El Día de la Tierra se ha convertido en una fecha de concientización ambiental que nos recuerda la importancia del cuidado de tesoros naturales como La Amazonía, también conocida como el pulmón del mundo siendo una región que alberga una gran biodiversidad y que actúa como un regulador climático global. Sin embargo, acorde con un estudio realizado por la Universidad Federal de Santa Catarina (Brasil), la selva amazónica está próxima a alcanzar un punto de inflexión crucial con consecuencias devastadoras para la región, planteando un desafío para encontrar un equilibrio entre la conservación del ecosistema y el bienestar de las comunidades locales.
Actualmente, a pesar de su riqueza natural y cultural, la región enfrenta altos índices de pobreza y marginación. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, se estima que aproximadamente el 40% de los habitantes de la Amazonía viven por debajo del umbral de la pobreza, ya que la economía amazónica se basa en modelos extractivos de baja productividad, caracterizados por la informalidad y la adopción de modelos de negocios y tecnologías que no se adaptan a la realidad de la región. Así mismo, la violencia y las actividades ilegales limitan el potencial productivo de la región.
De acuerdo con Roberto Durán, Profesor de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey y Taciana de Carvalho Coutinho, Profesora de la Universidad Federal de Amazonas, para lograr un futuro sostenible para la Amazonía, es necesario repensar el modelo económico de la región, implementando una bioeconomía sustentable, que valore y aproveche los recursos naturales de manera responsable. Esto implica invertir en prácticas agrícolas sostenibles, promover la pesca sustentable y fomentar el turismo responsable. Además, se requiere un mayor fortalecimiento institucional y una mayor presencia del Estado para hacer cumplir las leyes ambientales y proteger los derechos de las comunidades locales.
“La conservación de la Amazonía no es solo un asunto local, sino un desafío global que requiere una acción coordinada y urgente. Es crucial encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación del ecosistema para garantizar un futuro sostenible para esta invaluable joya natural. La Amazonía es un patrimonio compartido de América Latina y el mundo, y su protección es fundamental para el bienestar de las generaciones presentes y futuras. Es hora de actuar para asegurar un futuro en el que el Amazonas continúe siendo el pulmón del planeta.” comenta el profesor Durán, de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública.
¿Es posible transformar la riqueza ambiental de la Amazonía en bienestar económico para sus habitantes, sin destruir el delicado equilibrio de este ecosistema?
Es una pregunta relevante para cualquier geografía, que incluso podría extrapolarse a escala planetaria. Sin embargo, la fragilidad de la Amazonía y su importancia regional y global obligan a pensar si esta pregunta es un dilema sin solución o si hay algún modelo económico capaz de responderla.
Uno de los primeros pasos es comprender el verdadero valor del ecosistema amazónico. Si bien el Producto Interno Bruto (PIB) de la región se estima en USD 700 mil millones, este valor debe cuestionarse, ya que proviene en gran medida de actividades que contribuyen a la deforestación y afectan la biodiversidad. Una medición más precisa del valor del ecosistema considera los servicios ambientales que ofrece, como la conservación de agua y suelos, elevando su valor a USD 317,000 millones, siete veces más que la explotación forestal actual.
Para capturar este valor de manera sostenible, se proponen modelos de negocios que aprovechen la vocación productiva de la región, como la explotación de cultivos amazónicos y la pesca sustentable. Además, se destaca la importancia de inversiones estratégicas en infraestructura y fortalecimiento institucional para impulsar el desarrollo económico y proteger el medio ambiente. Sin embargo, parte del valor de la Amazonía no puede ser monetizado mediante mecanismos de mercado, ya que se trata de bienes públicos globales. Esto plantea la necesidad de una reestructuración profunda de las instituciones económicas para abordar esta complejidad.
En este contexto, la iniciativa de la Nueva Economía de la Amazonía (NEA) cobra relevancia, pues busca un desarrollo económico y social sostenible mediante la restricción de emisiones y la promoción de una bioeconomía basada en el uso sostenible de los recursos biológicos, teniendo como aspecto clave la priorización de una bioeconomía en territorios indígenas, con la participación activa de los pueblos originarios en la planificación y ejecución de actividades económicas.
Como conclusión, si bien persiste una serie de desafíos significativos, también existen propuestas y enfoques innovadores que ofrecen esperanza para un futuro sostenible en la Amazonía, donde la protección del medio ambiente y el bienestar económico puedan coexistir en armonía.
Para más información, consulta La Amazonía: ¿un dilema entre desarrollo y sustentabilidad? | Escuela de Gobierno y Transformación Pública (tec.mx)