Cada 6 de enero celebramos el Día de los Reyes Magos y el Día Mundial de los Huérfanos de la Guerra como un tributo de amor y reconciliación entre nosotros, pues a pesar de que vivimos en un mundo consumista e individualista, todavía somos una inmensa mayoría quienes nos preocupamos por los más débiles y tenemos fe en la humanidad, centrada en el amor impulsada desde la escuela intercultural y solidaria para hacer frente a las grandes vicisitudes.
En ese sentido, ¿Qué significa la presencia de los Reyes Magos en nuestra vida cotidiana? Más allá de una fiesta tradicional y lindos regalos, esta significa la prolongación de la magia navideña protagonizado por los niños, regalándonos una sonrisa capaz de iluminar nuestros senderos e invitándonos a ver a los demás desde una mirada bondadosa y feliz, para crear un espacio más esperanzador de nuestra existencia.
Asimismo, el aniversario de los Niños Huérfanos de la Guerra, tiene origen en la Segunda Guerra Mundial que ocasionó millones de niños huérfanos y muchos de ellos sobrevivieron en los bosques, llamados “niños lobo” y es en memoria de ellos, el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia, (UNICEF), lidera esta efeméride invitándonos a preguntarnos, ¿Cuántos niños lobo habrá en nuestros países y qué estamos haciendo para ayudarlos?
Felizmente, ambas efemérides tienen como protagonista a los niños cargados de una inocencia capaces de sensibilizar el corazón más pétreo, colmándonos de bondad, para hacer de nosotros mejores personas y siempre dispuesto a ayudar a los demás y, es en las escuelas donde podemos crear una filosofía de ayuda a los más débiles, de lo contrario nuestra presencia terrenal se verá acortada.
En las escuelas trabajemos la Bajada de los Reyes en todas las asignaturas, desde el enfoque intercultural que hoy requiere el mundo para una tolerante convivencia, pues los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar quienes viajan felices hacia un mismo fin que es la de adorar a un bebé, simbolizan a todas las etnias del mundo conviviendo en armonía, alegría y tolerancia.
De la misma manera, con el caso de los huérfanos de la violencia, podemos desarrollar talleres transversales en la escuela, como el amor al prójimo, las habilidades blandas y la empatía hacia los niños quienes han perdido a sus padres en actos de violencia y desde las aulas, eduquemos en la ternura para construir una sociedad más amorosa como dijo Claudio Naranjo.
En este compromiso pedagógico, la sociedad civil estamos llamados a cumplir un rol protagónico según UNICEF, por ejemplo, podemos hacernos socios, realizar donaciones, así como crear grupos de voluntarios para ayudar a los niños huérfanos de las calles y los albergues para que tengan acceso a salud, educación, nutrición, un hogar y amor.
Para sintetizar, la fiesta de los Reyes Magos y el Día de los Huérfanos de la Guerra, simbolizan un mensaje de paz, amor, perdón y concordia entre todos nosotros y esta es la oportunidad de asumir nuestra responsabilidad, para construir un mundo más justo, donde podamos convivir en paz con nuestras diferencias, impulsando de las escuelas un espacio intercultural y solidario para asegurar nuestra supervivencia humana.
© David Auris Villegas. Escritor, columnista, pedagogo peruano y creador del ABDIV