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Cárdenas y el Normalismo Rural en México

by Pluma Invitada
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Dr. Alejandro Moreno Lozano

El nuevo gobierno del General Lázaro Cárdenas, provenía de una revolución popular, la justicia social figuraba como referencia obligada en el discurso del nuevo régimen. Pero quizás en ningún otro ámbito eran más evidentes estos principios como en el sistema educativo, que adopta un análisis de lucha de clases, se proponía integrar a los sectores históricamente excluidos y ligaba el sistema educativo al desarrollo comunitario, en una franca expresión curricular adscrita a la operación crítica del mismo.

En este marco, la política educativa impulsada durante la administración cardenista tuvo un carácter profundamente reformador al pretender una transformación de las ideas, los fines, los modelos y las prácticas pedagógicas mediante el diseño y el impulso de la política educativa que se sintetizó y definió como educación socialista  (Martínez M. , 2015, pág. 29).

La orientación socialista que tuvo en la década de los treinta la educación mexicana, permaneció con fuerza, aunque su significado fue siempre ambiguo: mientras que para unos esta orientación significaba socializar los medios de producción, para otros representaba simplemente una lucha contra el alcoholismo, la superstición y el “fanatismo religioso”. Con su “socialismo a la mexicana”, el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) desde su campaña presidencial había delimitado el perfil del maestro de la educación socialista[1] donde se concibe al maestro como revolucionario, líder social, consejero, orientador, que no solo se aboca a enseñar a leer y a escribir, sino muestra también al proletariado la manera de convivir mejor, de crear una existencia más humana y justa.

La influencia del cardenismo en el normalismo rural en México, fue fundante de las características que en el presente se logran distinguir en la mayoría de los sujetos que pueblan esas instituciones formadoras de profesores. En el año de 1941 se coloca otro hecho histórico importante que representó un parteaguas en la historia de las escuelas regionales campesinas, transformándose en escuelas prácticas de agricultura. Ese año se estableció un plan de estudios nuevo que era igual para todas las escuelas normales, fueran urbanas o rurales, sin que eso significaba que perdieran el espíritu fundante con el que se erige la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) y que quedó para la posteridad en el siguiente discurso emitido por un integrante de las distintas delegaciones presentes en ese hecho histórico fundacional:

…hoy decimos a ustedes, camaradas Estudiantes de las Escuelas Centrales Agrícolas, Normales Rurales y Regionales Campesinas, que es necesario organizar una Federación de Estudiantes Campesinos, que urge que tomemos las riendas de nuestros propios asuntos y resolvamos nuestros propios problemas de acuerdo con nuestro propio sentir y nuestro propio poder, pues mientras esperamos que sean los burgueses disfrazados de amigos quienes luchen por nosotros, estamos cometiendo una cobardía sin nombre, puesto que ahora somos miles de jóvenes campesinos que recibimos una preparación que nos capacita para organizar a los campesinos mexicanos  (Ortíz M. , 1991, pág. 206).

Aunque en la práctica la educación socialista fue siempre problemática, su apoyo por parte del Estado abrió un importante espacio para la transformación social. José Santos Valdés, profesor, inspector de normales rurales y pedagogo, se mostró inicialmente escéptico a la educación socialista. Bien sabíamos que era una contradicción insalvable el pretender realizar educación socialista en un país de propiedad privada, reflejaba el profesor. Pero ofrecía magnífica oportunidad para la creación de la necesaria conciencia – en niños y jóvenes– que facilitara el cambio esperado por los revolucionarios mexicanos. Así lo comprendió la burguesía y de allí su ruda oposición” Ciertamente, la oposición se hizo sentir de forma virulenta. Auspiciados por hacendados y por la Iglesia, los Cristeros se dedicaron a quemar escuelas, a asesinar y desorejar maestros, y a violar maestras (Goytortúa, 1992).

Cuando el Estado logró derrotar a este movimiento religioso, los grandes terratenientes siguieron activos en la persecución de profesores y el clero no desdeñaba oportunidad para hablar mal de ellos. Ser maestro significaba enfrentar no sólo el aislamiento y las dificultades de habitar tierras lejanas, sino exponerse a la violencia de los que defendían el antiguo orden. De allí la imagen del maestro que cargaba el libro en un brazo y el rifle en el otro, un heroísmo celebrado tanto en círculos populares como en oficiales, y que muestra el papel tan importante que ocupa el maestro rural en la historia contemporánea (Sánchez A. , 1982).

Forjar patria era una de las primeras preocupaciones de los arquitectos del Sistema Educativo Mexicano. Moisés Sáenz, subsecretario de Educación de 1924 a 1933, afirmó que los dos propósitos principales de la educación rural eran la incorporación de [la] gran masa indígena a la familia mexicana; [y] la formación del espíritu rural. Sin considerar el conocimiento que la población rural había acumulado tras siglos de vivir de la tierra (o simplemente caracterizándose como retrógrada), el gobierno revolucionario se propuso instruir a las comunidades en los mejores métodos de cultivación.

Tanto en su organización como en su pedagogía, las normales rurales reflejaban las ideas del nuevo orden revolucionario. El que algunas normales fueran establecidas en antiguas haciendas les otorgaba un aire de justicia poética. La imagen resulta sumamente significativa: las instituciones que durante el porfiriato acaparaban las tierras de los campesinos y explotaban su mano de obra, ahora serían el lugar donde se formaría una nueva generación de maestros, hijos de campesinos.

Bibliografía

Goytortúa, S. (1992). Pensativa. México: Porrúa.

Martínez, M. (2015). La revolución entra a la escuela. Recuerdos, imágenes y vivencias de la educación socialista en México. Revista Mexicana de Historia de la Educación, III(5), 22-46.

Ortíz, M. (1991). La formación de maestros rurales en el Estado de México 1927-1940. Escuela Normal Rural deTenería. México: (Tésis de maestría) Escuela Normal Superior del Estado de México.

Sánchez, A. (1982). Primer Centenario del NORMALISMO EN EL ESTADO DE MÉXICO. México: Libros de México.


[1] Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934–1940), se buscó democratizar el acceso a la educación, se impulsó el combate al analfabetismo, y se apoyó la educación rural e indígena. Además, en este periodo se crearon escuelas vinculadas a centros de producción y se alentó la enseñanza técnica.  En 1934, se modificó el Artículo 3° constitucional vigente desde 1917— para establecer el carácter socialista de la educación. La postura fundamental: ““La Educación que imparta el Estado será socialista y, además de excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas  y  actividades  en  forma que  permita  crear  en  la  juventud  un  concepto  racional  y exacto del universo y de la vida social” (Cordero, 1966, pág. 120) Esta polémica reforma también amplió las facultades del gobierno federal para controlar los distintos niveles del sistema educativo y vigilar el funcionamiento de las escuelas particulares. (Tuirán & Quintanilla, 2002)

amlposgrados@iespoh.com

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