Comencemos con definiciones: el término “momento Sputnik” se utiliza para describir un evento que marca un punto de inflexión en la historia, especialmente en el ámbito tecnológico o científico, y que tiene el potencial de impulsar cambios significativos en la sociedad. El nombre proviene del lanzamiento del Sputnik 1 por la Unión Soviética en 1957, el primer satélite artificial en orbitar la Tierra. Este evento no sólo demostró el avance tecnológico de la URSS, sino que también desencadenó una carrera espacial y una oleada de innovación, especialmente en Estados Unidos, que llevó a avances en ciencia, tecnología y educación.
En el caso del lanzamiento de DeepSeek, la ahora famosa empresa china que se ha presentado como la alternativa a ChatGPT y otras similares con origen en los Estados Unidos, se le está llamando “momento Sputnik” a causa de que este evento representa un hito importante en el campo de la inteligencia artificial (IA) o la tecnología en general. DeepSeek podría ser visto como un avance revolucionario que tiene el potencial de transformar industrias, impulsar la innovación y redefinir cómo interactuamos con la tecnología. Al igual que el Sputnik, este lanzamiento podría inspirar una mayor inversión en investigación, desarrollo y educación en IA, así como fomentar la competencia entre países o empresas por liderar este campo.
Evidentemente los emprendedores chinos están extasiados por el impacto que han logrado en cuestión de una semana; por su parte, los grandes corporativos estadounidenses, que han recaudado miles de millones de dólares en los mercados de capitales para sus empresas y que venden los servicios con precios significativos, están viendo cómo su capacidad de negocio está siendo afectada duramente por este nuevo jugador. Si se quiere ver desde un plano geopolítico, estamos ante un nuevo capítulo del enfrentamiento entre los dos “pesos completos” del mundo: Estados Unidos y China, que en los últimos años se han enfrascado en una especie de nueva Guerra Fría. Este nuevo episodio, como si se tratara de una serie de plataforma, los pone frente a frente en el terreno de cómo obtener mayor influencia sobre sus socios, vecinos y el resto del mundo. Es casi seguro que el siguiente capítulo se centrará en el plano cultural y como una joya en el tecnológico. Para quienes han estado siguiendo las noticias de los últimos años en cuestión de tecnología y negocios no será una sorpresa que la República Popular China ha encontrado maneras de sortear los bloqueos tecnológicos que le ha planteado Occidente y que se encuentra en posición de competir. Parece que esto se debe sobre todo a que los bloqueos los han llevado a buscar mejoras en la tecnología a través de investigación con menores recursos (al menos ésa es la versión oficial). No se trata de algo sorprendente, ya que China empezó tarde y de bastante más atrás que Europa y los Estados Unidos; en los últimos años su ritmo de avance tecnológico ha sido exponencial en asuntos como las telecomunicaciones o los autos eléctricos, que China produce de manera mucho más eficiente y barata que Estados Unidos, lo que hace esperable algo similar en el plano de la Inteligencia artificial (la tecnología de frontera en este momento) que tenía a Estados Unidos como el claro líder con Open Ai y su ChatGPT o Gemini (antes Bard) de Google, por citar dos ejemplos. Éstas y otras aplicaciones de Inteligencia Artificial no tienen código abierto y por tanto “esconden”, en el sentido amplio de la expresión, sus algoritmos y procesos, lo que les convertía en un servicio atractivo, aunque con tecnología difícil de asir, y en especial en un gran negocio, pues los usuarios no tenían forma de comprender la manera en que obtenían el servicio. En este sentido, se convirtió en un espléndido negocio, ya que contaban con una gran cantidad de usuarios que realizaban (realizábamos) pagos mensuales de bastantes dólares. Esto envalentonó a muchas grandes empresas estadounidenses que invirtieron de manera importante, e incluso con la llegada del nuevo inquilino de la Casa Blanca, se anunció inversión directa del gobierno federal y coordinación del sector de la inteligencia artificial para competir con el resto del mundo, y además hacerlo de manera menos contaminante en la generación de la gran cantidad de energía que se requiere para alimentar estas impresionantes máquinas. En esto estaba la imagen que el mundo recibía del sector, cuando desde la República Popular China se anunció el lanzamiento de DeepSeek, el emprendimiento que una pequeña compañía con una inversión de unos pocos millones de dólares (entre seis y diez, dependiendo de la fuente) desarrolló como una inteligencia artificial de código abierto, lo que en el corto plazo beneficia a los usuarios avezados y con más tiempo será bueno para quienes no lo somos. De acuerdo con lo que la misma empresa DeepSeek señala y lo que reportan usuarios que la han probado de forma intensiva, tiene un desempeño equivalente a la versión de paga de Chat GPT, lo que de entrada se convierte en algo atractivo para los usuarios y en un golpe severo al bolsillo para los accionistas de OpenAI y otras.
En pocas palabras, se ha dado una sacudida mayor al sector de la inteligencia artificial y es aún pronto para saber las consecuencias a corto, mediano y largo plazo. Lo que sí se puede saber es que vivimos el momento Sputnik 68 años después. La parte que sentía seguridad en su tecnología ya no tiene esa certeza y su rival parece acumular logros con una velocidad pasmosa, ya que ha obtenido resultados equivalentes con chips de menor capacidad nominal y usando formas alternas de procesar el lenguaje. Dicho de otra manera: el gran público usuario de las aplicaciones estadounidenses está valorando mudarse a las que son gratis y ofrecen lo mismo, al tiempo que los inversionistas fabricantes de los chips y las aplicaciones mismas están repensando si las acciones retendrán su valor o es mejor vender de una vez. Este momento Sputnik de sacudida puede generar rompimientos en las certezas de que se necesitan inversiones multimillonarias en este sector y de que sólo estas empresas podrán lograrlo. A diferencia de lo sucedido en 1957 cuando la Unión Soviética demostró que contaba con tecnología superior y puso presión extra en los Estados Unidos, ahora no tenemos únicamente dos potencias en rivalidad, sino que podemos ver a otros emprendedores tecnológicos que bien podrán verse apoyados por sus propios gobiernos que, otorgándoles financiamiento para generar tecnologías de inteligencia artificial, tendrán una contribución importante en sus economías y perspectivas tecnológicas. Es aquí donde se abre un espacio de esperanza para países de desarrollo intermedio como México, que puede tomar ejemplo de este momento Sputnik y comenzar o retomar este tipo de desarrollos.
En este momento será crucial que las universidades mexicanas, sus investigadores, en diálogo con los emprendedores que hay dentro de la educación superior y el sector industrial, se den cuenta de que tienen ante sí una oportunidad histórica para aprovechar el “momento Sputnik” que representa el lanzamiento de DeepSeek. Este hito redefine el panorama de la inteligencia artificial y (nos) abre puertas para la innovación local, la colaboración internacional y el desarrollo de tecnologías propias. México cuenta con el talento, la creatividad y el potencial para sumarse a esta revolución tecnológica, impulsando proyectos que compitan a nivel global y resuelvan desafíos locales. Es el momento de potenciar la educación, la investigación y el emprendimiento, de fomentar alianzas estratégicas y de creer en nuestra capacidad para ser protagonistas en esta nueva era. El futuro de la tecnología se está escribiendo y la educación superior mexicana está en buena posición para ser parte de quienes lo escriban. Para terminar, se pueden plantear dos preguntas: ¿cómo podemos reforzar de manera expedita nuestro sistema educativo para que niñas, niños adolescentes y jóvenes, desde formación básica en STEM, puedan incidir en el desarrollo tecnológico sin renunciar a lo social-comunitario?, y ¿cómo podríamos integrar una visión de futuro que vincule la educación básica con media superior y superior, creando una generación de mexicanos capaces de proponer en la era de la inteligencia artificial y la tecnología global?
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