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De reuniones administrativas a comunidades de aprendizaje:El futuro del CTE

by Sergio Martínez Dunstan
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Sergio Martínez Dunstan

El artículo “La nueva modalidad del CTE” despertó interés del magisterio y la academia. Algunos de ellos se comunicaron con quien esto escribe para solicitarme que profundice más al respecto. El Consejo Técnico Escolar (CTE) ha sido, durante mucho tiempo, percibido como un espacio de trabajo administrativo más que como una plataforma para el desarrollo profesional docente. Sin embargo, en el discurso educativo actual, resuena la idea de transformarlo en auténticas comunidades de aprendizaje. Este llamado, promovido por la Secretaría de Educación Pública, no solo representa un desafío, sino también una oportunidad para reimaginar el papel del CTE en el fortalecimiento del magisterio y la mejora de la práctica docente. ¿Cómo convertir este ideal en una realidad? Este artículo explora algunas rutas posibles.

  1. De los propósitos compartidos a la acción colectiva

Las comunidades de aprendizaje no son solo un concepto teórico; son espacios vivos donde los docentes comparten un propósito claro y objetivos comunes. En estos espacios, la colaboración activa y el intercambio de conocimientos, experiencias y recursos se convierten en la clave para mejorar las prácticas pedagógicas. Sin embargo, no basta con reunir a los docentes para debatir o reflexionar. Se requiere un cambio profundo en la forma en que se entienden los CTE: de simples reuniones administrativas a entornos dinámicos donde cada participante asume la responsabilidad de su propio aprendizaje y contribuye al colectivo.

  • El reto del liderazgo distribuido en los CTE

Hablar de comunidades de aprendizaje implica cuestionar las jerarquías tradicionales. En lugar de un liderazgo centralizado, se necesita un enfoque distribuido, donde las decisiones sean colegiadas y se basen en las necesidades reales del colectivo docente. Este tipo de liderazgo fomenta la autonomía profesional y asegura que las soluciones sean pertinentes y sostenibles.

  • s allá del discurso: la necesidad de una conexión con la realidad

Para que los CTE sean verdaderas comunidades de aprendizaje, deben conectar con los retos concretos de los docentes en sus aulas. Las actividades del consejo deben ser prácticas, aplicables y enfocadas en generar soluciones reales. Reflexionar y retroalimentar son pasos esenciales, pero solo tienen sentido si se traducen en acciones concretas que mejoren el aprendizaje de los estudiantes.

El ideal de transformar los CTE en comunidades de aprendizaje se puede observar en las sugerencias emitidas por la SEP para la organización de las sesiones. Estas orientaciones, retomadas para la Cuarta Sesión del CTE, son un buen punto de partida para analizar cómo aterrizar esta visión. Son una guía práctica para directores y colectivos docentes.

  1. Analizar el propósito y las ideas centrales para identificar puntos relevantes que permitan establecer el alcance del trabajo a desarrollar.
  2. Revisar los insumos propuestos y seleccionar los más pertinentes según los intereses, inquietudes y características del colectivo.
  3. Planear el trabajo de la sesión con actividades orientadas a privilegiar la reflexión, el diálogo y la discusión, vinculándolas con la realidad y el contexto.
  4. Informar con anticipación a los docentes sobre las actividades previas a la sesión y recomendar la revisión previa de los insumos, para que el tiempo disponible se destine al desarrollo de las actividades planeadas y al intercambio pedagógico.

De las cuatro sugerencias anteriores, propongo desglosarlas de la siguiente manera:

Previo a la sesión del Consejo Técnico Escolar (CTE), es fundamental que el director escolar, de manera intencionada y con el tiempo suficiente, se reúna con el colectivo docente para que, en conjunto, realicen las siguientes acciones:

  1. Seleccionar el tema. Es importante identificar y argumentar las razones que sustentan la elección del tema, asegurándose de responder a los intereses, inquietudes y características del colectivo docente. Esto puede ser con el propósito de profundizar en su relevancia, ampliar su comprensión o enriquecer el marco referencial del grupo. También podría obedecer a la necesidad de fortalecer capacidades o habilidades específicas para la práctica docente. En este sentido, se debe responder a la pregunta: ¿Por qué se eligió este tema?
  2. Analizar el propósito recomendado por la SEP. Valoren si el propósito sugerido cumple con las expectativas del colectivo docente o si es necesario replantearlo para ajustarlo a las necesidades específicas del grupo. Este análisis permite dar respuesta a la pregunta: ¿Para qué estudiar este tema?
  3. Revisar las ideas centrales del documento orientador. Exploren los puntos clave presentados en el material de apoyo, ya que esto permitirá delimitar el alcance del trabajo, orientar las actividades y proyectar los objetivos de la sesión. Pregúntense: ¿Cuáles son los conceptos fundamentales que deben revisarse?
  4. Evaluar los insumos y materiales propuestos. Revisen los recursos sugeridos, incluyendo la sección “Para seguir profundizando” de las orientaciones específicas para la temática. Seleccionen los materiales de estudio más adecuados, considerando la temática, el propósito de la sesión y las características del colectivo docente. Reflexionen: ¿Qué materiales son los más apropiados para los intereses, necesidades y expectativas del colectivo?
  5. Planear el desarrollo de la sesión. Diseñen actividades que promuevan la reflexión, el diálogo y la discusión en torno a los materiales seleccionados. Es importante vincular estas actividades con la realidad de las escuelas y aulas, garantizando que sean relevantes y significativas. Formúlense: ¿Cómo se llevará a cabo la sesión del CTE?
  6. Comunicar las actividades previas a las y los docentes. Informen con anticipación al colectivo sobre las actividades y materiales que deberán revisar antes de la sesión. Esto permitirá que el tiempo destinado al CTE se enfoque en el análisis y el intercambio pedagógico. Pregúntense: ¿Qué materiales deben revisar las y los docentes antes de la sesión? ¿Qué actividades deberán preparar?

Transformar los CTE en comunidades de aprendizaje exige compromiso, creatividad y un cambio de mentalidad. Es un desafío colectivo que requiere la participación activa de docentes, directivos y autoridades. Pero también es una oportunidad única para construir una educación más colaborativa, inclusiva y significativa. ¿Estamos dispuestos a dar ese paso? El futuro de nuestra profesión lo merece.

Carpe diem quam minimun credula postero

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