
En días pasados dos temas relacionados con la educación han estado en las primaras páginas de los medios de comunicación: la declaración del secretario de Educación, Mario Delgado, que descalificó los resultados del estudio de PISA (Evaluación del Aprendizaje de Estudiantes Internacionales) y el apagón digital que hizo el gobierno de la 4T de los portales del INEE y la Mejoredu; borrando 22 años de información sobre el Sistema Educativo Nacional (SEN). Por falta de espacio, me concentraré en PISA, que le costó al país cerca de 80 millones de pesos, los cuales se están tirando literalmente a la basura.
PISA es un proyecto de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico que inició en el año 2000. Evalúa las competencias de pensamiento matemático, comprensión lectora y ciencias que logran los estudiantes de 15 años, independientemente del grado escolar que cursen (1º de bachillerato o 3º de secundaria). Su propósito es identificar con precisión la capacidad de los estudiantes de aplicar los conocimientos y habilidades adquiridos. Dado que PISA se repite cada tres años, los resultados de un país se pueden comparar longitudinalmente, con lo que se puede conocer su progreso educativo. Los resultados de los países se pueden comparar entre sí, ya sea en un momento dado o a lo largo del tiempo. Durante dos décadas México mantuvo más o menos los mismos resultados magros, con excepción de 2022 (en tiempos de AMLO) cuyos resultados bajaron en los tres dominios curriculares. En matemáticas 2 de 3 estudiantes no dominan las habilidades básicas y 1 de 2 no comprende lo que lee y no puede resolver problemas utilizando el método científico.
En 2026 se publicarán los resultados de PISA-2025, con los que se podrá evaluar el impacto (positivo o negativo) de la implementación de la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Es de suponer que el secretario de Educación, Mario Delgado, anticipa malos resultados, razón por la que recientemente manifestó que la prueba PISA “no le sirve al país”, porque no toma en cuenta el contexto social de los estudiantes, ni las condiciones en que trabajan los docentes. En su lugar, propone una evaluación que se alinee a la NEM y que evalúe, con propósitos formativos, a cada estudiante.
Es de pena ajena escuchar los pobres argumentos del secretario de Educación, que muestra una gran ignorancia sobre las evaluaciones de gran escala, como lo es PISA o como lo fueron Excale o PLANEA (en su momento). Afirmar que estas evaluaciones no son válidas por no estar contextualizadas, equivale a desacreditar todas las evaluaciones estandarizadas, como el TOEFL (Test of English as a Foreign Language) que sirve para conocer el dominio del idioma inglés, cuya validez está ampliamente documentada, razón por la que se utiliza en prácticamente todo el mundo. Los resultados del TOEFL no dan cuenta del contexto en el que vive o aprende una persona, solo se limita a determinar su nivel de dominio del idioma inglés, independientemente del país en el que viva.
Por otro lado, decir que a México no le importa compararse con otros países, pues lo que importa es evaluar a cada estudiante, es ignorar los distintos propósitos de las evaluaciones educativas que no se contraponen, sino que se complementan: las evaluaciones de aula sirven para conocer el avance escolar de cada alumno y mejorar su aprendizaje; las evaluaciones de gran escala sirven para conocer el avance educativo de un país, mejorar sus políticas públicas y rendir cuentas a la sociedad.
En PISA-2025 participaron más de 90 países, que fueron evaluados con los mismos criterios. Esto permitirá comparar el desempeño de México con el de economías similares (como Chile, Colombia o Brasil) y con las más avanzadas (como Finlandia o Corea del Sur). Y, también, nos hará reflexionar por qué países más pobres que México, obtienen resultados mucho más altos, como es el caso de Vietnam. Sin esta información, México no sabría con precisión qué tan preparados están sus alumnos para enfrentar los retos del siglo XXI. Los resultados de PISA no son un ranking vacío, sino una radiografía profunda del sistema educativo. Descalificar la participación de México en PISA sería renunciar a vernos en el espejo del mundo. Peor aún, sin esta evaluación el país se quedaría sin el único referente confiable sobre el SEN, ya que el gobierno de la 4T eliminó todas las evaluaciones nacionales y regionales que teníamos.
Presidente del Consejo Directivo de Métrica Educativa, A.C.