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La ignorada educación para personas con discapacidad en la nueva propuesta curricular 2022

by Pluma Invitada
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Sabina Itzel Hermida Carrillo

El Estado mexicano tiene una deuda histórica con las personas con discapacidad, siendo este un espacio para hablar sobre educación, esa deuda se traslada a un Sistema Educativo Nacional que ha sido incapaz de garantizar la inclusión real y el ejercicio de este derecho humano fundamental en condiciones de equidad y justicia. 

Es imposible desconocer que hay avances, quizá el más significativo fue el reconocimiento de todos los seres humanos como “educables” sin importar su condición, raza, nivel socioeconómico, preferencia sexual, etc; todavía hace un par de décadas era difícil o casi imposible que las personas con discapacidad asistieran a las escuelas mal llamadas regulares u ordinarias, su presencia en ellas es un avance y una conquista de ese colectivo. Pero ¿Dónde está el problema? 

En múltiples ocasiones hemos mencionado que no es suficiente con garantizar que lleguen a las aulas, la verdadera inclusión consiste en legitimar su presencia dentro de ellas. ¿Cómo? A través del aprendizaje, la participación y el reconocimiento de las diferencias individuales y colectivas. 

En el caso del colectivo de personas con discapacidad yo agrego un requisito que me parece primordial: la respuesta a las necesidades específicas de aprendizaje de cada individuo. 

Y ese es precisamente el problema: no se está respondiendo a esas necesidades. 

Mi experiencia en el ámbito de la Educación Especial y mi análisis de la política educativa y su impacto en la población me han llevado a la siguiente conclusión: educar a la población con discapacidad no le importa al Estado, la Secretaría de Educación Pública busca “cumplir” a medias con lo mandatado por los organismos internacionales y mal implementa políticas únicamente para cubrir el requisito; sin embargo, les sigue percibiendo como una carga y un colectivo en el que no vale la pena invertir. El capacitismo y la normalización 

La última política internacional, está siendo utilizada para desmantelar los servicios de apoyo, equipos multidisciplinarios e infraestructura para la atención educativa de los alumnos con discapacidad a nivel público; con el pretexto de la inclusión se ha deteriorado la atención y se ha entendido que incluir es tan simple como que todos ocupen el mismo espacio aunque no se atienda a sus necesidades. La Educación Especial enfrenta su peor crisis y la manipulada idea de inclusión le da al Estado el argumento perfecto para dejar de invertir y eliminar por inanición a este campo multidisciplinar. 

Necesario decir que el desinterés de la SEP en las personas con discapacidad cae en el desprecio y la violación de derechos.  

Una muestra de ello es que no se les toma en cuenta para la construcción e implementación de leyes, reformas, modelos, estrategias o planes; siempre existe un grupo que decide por ellos, que impone lo que creen que es correcto y que viola constantemente su derecho a participar de las decisiones que les afectan directamente. 

El Plan de Estudios 2022 para la Educación Básica no es la excepción, se menciona la participación de muchos actores en su construcción y entre ellos no está el colectivo de personas con discapacidad; no se les consultó, se excluyó la participación quienes asisten, trabajan y forman parte de la escuela pública. Sumando a que no se les consultó, poco se les menciona, como si no existieran. 

La falta de consulta ha tenido como consecuencia la anulación de diversas leyes por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), de la Ley General de Educación se anularon los capítulos 6 y 8, correspondientes a educación indígena y educación inclusiva respectivamente, lo cual no hubiera sucedido si se hubiera garantizado la participación y tomado en cuenta a los colectivos de pueblos originarios y personas con discapacidad. Se les dijo pero ignoraron todas las solicitudes y todo parece indicar que lo seguirán haciendo. 

¿Será que a la SEP y el Legislativo no les interesan sus aportaciones? ¿Será que prefieren ignorarlos a escuchar sus demandas y tener que responder a ellas? 

Los hechos hablan por sí solos y el desinterés no solamente viene de la SEP sino de investigadores, especialistas, académicos, medios de comunicación y cualquier persona que no esté relacionada con la discapacidad; en la mayoría de los debates generados a raíz de que se dio a conocer la nueva propuesta curricular, no se ha hablado de educación especial, incluso los grandes académicos entran en conflicto cuando se les menciona el tema porque lo desconocen. 

Son pocos quienes se interesan y son menos quienes le dan a la educación especial la importancia que merece. 

Dice el Estado que las personas con discapacidad son un grupo minoritario y vulnerable, las cifras dicen lo contrario: de acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda realizado por el INEGI en 2020, en México habitan 20 millones 838 mil 108 personas con discapacidad, una cifra que representa el 16.5% de la población total. Esta cifra resulta de la suma de los 6 millones 179 mil 890 (4.9%) que fueron identificadas como personas con discapacidad, más los 13 millones 934 mil 448 (11.1%) que dijeron tener alguna limitación para realizar actividades de la vida diaria (caminar, ver, oír, autocuidado, hablar o comunicarse, recordar o concentrarse), y a los 723,770 (0.6%) con algún “problema o condición mental”. 

Las cifras arriba mencionadas demuestran que no se trata de un grupo minoritario, tampoco debe considerarse vulnerable sino vulnerado por el Estado, las instituciones y una sociedad falta de empatía que no respeta la diversidad y en pleno 2022 sigue considerando a las personas con discapacidad como enfermas, incapaces, menos valiosas, dependientes, contagiosas, tontas, etc. 

La prevalencia de la discapacidad va en aumento en nuestro país y en el mundo, no estamos exentos de adquirirla y de necesitar apoyos que nos permitan vivir dignamente y cuando se trata de dignidad, la educación es clave. 

A continuación, presento algunas cifras importantes retomadas del Tercer Informe de Labores de la SEP: 

  • Hay 35.6 millones de alumnos en todo el sistema educativo. 
  • Únicamente 585,196 alumnos con discapacidad (1.6 % del total de estudiantes)
  • En el país viven 2,301,879 personas con discapacidad en edad escolar (5 a 18 años), solo el 25% va a la escuela; el otro 75% no asisten, de ese tamaño es la exclusión. 

Como resultado de la pandemia, la matrícula de educación especial se redujo: 

  • 627,411 alumnos para el ciclo escolar 2019-2020 
  • 585,196 para el ciclo escolar 2020-2021 
  • Es decir: 42,215 alumnos menos en un año
  • Una caída de 8% la peor deserción de todo el sistema educativo 
  • Educación Superior fue la excepción, se matricularon 53,221 estudiantes con discapacidad: 156 más que en el año anterior

El Cuarto Informe de Labores de la SEP está próximo a presentarse, sin embargo es nula la esperanza de que arroje cifras más positivas para la educación de la población con discapacidad. 

¿Qué puedo decir de la nueva propuesta curricular? ¿Será el enfoque de aprendizaje comunitario, de beneficio para los alumnos con discapacidad? 

Ante la situación de Educación Especial y la exclusión de su población en su construcción, es fácil pronosticar que vamos a seguir en crisis y que serán los padres y los maestros quienes seguirán asumiendo la responsabilidad de incluir a los alumnos, utilizando los recursos que tienen a la mano, inventando soluciones, trabajando extra y buscando suplir las carencias que hay en las escuelas. Es así porque la SEP siempre encuentra maneras de deslindarse. 

Cambian los gobiernos, cambian las políticas, cambian los modelos educativos, cambian los materiales y cambian los planes de estudio; y esos cambios tienen algo en común: la invisibilización y exclusión de la población con requerimientos de Educación Especial. 

Soy consciente de que este es un texto muy pesimista, pero todo lo planteado aquí son realidades que luchamos día a día por transformar, exigiendo al Estado y a la SEP que tomen en serio a la población con discapacidad, que la inclusión salga del papel para hacerse realidad y que echen mano de toda la comunidad para construir una propuesta educativa que realmente dé respuesta a necesidades de todos. 

De no ser así, la inclusión seguirá siendo ilusión y simulación. 

Fuentes: 

Tercer Informe de Labores SEP y Sistema Educativo Nacional (SEN).

Censo Nacional de Población y Vivienda INEGI 2020 

*Maestra, cuidadora, escritora, activista, defensora del derecho a la educación de las personas con discapacidad y de la escuela pública en México.  Coordinadora del Colectivo Educación Especial Hoy

Texto publicado en el primer volumen de la versión física de la Revista Aula: https://revistaaula.com/wp-content/uploads/2022/10/Aula-01

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