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Yoga, una opción de vida

by Pluma Invitada
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María Teresa Galicia Cordero
María Teresa Galicia Cordero

Esta filosofía, método o práctica abre a niños, niñas y adolescentes el camino del autoconocimiento

Entre los grandes retos educativos se encuentra la implementación de estrategias que sirvan para mejorar la convivencia y la participación activa de los niños, niñas y adolescentes NNA en la escuela.

Los docentes siempre están en la búsqueda de estrategias sistemáticas para maximizar el aprendizaje, que también pueden ser desarrolladas por otros agentes educativos como la familia u otros especialistas del entorno de las NNA para el desarrollo de actividades y el establecimiento de rutinas dentro y fuera del entorno escolar.

La práctica de yoga, introducida primero como un juego de manera constante y gradual, les proporcionará una refrescante sensación de vitalidad y optimismo, es decir, les generará una actitud positiva y alegre para enfrentarse a las diferentes situaciones que se les presenten y les abrirá el camino del autoconocimiento (Moratalla et al.2019).

Existen evidencias de que los niños y niñas más pequeños también pueden practicarla. En la investigación “El yoga: estrategia para la mejora de la convivencia y de la participación activa en la vida social de la institución educativa en la etapa de educación inicial”, se describe la experiencia realizada en un centro educativo con alumnos del segundo ciclo de educación inicial (N=72) con los que se trabajó de forma fácil y divertida ejercicios de respiración y relajación propios de yoga.

La aplicación en el aula casi a diario de estos ejercicios de forma práctica y lúdica permitió comprobar cómo adoptan los niños actitudes mucho más tranquilas, menos tensas y de más autocontrol, favoreciendo su potencial creativo y de talento.

Los autores afirman que es aconsejable que los alumnos se adentren en estos ejercicios a partir de los tres años en adelante, pues a esa edad los pequeños pueden, en su mayoría, comprender lo que se puede esperar y lo que se quiere de ellos. Además, ya tienen la capacidad de realizar y controlar ciertos movimientos de su cuerpo, especialmente porque el yoga como expresión humana, implica reconocer que lo que mostramos o se encuentra en nuestro interior, es parte de la esencia de cada uno de nosotros y determina también lo que quieres ser a través de su práctica (Sadhaguru).

Esta práctica ha existido a través de la historia de la humanidad y en algunas civilizaciones actuales sigue siendo parte de su cosmovisión. En el Occidente actualmente existen fuertes evidencias científicas de que en nuestro organismo todo puede ser transformado desde las diferentes variantes que existen de esta disciplina, pero implica reconocer al yoga como un sistema que necesita de todo el involucramiento de la expresión de quien somos para que se realice esa transformación.

Cuando transformamos nuestro ser a partir de los diferentes movimientos y meditaciones que incluye el yoga, es posible observar cómo poco a poco, es el medio que permite cambiar la forma de ser de cada uno. Esa combinación de cosas incluyendo la sustancia kármica dentro del contexto de las enseñanzas espirituales, puede entenderse como la energía acumulada a través de las acciones, pensamientos y emociones de una persona a lo largo de sus vidas.

Somos más que nada, un tipo de compulsiones únicas, una energía que puede conceptualizarse como un registro o “huella” en la conciencia y que influye en nuestras experiencias presentes y futuras, determinando las circunstancias y desafíos que enfrentamos en una sociedad profundamente occidentalizada, donde el estrés está inmerso en nuestra vida cotidiana.

El yoga (palabra sánscrita que significa unión) es una filosofía, método o práctica contemplativa de renovación mental, física y espiritual que, tradicional, milenaria y originaria de la India, procura la armonización y comunión del yo individual (mente, cuerpo y espíritu) con el universo mediante el uso de posturas físicas, el enfoque de la mente y la conciencia de la respiración. Debido a su capacidad para reducir los niveles de estrés, comenzó a utilizarse en la intervención terapéutica y en el mantenimiento de la salud desde inicios del siglo XX.

Las experiencias derivadas de esta práctica, permiten afirmar que en el corto y mediano plazo (de acuerdo con el número de semanas, número de sesiones e intensidad en tiempo), las diferentes prácticas de yoga contribuyen a disminuir el estrés percibido y la ansiedad, en la medida en que aumenta el bienestar físico y mental (Escobar et al. 2021) y que además, también a los NNA, les proporciona una refrescante sensación de vitalidad y optimismo, una actitud positiva y alegre para enfrentarse a las diferentes situaciones que se les presenten y les abre el camino del autoconocimiento como una opción de vida presente y futura.

Referencias

Escobar-Domingo, María-José, Piedrahíta-Yusti, Isabela, Becerra, Lina, Moreno, Freddy, Ortega, José-Guillermo, & Moreno, Sandra. (2021). Relación entre la disminución del estrés académico y la práctica de yoga en estudiantes de las áreas de la salud. Revisión de la literatura. Universitas Medica, 62(4), 60-77.

Moratalla Isasi, Silvia, Carrasco Galán, Aránzazu, & Sánchez Romero, Cristina. (2019). El yoga: estrategia para la mejora de la convivencia y de la participación activa en la vida social de la institución educativa en la etapa de educación inicial. Educación, 28(55), 123-144.

¿Qué es yoga? Parte 1 de 3 Sadhaguru

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