En mi artículo anterior, argumentaba la necesidad de implementar una educación que fortalezca la democracia en nuestro país, y no una que la debilite, como parece ser el caso de la Nueva Escuela Mexicana, que sugiere a los maestros desarrollar una conciencia crítica a través de las lecturas de Marx y Lenin (entre otros pensadores de la Izquierda radical). También comenté que la democracia se construye a través de una educación que fomente la libertad de pensamiento y los valores de diálogo y tolerancia.
En otras palabras, la democracia necesita de más ciudadanía, entendida como la pertenencia plena de una persona a una comunidad, con los mismos derechos y las mismas oportunidades de influir en su destino, lo que también supone obligaciones que hacen posible ejercer los derechos. Las sociedades más avanzadas democráticamente invierten en la formación de sus ciudadanos, de tal manera que conozcan a plenitud sus derechos y las diversas formas de exigirlos. Conocer nuestros derechos, empodera y nos fortalece para impulsar cambios positivos en nuestras comunidades. Pero, ¿qué sabemos de la formación cívica y ciudadana de los mexicanos? ¿Cómo nos comparamos con otras naciones? ¿Qué valores tenemos y qué derechos conocemos?
Para responder a estas y otras preguntas, la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA, por sus siglas en inglés) ha realizado una serie de estudios internacionales (1971, 1999, 2009, 2016 y 2022) conocidos como ICCS (International Civic and Citizenshipen Study), en los que México participó en un par de ocasiones (2009 y 2016). El objetivo de ICCS es generar información de los países sobre los conocimientos y actitudes cívicas de sus estudiantes; es decir, la formas en que los gobiernos preparan a sus jóvenes para asumir su papel como ciudadanos. Este estudio una serie de encuesta dirigidas a estudiantes de segundo grado de secundaria (8º grado de educación básica), a sus maestros y a los directores de escuelas.
La educación cívica y ciudadana abarca una amplia gama de temas, desde el conocimiento de las instituciones y los conceptos políticos relacionados con: los derechos humanos, la cohesión social y comunitaria, la diversidad, el medio ambiente, las comunicaciones y la sociedad global. En opinión de los docentes en la encuesta ICCS, destaca la importancia de promover el conocimiento de las instituciones sociales, políticas y cívicas; desarrollar las habilidades y competencias de los alumnos en la resolución de conflictos; promover el conocimiento de los derechos y responsabilidades de los ciudadanos; y, promover el pensamiento crítico e independiente de los alumnos.
La escala de conocimientos cívicos abarca conceptos muy elementales y familiares del civismo y la ciudadanía hasta la comprensión del clima político y de los procesos institucionales que determinan las formas de comportamiento de las comunidades ciudadanas. Los resultados de ICCS se proporcionan en una puntuación global y tres niveles de desempeño. De acuerdo con la IEA los estudiantes de los países nórdicos obtuvieron las puntuaciones más altas, mientras que los latinoamericanos las más bajas. México se encuentra en esta condición, por lo que se le ubica en el nivel 1 desempeño (por abajo de Chile y Colombia y por arriba de Perú y República Dominicana). En promedio, los estudiantes mexicanos se identifican con los principios fundamentales y conceptos generales en los que se basan el civismo y la ciudadanía y conocen el funcionamiento básico de las instituciones cívicas, civiles y políticas. Sin embargo, carecen del conocimiento de las principales instituciones del país y de los sistemas y prácticas cívicas y ciudadanas y no comprenden la interconexión de las instituciones cívicas y civiles con los procesos políticos. Igualmente, no logran comprender y aplicar los conocimientos para evaluar o justificar políticas, prácticas y comportamientos cívico y ciudadanos.
Queda claro que México necesita fortalecer su democracia, para lo cual se requiere que su sistema educativo forme a los estudiantes en competencias cívicas y ciudadanas, lo que es característico de las sociedades liberales (como las nórdicas) y no enaltezca ideologías de sociedades totalitarias que no son democráticas, en las que no se respeten las libertades y los derechos humanos (como Cuba). Ojalá y una de las metas presidenciales de este sexenio en materia educativa hubiera sido lograr un nivel de competencias cívicas y ciudadanas, “como el de Dinamarca”. De esta manera, en un futuro veríamos más marchas, como las del 26 de febrero pasado, defendiendo la democracia del país.
Presidente de Consejo Directivo de Métrica Educativa, A. C.
@EduardoBackhoff