El sociólogo Humberto Muñoz García falleció el pasado 10 de noviembre, en Mérida, su ciudad natal. Deja un vacío imposible de cubrir, pero también un legado que enriquece a quienes tuvimos la oportunidad de estar en contacto con su persona, con sus realizaciones y con su obra académica. Humberto fue un incansable defensor de las instituciones universitarias a la vez que un crítico agudo de sus insuficiencias. Los interesados en el análisis de la dinámica universitaria del país, así como los responsables de su gestión, encontrarán, hoy y el futuro, un auténtico cúmulo de ideas y propuestas basadas en el estudio y la experiencia práctica del doctor Muñoz.
A la par de sus responsabilidades organización y dirección, y de sus ininterrumpidas tareas de investigación y docencia, Humberto plasmó en las páginas de este suplemento los trazos fundamentales de su idea de universidad, es decir la existente en la realidad y la institución deseable. Escribió más de medio millar de columnas para estas páginas. En el segundo número de Campus (19 de septiembre de 2002), publicó “Recrear la universidad”, texto en el que argumentaba: “la perspectiva de cambio de las universidades, su dirección y ritmo, tiene el desafío de avanzar ideas más allá del discurso político rutinario; ideas fuerza que abran los límites intelectuales del debate por encima del utilitarismo, el mercantilismo y las visiones estrechas de las burocracias, más preocupadas por los cómos que por definir la sustancia y las dimensiones de los cambios. Hay que prepararse para esta y otras luchas.”
Una de sus últimas colaboraciones en estas páginas (3 de octubre de 2024), titulada “Una reflexión sobre el cambio de la universidad”, confirmaba y puntualizaba la primera postura, al señalar que: “mover a la universidad pública supone crear una nueva institucionalidad con preeminencia de lo académico, con vías de acceso al poder institucional que permitan el juego político de los grupos de interés universitario. Asimismo, implica que el gobierno universitario ponga a la academia por encima de la administración y que las relaciones políticas en la universidad estén orientadas al trabajo y sus resultados, con fundamento en la autonomía y en la libertad de cátedra e investigación.”
La carrera académica de Humberto Muñoz transitó en cada uno de los peldaños del escalafón de la UNAM, su alma mater desde la preparatoria. Se inició, en 1965, con nombramiento de como ayudante y luego profesor de asignatura. En 1969 ingresó, como “investigador especial”, al Instituto de Investigaciones Sociales. A partir de entonces fue ascendiendo hasta alcanzar, en 1985, la categoría de investigador titular C, máxima nivel ordinario en el esquema de plazas académicas de la Universidad Nacional. En 2013 fue designado investigador emérito de la UNAM.
También es digno de mención que se incorporó al Sistema Nacional de Investigadores desde el año de su creación. En reconocimiento a su valía académica le fue asignado el máximo nivel del SNI, con la encomienda de formar parte de la primera generación de evaluadores que calificaría a los solicitantes en los siguientes años. Posteriormente, de 2002 a 2005, fue electo por los miembros del SNI del área de Ciencias Sociales, como su representante en el Foro Consultivo Científico y Tecnológico del Conacyt, en donde tuvo una relevante participación al coordinar la reforma del reglamento de ese entonces.
Ocupó el doctor Muñoz varios puestos directivos en la UNAM: secretario académico del Instituto de Investigaciones Sociales de 1976 a 1980; director general de Asuntos del Personal Académico de 1982 a 1987; coordinador de Humanidades, de 1987 a 1989 y un segundo periodo de 1995 al 2000; director del Centro de Estudios sobre la Universidad de 1993 a 1995; fundador y director del Programa Universitario de Estudios sobre la Educación Superior (PUEES) de 2019 a 2020.
Siendo coordinador de Humanidades le tocó la huelga estudiantil de 1999-2000. Logró mantener las actividades básicas de esa responsabilidad en una sede alterna, y en ese contexto germinó la idea de establecer el Seminario de Educación Superior (SES) de la UNAM, con la reunión de varios especialistas en la materia, con el liderazgo de Muñoz, y la intención de ahondar en la problemática universitaria: la de la Universidad Nacional y en general la del sistema de educación superior del país. El SES ha mantenido continuidad desde entonces, ahora integrado al PUEES, del que ya se ha hecho mención.
El doctor Muñoz recibió varios premios y reconocimientos a lo largo de su carrera. Entre los que le procuraron mayor satisfacción cabe resaltar el premio de la investigación en Ciencias Sociales 1984 otorgado por la Academia Mexicana de la Ciencia; el premio Anuies 2012, en la categoría de Trayectoria Profesional, y la medalla al Mérito Universitario, por cincuenta años de labor, otorgada por la UNAM en 2018.
Sociólogo de formación (licenciatura en la UNAM, maestría en FLACSO-Chile y doctorado en la Universidad de Texas en Austin), Muñoz cultivó, en diferentes etapas, varios temas de investigación. En primer lugar, el de migraciones internas en México y América Latina; en segundo lugar, el correspondiente al sector laboral y los mercados de trabajo, asimismo en México y países latinoamericanos; en tercer lugar, el correspondiente al perfil de los académicos de la UNAM; por último, el relacionado con las políticas de educación superior y de ciencia y tecnología en México. Su obra, plasmada en libros, artículos y capítulos sobre cada una de las temáticas indicadas es abundante y ha tenido impacto en México y en el exterior. En el ámbito de la investigación educativa se le califica como uno de los pioneros en la exploración de las vertientes políticas del cambio universitario.
El 12 de octubre de este año celebró el doctor Muñoz su octagésimo aniversario. Con ese motivo convocó a varios de sus colegas, entre los que fui incluido, a una comida de celebración en Cuernavaca. En ella, aparte del repaso de anécdotas en común, nos planteó con detalle las que consideraba tareas pendientes para el fortalecimiento de nuestro Programa. No las olvidaremos.