ocasión y circunstancia. No obstante, no había formulado juicios sobre los nuevos libros de texto, hasta este lunes. No hace una crítica severa ni cargada de ideología; por el contrario, utiliza un lenguaje mesurado y se apoya en el derecho de la infancia a que la educación sea progresiva, continua y aditiva. Además, el paquete de textos contraviene un acuerdo de la SEP, que establece que el plan de estudios sólo debió comenzar con primeros de primaria y secundaria, no en bulto.
Además, Mexicanos Primero, al igual que muchos otros observadores, anotó que la carga para los docentes será brutal. Además, tendrán que poner en práctica el nuevo plan sin entrenamiento previo. No será posible con sólo 85 pesos per cápita presupuestados para actualización docente en 2023. Hace otros señalamientos sobre inconsistencias pedagógicas, de organización escolar y cambio abrupto en planes y libros.
Mexicanos Primero usó capacitación en lugar de actualización; punto que sirvió a la secretaria Leticia Ramírez Amaya para responder con mordacidad. “Hay que decirle a Mexicanos Primero que ‘capacitación’ es una agresión contra profesionales”. Pero la SEP hizo a un lado los otros puntos críticos. Y, como apunta Carolina Crowley (en Educación futura), nadie explica a los maestros cómo problematizar, contextualizar, seleccionar, secuenciar y graduar contenidos. Ésa es la verdadera agresión.
Si reformas anteriores fracasaron o fueron echadas para atrás, a pesar de que planteaban canjes graduales en programas, libros y materiales, es ilusorio pensar que la Nueva Escuela Mexicana perdure más allá de lo que durará el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Cavilo que no habrá cambio de paradigma ni nuevo conocimiento oficial.