Juan Carlos Silas Casillas
ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara
ODEJ-Lab Nueva época
Introducción
En un reciente artículo publicado por Inside Higher Ed., se presentan las proyecciones para la educación superior en 2025, según informes de tres destacadas agencias de calificación: Moody’s Ratings, S&P Global y Fitch Ratings. Estas perspectivas varían desde estables hasta mixtas y en deterioro, y esta última varía de acuerdo con su valoración de factores tales como desafíos en la inscripción de estudiantes y la incertidumbre política tras las elecciones presidenciales en EU, cuyo nuevo titular del ejecutivo parece llegar con ánimo de transformar el estado actual de muchas cosas. Este análisis busca comparar estas tendencias con la situación en México, resaltando similitudes y diferencias en los desafíos y estrategias de las universidades en ambos países.
El panorama en el corto plazo
De acuerdo con estas calificadoras hay tres tendencias principales que afectarán a partir de 2025 la educación superior en América del norte.
El entorno financiero se hace complejo. En Estados Unidos, las proyecciones varían significativamente entre las agencias. Moody’s presenta un optimismo moderado, anticipando estabilidad gracias a un esperado crecimiento de ingresos para las instituciones educativas y una inflación más o menos controlada. Sin embargo, S&P Global y Fitch Ratings sugieren un futuro más desafiante, incluso prevén un incremento en el cierre de instituciones o fusiones entre algunas para alcanzar mejores niveles de operación; presumiblemente entre aquéllas más vulnerables a las presiones financieras por causa de haberse endeudado de más o con problemas para mantener el nivel de inscripción.
La Influencia de la Tecnología. La integración de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial, es un tema relevante tanto en México como en Estados Unidos, aunque es esperable un impacto superior en el país del norte. En EU, este avance se percibe lo mismo como una oportunidad para mejorar la investigación y las operaciones, que como un riesgo potencial en términos de ciberseguridad y privacidad de datos. Pese a las incontables oportunidades formativas que se han señalado en los últimos meses, existe también una incertidumbre acerca de cómo ofrecer experiencias relevantes para el aprendizaje de los estudiantes sin poner en riesgo la integridad de la planta docente en muchas instituciones.
Presiones Financieras y Políticas. Las universidades en ambos países enfrentan desafíos financieros, aunque las estructuras de financiamiento varían. En México, la dependencia del financiamiento gubernamental es más pronunciada, fundamentalmente en el sector público, mientras que en EU, la financiación es más diversa y a menudo incluye significativas dotaciones y matrículas. Es esperable que las políticas financieras y los aranceles que promete el presidente del país vecino desaten guerras económicas y con ello afectaciones importantes en la estructura financiera en ese país. En México, por otro lado, el ejercicio presupuestal contenido y austero desde hace años ofrece crecimiento magro en un entorno de riesgos reducidos.
Aunque los contextos específicos varían, muchos de los desafíos que enfrentan las instituciones de educación superior son comunes en ambos países. Los problemas de inscripción, la integración de la tecnología y las presiones financieras son universales, aunque las respuestas y soluciones pueden diferir según el contexto político y económico específico de cada nación. Las universidades en ambos países están explorando, con mayor o menor premura, cómo adaptarse a estos desafíos, buscando innovaciones en la gestión y financiamiento que permitan una mayor sostenibilidad y relevancia.
Conclusiones
Las perspectivas para la educación superior en 2025 reflejan un entorno complejo y desafiante. La capacidad de las universidades para adaptarse a las cambiantes dinámicas económicas, tecnológicas y políticas será crucial. Además, deberán fortalecer la alineación de sus programas educativos con las necesidades del mercado laboral global. Esto asegura su relevancia y sostenibilidad a largo plazo y mejora la empleabilidad de sus graduados, contribuyendo así al desarrollo económico y social. En este sentido, es razonable comenzar a preguntarnos qué se puede hacer desde el sector educativo tanto público como particular. Y tal vez formularnos algunas preguntas desde el lado mexicano del tipo, ¿cómo pueden las universidades en México innovar en sus modelos de financiamiento y operación para enfrentar la creciente incertidumbre y volatilidad en el sector educativo?, o ¿qué estrategias específicas se podrían desarrollar para equilibrar la adopción de tecnologías avanzadas protegiendo tanto lo académico como lo económico e incluso la seguridad y la ética en el manejo de datos?
Estos momentos de cambio son una oportunidad para hacer una reflexión profunda sobre el futuro de la educación superior y para que los involucrados (académicos y políticos) pensemos en soluciones creativas y sostenibles frente a un panorama global cada vez más complejo.
Referencia
Inside Higher Ed. (2024). What three ratings agencies project for higher ed in 2025. https://www.insidehighered.com/news/business/financial-health/2024/12/17/what-three-ratings-agencies-project-higher-ed-2025.