El 28 de noviembre de 1963 se fundó el Centro de Estudios Educativos (CEE) en la Ciudad de México bajo el liderazgo de Pablo Latapí Sarre. Su contribución al campo …
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El 28 de noviembre de 1963 se fundó el Centro de Estudios Educativos (CEE) en la Ciudad de México bajo el liderazgo de Pablo Latapí Sarre. Su contribución al campo científico, al desarrollo de la política educativa y a la formación de una opinión pública informada es innegable.
¿Podemos las y los universitarios comportarnos distinto a las y los políticos tradicionales? El proceso electoral para elegir rector o rectora entró en crisis debido a una acusación de un presunto plagio por parte de uno de los candidatos, el doctor Martín Vivanco, director de la Facultad de Contaduría y Administración.
Está por terminar el proceso para elegir al rector o rectora de la UAQ. En estos días, se están conociendo públicamente las propuestas de los cinco candidatos (3 mujeres y 2 hombres), pero la elaboración de los diagnósticos, conformación de equipos, reuniones con miembros de la comunidad universitaria y del gobierno, así como la construcción de alianzas y negociaciones llevan ya tiempo.
De manera regular, el Programa para la Evaluación Internacional del Estudiante (PISA) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos publica un boletín con temas sobre política educativa. El documento de junio pasado respondió a la pregunta de cómo integran los sistemas educativos el pensamiento creativo en la escuela.
Hace unos días la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) dio a conocer los resultados de la evaluación diagnóstica de los aprendizajes de las y los alumnos correspondientes el ciclo escolar 2022-2023.
Dentro de nuestra frágil democracia, el movimiento de estudiantes que demanda la restitución de las becas de posgrado está creciendo y es razonable que así ocurra.
Las políticas educativas tienden mejorar en la medida que los actores no gubernamentales las monitorean y cuestionan. Para ello se necesita, por un lado, la libertad de criticar pública y abiertamente y por otro, la capacidad de las y los servidores públicos para rectificar. Entre más cuestionamiento, mejor.
Durante casi 40 años, la investigación educativa ha identificado los problemas que enfrentamos los y las académicas en la universidad pública mexicana. Precariedad de nuestras condiciones de trabajo, habilitación disciplinar apresurada (Gil-Antón), esquemas de evaluación rígidos, poca atención al desarrollo intelectual y docente, estratificación, y una “participación marginal en el diseño e implementación de las políticas públicas y programas específicos que regulan [nuestro] trabajo” (Galaz y Martínez Stack).
Son pocas las y los escritores que dan clases de manera regular. ¿Por qué? ¿Será que la universidad sofoca su creatividad y la “libre cultura”? Jorge Luis Borges (1899-1986) y Claudio Magris (n. 1939) son dos excepciones a este regla. Del primero ya hablamos en Universidad Crítica
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