Es claro que, a nadie, en la Secretaría de Educación Pública (SEP) parece importarle el camino que sigue la educación en nuestro país y, mucho menos, lo concerniente a la implementación de un Plan de Estudios que, como sabemos, ha sido de los más cuestionados en los últimos años.
Pienso, desde el lugar en el que escribo estas líneas, que el final del sexenio se aproxima y el tema electoral ha acaparado la “preocupación” de los funcionarios, posibles “diseñadores” de documentos que “orientan” el trabajo de los colectivos docentes en cada una de las escuelas de la República Mexicana. Consecuentemente, bien valdría la pena preguntarse si, actualmente, son necesarios los Consejos Técnicos Escolares (CTE) que viene planteando la SEP o si éstos tendrían que desaparecer del escenario dado su escaso sentido de utilidad en los planteles escolares. Veamos.
Como ya es de nuestro conocimiento, los CTE iniciaron en el ciclo escolar 2013-2014, como un organismo conformado por un director y el personal docente de las escuelas, y cuya función principal radicaba en la toma y ejecución de decisiones enfocadas a que dichas escuelas cumplieran con su función escolar: el de la calidad educativa (SEP, 2018). De ahí que, al menos un día de cada mes, los colectivos docentes tenían que reunirse para abordar algunos temas que, desde luego, la SEP hacía llegar a través de lo que las maestras y maestros conocían como “guías para los CTE”. En éstos, con una agenda de trabajo que la misma SEP proponía, se abordaban diversas temáticas con el propósito, como ya se dijo, de lograr la tan anhelada “calidad” educativa.
¿Qué sentido tenía el reunirse un día del mes para dialogar lo que la misma SEP quería que se dialogara cuando de sobra se sabe que hay otros tantos temas que realmente preocupan y ocupan a las escuelas?, ¿no había la posibilidad de incorporar otros temas en la agenda relacionados con algunas cuestiones particulares sobre los estudiantes, padres de familia, el contexto, la violencia, el narcotráfico, la drogadicción, el embarazo en adolescentes, etcétera, etcétera, etcétera? Creo, si no me equivoco, las maestras y los maestros tendrían la respuesta a esta última interrogante. Por mi parte puedo comentar que, en buena parte de esos colectivos docentes, era imposible desviarse de la agenda de trabajo que la SEP, desde la verticalidad de un escritorio, imponía cada viernes, de cada mes, en las escuelas. Muchos jefes de sector, supervisores y directores tenían que atender la indicación porque así la SEP lo “mandataba” no importando que en sus comunidades escolares existieran otro tipo de problemáticas que bien podrían dialogarse para establecer propuestas de atención o solución, dependiendo de la magnitud de éstas y la capacidad que tuvieran para resolverlas. En fin.
Casi 10 años pasaron y, para sorpresa y beneplácito de algunos e incertidumbre de otros, las famosísimas “guías” para los CTE sufrieron un cambio en el ciclo escolar 2022-2023 porque, al inicio de éste, se dieron a conocer las “orientaciones” para esos CTE pero, además, cosa curiosa, de manera “pomposa y grandilocuente” se les asignó otra finalidad: la formación continua de los docentes. Una suerte de esquema que bien a bien no acaba de cuadrar entre el magisterio porque, la idea de “taller” y “formación continua” no se logra con un escueto documento que se emite cada mes o al inicio o culminación de un ciclo escolar, pero bueno, justo cuando se dio a conocer este cambio, consideré pertinente y un acierto el que se hubiera transitado, al menos en el papel y en el nombre, la intención de los CTE porque, desde mi perspectiva, podría ser el preludio de lo que hasta el hartazgo se había estado nombrado en este sexenio: la autonomía del magisterio. Autonomía que aparece, de manera constante y reiterada en el plan de estudios 2022, pero que en los hechos nada más no se observa en las escuelas.
Algunos meses han pasado desde ese entonces y, como bien se dice, el tiempo es sabio y permite vislumbrar que no todo es miel sobre hojuelas porque, mientras de manera continua y reiterada desde la SEP se emiten discursos, se publican documentos orientadores y de formación continua, o se publican planes de estudio que intentan desarrollar, por ejemplo, el pensamiento crítico a través del reconocimiento de la diversidad mediante algo que se llama interculturalidad crítica, la verdad de las cosas es que ni lo uno ni lo otro sucede o ha sucedido hasta este momento, es decir, la SEP sigue manteniendo ese carácter vertical, autoritario e impositivo que, como en los buenos tiempos de Aurelio Nuño, sucedía, ¿será que lo extrañan en las calles de República de Argentina?
Para muestra un botón: en las más recientes Orientaciones para la preparación de la Cuarta Sesión Ordinaria del CTE y el Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes dirigida a Directivos y Supervisores de Educación Básica, después de pedirles a los directores y supervisores que reflexionen sobre la forma (escenarios más representativos) en que se organizan los CTE a fin de que consideren cómo se puede iniciar con la transformación a partir de la reconstrucción, se indica que éstos, en colectivo, diseñen una presentación original para ser usada en toda la zona escolar como base para el desarrollo del CTE.
Si, así como se leyó, la misma SEP que promueve la autonomía profesional, la diversidad, el pensamiento crítico, la interculturalidad crítica y demás cuestiones “pomposas y elegantes” que solo ellos entienden, le INDICA a los directivos y supervisores que diseñen una presentación original para que sea usada en TODA la zona escolar. ¿Qué pasó SEP?, ¿dónde queda la creatividad, imaginación, conocimiento, experiencia, diálogo, autonomía, diversidad y quien sabe cuántas cosas más que dice promover para lograr la tan anhelada transformación educativa? Acaso: 1. ¿El supervisor, director o maestro no puede diseñar su propia presentación y dar la misma indicación a sus colectivos docentes?; 2. ¿Tampoco se pueden recuperar plantillas que en las redes sociales circulan y que muchos maestros, sin fines de lucro, ponen a disposición de las maestras y maestros porque con toda la carga administrativa que se impone día a día no da tiempo para nada?; 3. ¿Se requiere de una PRESENTACIÓN BASE para desarrollar un trabajo cuando la misma actividad demanda la existencia de una diversidad en el más amplio sentido de la palabra?
Creo, desde mi perspectiva, la SEP no entiende que no entiende, y cada día más se hunde en un mar de contradicciones, tal vez por desconocimiento o ignorancia porque, habiendo tantos temas que pudieran abordarse en cada CTE, producto de sus propias necesidades, insiste en mantener una verticalidad y centralidad que poco o nada abona a una mejora sustantiva.
En conclusión, considero que los CTE no deben desaparecer, tienen que ser vistos como espacios de diálogo en el que cada colectivo docente fije su propia agenda de trabajo a partir de sus necesidades, intereses o problemáticas; una idea que no tiene mayor ciencia y, con mucha seguridad alguien podría decirme que es, en extremo, simple, pero, a fuerza de ser sincero, si es tan simple: ¿por qué la SEP no la permite? Tal vez por su simpleza o porque ahí radica un principio básico de la autonomía: la decisión. Luego entonces, las maestras y maestros… ¿no tendrían la capacidad de decidir su propia agenda de trabajo?
Al tiempo.
Referencias:
- SEP (2018). ¿Sabes qué es el Consejo Técnico Escolar (CTE)? SEP.
Recuperado de: https://www.gob.mx/sep/articulos/sabes-que-es-el-consejo-tecnico-escolar-cte?idiom=es.