Bienvenido este nuevo ciclo escolar en el que trabajaremos por enderezar este mundo al revés La escuela del mundo al revés es la más democrática de las instituciones educativas. No …
@2022 – Designed and Developed by Xalapasoft
Inicia un año difícil para nuestro país y para el mundo, no solamente por la desaceleración económica que pronostican los expertos sino, sobre todo, por el crecimiento inexplicable y altamente riesgoso de liderazgos basados en los prejuicios de raza, de clase o de ideología más que en el ejercicio de la inteligencia que busque comprender los graves problemas de estos tiempos de crisis civilizatoria para buscar soluciones para otro mundo posible.
Desde el legendario Big brother, creado por el empresario holandés John de Mol y producido por primera vez en México en el año 2002, hasta el reciente reality show llamado La casa de los famosos -del que desconozco detalles porque nunca lo vi ni me interesó indagar en qué consistía su dinámica- pasando por las ocho ediciones del programa referido -entre el Big brother original y su versión VIP- y su posible reedición en nuestro país para el año 2025
No todo lo nuevo es bueno ni todo lo bueno es nuevo, dice una frase popular que alguna vez escuché en otra versión, atribuida a un severo sinodal de examen que dijo al doctorante que defendía su tesis después de años de arduo trabajo: “Su tesis tiene cosas nuevas y cosas buenas. Lo malo es que las cosas buenas no son nuevas y las cosas nuevas no son buenas”.
En el cataclismo estamos, fruto de la ceguera a la que “los dioses” -del mercado, del poder político, de los intereses de grupo- nos han sometido tal vez sin darse cuenta de que con eso nos destruirán o quizás con toda la intención de hacerlo.
Nos han tocado vivir en tiempos de polarización política y social. Tal vez es el auge de las redes sociales lo que amplifica esta continua, inacabable y agotadora confrontación entre bandos opuestos, situados en los extremos -en los polos, de ahí su nombre- del espectro ideológico, que sienten unos y otros que tienen la razón en todo.
Tengo un par de décadas construyendo el concepto de educación de la libertad para referirme a la educación moral o en valores, campo temático en el que hay un buen número de perspectivas que van desde las más directivas hasta las más subjetivas y libertarias.
Estamos viviendo tiempos difíciles para la ciencia, las humanidades y el conocimiento riguroso en general. Como decía la semana pasada citando a Marina Garcés (cfr.) nos han tocado tiempos de increencia en todo lo que tiene fundamento en la experimentación empírica, la reflexión filosófica o teórica y la interpretación rigurosa, pero al mismo tiempo estamos en una sociedad global profundamente crédula que se cree todo lo que alguien popular inventa y pública o lo que los medios y las redes sociales nos venden cada día.
En alguna ocasión le pidieron a una de mis hijas que impartiera una conferencia en una institución educativa. Hablaron del tema, las fechas y el público al que se iba a dirigir. Todo iba muy bien hasta que ella planteó el tema de sus honorarios. “oh, disculpa. Pensé que lo hacías por vocación” fue la respuesta que le dio quien la invitaba y por supuesto en ese momento la desinvitó.
Hace unos días, apareció la noticia de que el obispo Rangel estaba desaparecido, sus más allegados declararon que sin decir nada y dejando sus celulares salió de su domicilio y no regresó. Las voces de la Iglesia se hicieron escuchar exigiendo su liberación.
Revista Aula. Revista de periodismo y análisis especializado en temas educativos que fortalece el debate de manera libre y plural.