
¿Sabías que el modelo de negocio de empresas como Facebook, Twitter, YouTube, TikTok e Instagram, se basa en la búsqueda de la dependencia de las personas? Su propósito principal es que la gente no deje de mirar su pantalla, sus creadores y diseñadores buscan siempre la manera de enganchar a las personas, mientras más tiempo los retengan, es mejor.
Este modelo de negocios representa un mercado, en los que se comercia a gran escala, negocios que generan billones de dólares que han hecho a las compañías de internet las más ricas de la historia de la humanidad. Todo lo que se hace en internet se observa, se registra y se mide, nuestras acciones son monitoreadas y grabadas. ¿Te has dado cuenta que cuando empiezas a buscar algo, compartes, o das me gusta a alguna publicación te empiezan a salir muchos anuncios, publicaciones o recomendaciones sin pedirlas?
Esto sucede porque se manejan ciertos algoritmos que van registrando tus preferencias, tus estados de ánimo, la información que buscas, pareciera que saben todo sobre ti, y sí, puede ser.
Se ha creado una generación global de personas que crece en un contexto de comunicación y un nuevo significado de cultura, donde la manipulación y el engaño se coloca al centro de sus intereses, porque todo se vende y todo se compra, el mercado es lo fundamental. Esta tecnología persuasiva se basa en un diseño aplicado en extremo con la intención de modificar el comportamiento a través de lo que conocemos como reforzamiento positivo intermitente, que, llevado al extremo, tiene consecuencias.
En las redes sociales, se ven los perfiles de sus usuarios, lo que ha provocado que muchas personas se comparen con lo que ven en internet y alimenten ideas diversas por compararse con otras, especialmente acerca de la percepción de su cuerpo, lo que impacta en su salud mental, principalmente en los adolescentes y los jóvenes que se preocupan excesivamente en lo que ellos consideran defectos de su aspecto físico, que para los demás son poco perceptibles o inexistentes.
De acuerdo con información de la Clínica Mayo, las personas empiezan a tener comportamientos obsesivos, como mirarse repetidamente en el espejo, asearse en exceso o comparar su aspecto físico con el de otras personas, conductas que se dan como respuesta a la preocupación y a la ansiedad por las que cursa el individuo acerca de su imagen corporal, lo que con el paso del tiempo se convierte en un trastorno dismórfico corporal TDC que se incluye en el espectro de los trastornos obsesivos compulsivos por su similitud con ellos (Sadock et al, 2015).
Por el uso de las redes sociales, las personas prestan más atención a la belleza y a la apariencia física y la imagen corporal se ha convertido en un producto intensificado, ya que es un medio por el cual la gente se puede comunicar mediante fotografías, videos y publicaciones de distintos tipos. Un buen porcentaje de 1.75 millones de personas que hacen uso de las redes sociales (Washington Post, 2021), pasan demasiado tiempo observándose frente a la pantalla de sus dispositivos, comparándose con las demás personas, lo que los expone a ser víctimas de ciberacoso y de estándares de belleza que no son realistas.
Además de lo anterior, las redes sociales causan adicción. Los estudios indican que el uso adictivo de las redes sociales puede ser consecuencia de una baja autoestima y que las personas recurren a ellas para elevarla (Andreassen et al, 2017). Se ha observado, además, que los pacientes que usan más aplicaciones de redes sociales tienen mayor tendencia a considerar someterse a procedimientos de cirugía plástica, por lo que por el uso indiscriminado de las redes sociales y de la cirugía plástica, el TDC se ha vuelto cada vez más frecuente.
Para prevenirlo y que su tratamiento sea efectivo, se recomienda que las personas afectadas limiten su exposición a las redes sociales, lo cual se antoja sumamente difícil dado que actualmente el uso de las redes sociales es ya parte de la vida cotidiana y esto constituye una barrera seria para el tratamiento (Garza, 2024). Tal vez sea momento de que en las escuelas y hasta en las familias, se restrinja el uso del celular, estamos observando cómo las redes sociales y el internet en general no solo promueven imaginarios sociales, pueden promover violencia, la manipulación de la opinión pública través de bots, infodemia hasta adicciones y ahora también, trastornos mentales como el TDC, que causa un sufrimiento emocional significativo y repercute en la capacidad para desenvolverse en la vida diaria.
De ahí la importancia de fomentar la promoción del uso adecuado de las redes sociales para crear tendencias que fomenten conductas saludables.
Referencias
Andreassen CS, Pallesen S, Griffiths MD (2017) The relationship between addictive use of social media, narcissism, and self-es teem: findings from a large national survey. Addict Behav; 64:287-93.
Garza, Regina, Cardoso, Viviana, & González, Clara. (2024). El trastorno dismórfico corporal y las redes sociales. Revista mexicana de medicina familiar, 11(1), 33-37. Epub 31 de mayo de 2024
Sadock V, Kaplan H, Ruiz P. Sinopsis de psiquiatría. 11.ª ed. Barcelona, España: Wolters Kluwer; 2015.
Washington Post. Opinión (2021) Los efectos de Instagram en las adolescentes muestran un problema mayor. Editorial Board 21 de sep.