Por: Eduardo Mauricio Libreros López
Los docentes están asumiendo responsabilidades de otros actores sociales y familiares
La situación en las escuelas se ha vuelto cada vez más compleja y desafiante para los docentes. La labor educativa, lejos de centrarse únicamente en el proceso de enseñanza y aprendizaje, se ha convertido en una tarea que implica también el control y la gestión del comportamiento de los estudiantes en el aula.
No basta con transmitir conocimientos; es necesario mantener un ambiente propicio para que el aprendizaje pueda ocurrir, lo que en muchas ocasiones requiere aplicar medidas de disciplina y establecer límites claros.
Aunque en algunas materias se fomenta la creatividad y la reflexión, y se permite cierto grado de “ordenado desorden” que favorece la participación, la mayor parte del tiempo los docentes deben recurrir a estrategias disciplinarias para garantizar que los estudiantes permanezcan atentos y comprendan los contenidos, especialmente en asignaturas más exigentes como las ciencias y las matemáticas.
El trabajo en el aula resulta, en muchos casos, agotador. Los docentes deben estar atentos al comportamiento de los estudiantes, evitar que hagan uso indebido del teléfono celular, asegurarse de que realicen las actividades planeadas, evaluar de acuerdo con instrumentos diseñados y brindar retroalimentación que facilite la comprensión de los temas.
Todo esto en un contexto donde las condiciones de apoyo institucional a menudo son insuficientes, y la carga emocional y física que enfrentan los docentes se incrementa. Según datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP, 2025), el promedio nacional es de 23 estudiantes por docente, aunque en algunos estados esta cifra supera los 28 alumnos por maestro, lo que dificulta la atención personalizada y eleva la presión sobre el profesorado (MSN Noticias, 2025).
Por otro lado, la interacción con los estudiantes puede ser complicada. Cuando un docente llama la atención a un alumno por su comportamiento o por su falta de atención, frecuentemente recibe respuestas desafiantes, miradas de reproche, actitudes altaneras o incluso amenazas, como la de informar a la autoridad educativa para “castigar” el acto de haberle pedido al alumno que estudie o trabaje en clase. Estas conductas reflejan problemáticas más profundas relacionadas con la cultura escolar, la formación en valores y la relación entre docentes y estudiantes (Universidad Loyola, s.f.).
El trabajo docente enfrenta diversas dificultades que impactan en la calidad de la educación y en la salud laboral de los educadores. Entre estas, se encuentran las actividades administrativas y de vigilancia en recesos, actividades extracurriculares y otros requerimientos que, debido a la falta de personal especializado, muchos docentes deben asumir a petición de la dirección escolar.
Este fenómeno no solo incrementa la carga laboral, sino que también puede afectar la capacidad de los docentes para centrarse en la planificación y ejecución de sus funciones pedagógicas, generando riesgos de agotamiento y disminución en la calidad educativa (Expansión Política, 2025).
Por otra parte, la interacción con los padres de familia constituye otro punto de conflicto frecuente. En muchas ocasiones, estos actores valoran poco la labor docente, considerando a los maestros como meros servidores a su disposición y a la de sus hijos. Esta percepción puede llevar a que, ante cualquier insatisfacción, los padres recurran a denunciar al docente ante las autoridades escolares, lo que en ocasiones resulta en sanciones severas para los docentes, independientemente de su antigüedad o desempeño.
Estas denuncias, muchas veces motivadas por demandas o exigencias desproporcionadas, generan un clima de tensión que afecta la labor educativa y la relación entre docentes y comunidad (Universidad Loyola, s.f.).
Este contexto refleja la necesidad de fortalecer el reconocimiento y la valoración social del trabajo docente, así como de establecer canales de comunicación y resolución de conflictos que promuevan una colaboración respetuosa entre todos los actores educativos. Además, es fundamental contar con personal especializado que pueda asumir tareas administrativas y de vigilancia, permitiendo así que los docentes enfoquen sus esfuerzos en la enseñanza y en la atención integral a los estudiantes (SEP, 2025).
La Nueva Escuela Mexicana, una política educativa reciente, plantea que el docente debe ser el principal agente de cambio en la educación, esperando que eduque a los jóvenes sin depender del apoyo de la familia o de la estructura institucional. Sin embargo, esta visión ha generado controversia, pues implica que los docentes asuman responsabilidades que en realidad corresponden a otros actores sociales y familiares, además de poner en entredicho la necesidad de una verdadera colaboración institucional y comunitaria.
La falta de apoyo adecuado puede traducirse en sanciones, cambios de adscripción o incluso la desvinculación definitiva del docente, en casos donde su desempeño como guardián y custodio de la seguridad dentro de la escuela no cumple con las expectativas impuestas por las autoridades educativas (Expansión Política, 2025).
La realidad del aula en el contexto actual demanda no solo conocimientos pedagógicos, sino también habilidades en gestión emocional, disciplina y comunicación interpersonal. Es fundamental que las instituciones educativas reconozcan estas dificultades y brinden el apoyo necesario para que los docentes puedan desempeñar su labor en condiciones dignas y justas, promoviendo un ambiente de respeto mutuo y aprendizaje efectivo (Universidad Loyola, s.f.).
Referencias
Expansión Política. (2025, mayo 15). Día del maestro 2025: los docentes enfrentan estos retos.
MSN Noticias. (2025). Un maestro, 28 alumnos: los estados con mayor carga docente en México.
Secretaría de Educación Pública. (2025). Primer informe de labores 2024–2025. Dirección General de Planeación, Programación y Evaluación Educativa.
Universidad Loyola. (s.f.). Retos y desafíos en la educación mexicana.
Los invito a ver los videos de 30 segundos para conocer las señales, las leyes y reglamentos de tránsito (municipal, estatal y federal) con base en un proyecto de Educación Vial propuesto por quien esto escribe e impulsado por el Dr. Román Sánchez Zamora, académico del ICGDE de la BUAP, con su personaje Rommyn Ciudadano. Los encontrarán en estas direcciones:
https://youtube.com/playlist?list=PLx4rAyJ6jwp-xwOBe7NUwB2SL9SfCf0gi
https://youtube.com/playlist?list=PLx4rAyJ6jwp-SKW-DVP5V7hgdzkcLYqx1