Stefano Claudio Sartorello*
Esta breve nota surge de de los hallazgos resultantes de una investigación realizada de enero a diciembre 2022 en la Universidad Iberoamericana de la CDMX, dirigida a analizar las experiencias educativas de estudiantes indígenas en su paso por una universidad privada caracterizada por un enfoque humanista y un compromiso explícito con la justicia social[1]. Basado en una perspectiva epistémica crítica y descolonial y desde una aproximación metodológica colaborativa y dialógica, el estudio contó con la participación activa de once estudiantes indígenas en la elaboración, análisis e interpretación de relatos y conversaciones que dan cuenta de sus experiencias educativas en la IBERO. Se analizaron las expectativas relacionadas con el acceso a la educación superior, las tensiones personales, familiares y comunitarias, así como las barreras sociales y académicas que las y los estudiantes indígenas enfrentan en su ingreso, permanencia y egreso, y las relaciones con las y los docentes. A partir de ello, se definieron propuestas para incluir lo indígena en la universidad y se formulan recomendaciones para promover procesos universitarios inclusivos interculturales.
En este escrito se pretende contribuir al debate sobre la interculturalización de las Instituciones de Educación Superior (IES) impulsada desde la Nueva Escuela Mexicana (NEM) desde un enfoque crítico y descolonial. Desde este posicionamiento, se cuestiona la universalidad del eurocentrismo como perspectiva gnoseológica dominante y se crítica el papel que la universidad ha desempeñado en la afirmación y reproducción de un pensamiento único moderno-colonial a través de la imposición de una monocultura del conocimiento válido que ha trazado una línea abismal que ha deslegitimado, subalternizado y negado epistemologías y conocimientos otros, como son los indígenas y afrodescendientes, convirtiéndolos en conocimientos ausentes de la universidad y sus programas académicos. Se argumenta que la inclusión intercultural de “lo indígena” en las IES, tendría que ir más allá de la simple inserción de estudiantes indígenas y afrodescendientes en ellas, sino que implica atacar dimensiones político-estructurales y epistémicas discriminatorias y excluyentes que impiden una atención educativa justa y equitativa de aquellos jóvenes pertenecientes a sectores subalternizados que, a pesar de las múltiples barreras sociales, económicas y educativas existentes, logran ingresar a las universidades. Ello plantea el reto de transformar y pluralizar instituciones universitarias eurocentradas que, sin importar su carácter público o privado, han sido y siguen siendo espacios de exclusión y de invisibilización de cosmovisiones, epistemologías, saberes y prácticas otras.
En este sentido, la literatura especializada destaca la necesidad de revisar críticamente los enfoques multiculturalistas de inclusión basados en medidas afirmativas de corte asistencialista y paternalista que, si bien logran incrementar el número de estudiantes indígenas en las IES, se dirigen únicamente a “atender” sus “limitaciones” académicas y “carencias” económicas por medio de programas de acompañamiento tutorial y a través de becas y apoyos económicos. Implícitamente, ello promueve una exclusión encubierta que refleja una concepción deficitaria de las poblaciones indígenas y afrodescendientes que fortalece estereotipos racistas de por sí arraigados en los sectores hegemónicos de la sociedad mexicana, convirtiendo así la pertenencia étnica en un estigma.
Tradicionalmente implementadas desde la perspectiva multiculturalista neoliberal que caracterizó las políticas educativas en sexenios anteriores, pero que todavía están presentes en algunos planteamientos de la NEM, estas políticas se caracterizan por la adopción de un enfoque meritocrático de corte academicista asociado con el rendimiento escolar que, además de no tomar en cuenta las desventajas históricas, sociales y económicas que padecen las y los estudiantes de los grupos históricamente subalternizados, se fundamenta en una concepción individualista del aprendizaje basada en la excelencia que resulta incompatible con ontologías comunitarias, como las indígenas, por ejemplo, cuyos principios sociales y educativos priorizan la solidaridad, reciprocidad y la comunalidad. Estas políticas ignoran así la relevancia educativa que los sistemas de conocimiento locales, indígenas y afrodescendientes tienen para todos los estudiantes universitarios, lo que se refleja en la adopción de currícula universitarios de corte occidental muy poco universales, que promueven implícita y explícitamente criterios monoculturales en la definición de los valores fundamentales para la convivencia intercultural universitaria, como son, por ejemplo, el respeto, la justicia y la igualdad.
Lo anterior ha generado formas de colonialidad del poder, saber y ser que atraviesan la vida universitaria, trazando líneas abismales entre quienes son visibles, valorados y valorizados y quienes no lo son, lo que conlleva que las y los estudiantes de los grupos subalternizados sean estigmatizados como diferentes e inferiores y, en su tránsito por las IES, experimenten opresión, violencia simbólica, marginación y exclusión. Desde esta perspectiva, se considera necesario tomar en cuenta los términos y condiciones de la inclusión en contextos universitarios coloniales, racistas y meritocráticos como son los actuales y analizar críticamente las prácticas y condiciones de inclusión en IES caracterizadas por relaciones profundamente arraigadas de dominación y subordinación en las que quién puede incluir a quién y bajo qué condiciones y procedimientos suele darse por sentado.
Los programas de afirmación positiva, sin duda necesarios ante las profundas asimetrías socioeconómicas que caracterizan nuestras sociedades y escuelas de todo nivel, tendrían entonces que ser acompañados de transformaciones estructurales de las IES que propicien la inclusión transversal de conocimientos, saberes y formas de vida otras en el currículum y en la vida universitaria. En este sentido, más allá de limitarse compensar a los estudiantes indígenas con aquello que “le falta” para ingresar a la universidad, la inclusión intercultural de lo indígena requeriría de una apertura ontológica y epistémica hacia sujetos individuales y colectivos caracterizados por modos de pensar, sentir y actuar diversos de los de la sociedad mayoritaria, lo que, además contribuiría a la pluralización y enriquecimiento del conocimiento y de la sociedad en general. Lo anterior implicaría avanzar hacia el reconocimiento de una justicia epistémica que no solo se preocupe por el contenido del conocimiento, sino también por quién posee el poder de producirlo y de determinar qué constituye un conocimiento válido.
[1] El reporte completo de dicha investigación se publicó en la Revista Sinéctica en enero 2024: Sartorello, S. C., Gómez Álvarez, M., Santana Colin, Y. y Guajardo Rodríguez, C. (2024). Experiencias educativas de estudiantes indígenas en una universidad privada de México. Sinéctica, Revista Electrónica de Educación, (62), e1578. https://doi.org/10.31391/S2007-7033(2024)0062-002
*Profesor-investigador del INIDE-IBERO, campo problemático “Interculturalidad, poder y diversidades”.