Aunque los teléfonos celulares nos auxilian con tareas cotidianas y nos mantienen en comunicación, la interacción prolongada con estos dispositivos puede generar dependencia o ansiedad, baja tolerancia a la frustración, distanciamiento con familiares, falta de concentración en el estudio, miedo a la socialización, estrés en el trabajo, depresión o baja autoestima, explicó Paola Cristina Colunga Serralde, Directora de la Clínica de Bienestar Universitario (CBU) de la IBERO.
La especialista en psicoterapia precisó que los teléfonos móviles han ido evolucionando a tal grado, que ya no sólo se usan para hacer llamadas, mandar mensajes, enviar correos electrónicos o tomar fotografías y luego subirlas a redes sociales, pues se volvieron herramientas que engloban varias esferas de la vida, por lo que revisar cómo interactuamos con ellos es primordial para nuestra salud mental.
Indicó que en ocasiones puede que le depositemos tanta atención a estos dispositivos electrónicos que “parece que nos controlan”, como las redes sociales que les instalamos para mantenernos comunicados, las cuales, con las notificaciones en tiempo real, nos hacen estar en una constante actualización de lo que pasa con las personas a nuestro alrededor.
“¿Me quedo como una persona pasiva que no interactúa y solo ve lo que pasa alrededor o soy una persona que busca estar activa socialmente? Hay que ver desde qué lugar estamos jugando en redes sociales. ¿Por qué? Hay personas que a través de estos dispositivos se les hace más fácil comunicarse porque tienen este temor del rechazo en lo presencial”, asentó.
La encargada del área de la IBERO que brinda atención, orientación y apoyo a la comunidad estudiantil en aspectos psicopedagógicos, apuntó que los celulares pueden favorecer que las y los jóvenes se sientan más cómodos para interactuar, pero las redes sociales pueden detonar ansiedades en las que fingen ser distintos a su propia personalidad para encajar con sus conocidos.
“Sí existen riesgos en redes sociales. Si bien ayudan a contactar, desde el anonimato hay personas que se animan a lastimar o a ser groseros, ya entraría en ciberbullying, que las personas queden expuestas, que se publique cierta información que tengan de mí, es un arma de doble filo. Con todo lo que está en Internet, se requiere de discernimiento y distinguir hasta dónde me involucro”, anotó.
Consideró que hay generaciones que nacieron desde que existen los celulares y no se imaginan sin ellos o sin el reconocimiento de las redes sociales por los likes, las interacciones y los seguidores, lo que puede generar una adicción por la imagen corporal, trastornos en la conducta alimentaria o una relación no sana con estos objetos, pues generan endorfinas que desencadenan dependencia indirecta por la aprobación de los demás.
¿Qué hacer para dejar de ser dependientes de los teléfonos celulares?
La académica del Departamento de Psicología de la IBERO recomendó que los niños y las niñas tengan tiempos limitados de interacción con los celulares, y que en vez de entretenerles con estos dispositivos, se les dé un libro para colorear, se les pongan juegos con plastilina y que los papás tengan comunicación con ellos sobre la información que consumen en Internet.
“El celular da demasiados estímulos que ni siquiera pueden asimilar y no les permite la posibilidad de experimentar el aburrimiento porque siempre están estimulados. Lo ideal con los chiquitos es no darles el celular para que ellos solitos empiecen a buscar otras actividades, y cuando se aburran de una actividad surgirá la creatividad”, señaló.
En jóvenes y adultos, sugirió el autocuidado básico como dormir bien –no estar pegado a la pantalla de un celular por la noche—, pues el cuerpo no descansado provoca irritabilidad y cansancio; comer sanamente para obtener los nutrientes suficientes para el día a día; hacer ejercicio para liberar endorfinas, y despejar la mente en parques o áreas verdes que generen paz y tranquilidad.
“Estas cosas que te permiten conectar con el presente. Es clave en cuestión de salud mental y de reconexión, justamente dejar de estar todo el tiempo en el celular. Nos está costando trabajo estar en el aquí y el ahora. Es paradójico estar conectado con el mundo entero y no estar conectado con nadie. Las conexiones más genuinas se comparten con personas cercanas”, aseveró.