Los monstruos no son siempre lo que uno supone y jamás lo que se piensa de ellos.
Meirieu
Reynaldo Rivas Vargas
La segunda sesión de CTE (Consejo Técnico Escolar) del pasado 25 de noviembre de 2022 estuvo cargada por una serie de entresijos que los profesores manifestaron durante la implementación de ésta. Una andanza que recupero de la observación que hice en forma presencial a esta sesión, estuvo permeada por el manuscrito Sugerencias metodológicas para el desarrollo de los proyectos educativos[1]. El cual después de ser revisado preliminarmente y consensado por parte de cada uno de los colectivos docentes, en forma individual y de trabajarlo en colaborativo, trajo algunos corolarios en su tratamiento, que lejos de ayudar, facturaron mayor confusión y recelo por querer trabajarse como una alternativa, dentro del aula de clase.
Como secuela de esas inferencias, una interpelación que derivó entre algunos de los colectivos fue expresar ¿Otra vez trabajar los proyectos? Éste inconveniente dejó ver entre los docentes y las docentes (educación básica), que existe cierto hartazgo porque conceptualizan que la implementación de éstos ahora: comunitarios, carecen de sentido y pertinencia, porque ante su advenimiento, el profesor y la profesora derivan que ya están enfrascados en un sinnúmero de proyectos que cada asignatura propone o que el propio calendario escolar incluye, entre otros más que se originan curricularmente o que son desarrollados, para cumplir con tareas encomendadas en muchas ocasiones por la autoridad educativa y, que como resultante, no encuentran eco en los avances de su planeación y la evaluacion de sus educandos.
Ante lo que he señalado sobre ese hartazgo hacia la práctica educativa del método de proyectos, habría que cuestionar, de pugnar no en defensa de la NEM (Nueva Escuela Mexicana), sino de lo más valioso, hago referencia a; los estudiantes. Porque me parece que como consecuencia de esa visión sesgada que se manifestó por parte de un sector de los docentes, en cuanto a las implicaciones pedagógicas y didácticas de lo que es un proyecto (comunitario), podría llevar al magisterio a una resistencia[2] en su consumación y los resultados serían muy embarazosos, para los fines que persigue en el anexo al acuerdo 14-08-2022 la NEM, de trabajarse en comunidad y de manera colaborativa.
Para ayudar un poco en la comprensión del porqué existe esa resistencia hacia los proyectos sean comunitarios o no, junto con todas sus implicaciones teórico-metodológicas, iniciaría por preguntar al docente de educación básica ¿Qué impedimentos tienen para que implemente este tipo de proyectos? ¿Por qué consideran bajo este marco metodológico, epistemológico y didáctico de los proyectos comunitarios, de que ya son hacedores y evaluadores de esta tipología? ¿en qué se fundamentan para intentar negarse para potenciarlos en el aula de clase? Vergara (2021) dice ante estas deducciones:
También es seguro que, una vez terminado el proyecto en cuestión, has podido observar como muchas de esas escuelas seguían con aulas cerradas con docentes que impartían docencia, alumnos que se alienaban frente a una pizarra usada y dominada por el profesor o escuelas replegadas hacia sí mismas en las que la relación con el barrio que las alberga eran muy puntuales. En estos casos desarrollar un proyecto, no ha servido para cambiar las escuelas; solo ha sido un producto de marketing educativo, ajeno al cambio escolar. (pág. 28).
Bajo las reflexiones que señala Vergara sobre lo que sucede con el método de proyectos, observo que pondera para explicar que el fin didáctico de un proyecto, no es apoyar al marketing[3], tampoco de ser concebidos como una moda, sino, que el presupuesto, pretende colocarse en la búsqueda de mejorar el aprendizaje y la enseñanza, comprendiéndole esta última, como ese garante de ver al aprendizaje, parafraseado a Vergara como una aventura.[4]
La intencionalidad de analizar lo suscitado el pasado 28 de noviembre en esa sesión de CTE, busca como pretexto ser un puente entre los docentes y lo que persigue la SEP, la narrativa persigue, que, con estas explicaciones se pueda tener un mejor acercamiento a los proyectos comunitarios. Lo que me lleva a examinarles para ser un auxilio y con estas explicaciones evitar prejuicios en su implementación, pero, eso dependerá también del cómo los docentes de educación básica lo enaltezcan en su viabilidad, lo estudien, lo conozcan y se apoyen en él, como una posibilidad importante de mejora de la enseñanza y el aprendizaje.
Inicio para ser más entendible lo que propongo con esta deliberación, ser ese puente que permita al docente de educación básica comprender, del porqué sería pertinente colocar desde la escuela, al proyecto comunitario. Para conseguirlo busco acercar algunos presupuestos que pongan a tono a los docentes de educación básica, hacia instalarse en una mejor comprensión. Propondré algunas puntualizaciones que sufraguen a deshilar del porqué tanta porfía por parte de la SEP, y de no manera de cerrazón de colocarlos como un dispositivo que ayude a comprender en su tratamiento al binomio: comunidad y aprendizaje.
En esa comprensión, es importante discernir a la escuela y a docente como esos ejes articuladores, que al ponerlos en juego, ayuden a su potenciación en la enseñanza, colocar como eje, pensar en sus educandos, desarrollándose como consecuencia, la mejora de los aprendizajes, pero sobre todo, darles un buen tratamiento y, que con su adecuada exégesis, no los confunda, por ejemplo con un proyecto para el día de “las madres” o un proyecto sobre “el cuidado del agua” y que después de la fecha de conclusión, para los docentes y la escuela incluso para el padre de familia, todo lo hecho se vaya a la letrina, y no tenga ninguna utilidad para los alumnos y para ellos, ya sea en sus procesos evaluativos, así como en el avance curricular y programático.
Comencemos bajo esas atenuantes, por preguntar ¿Qué tendrían que entender los profesores de educación básica cuando propone la NEM los proyectos comunitarios? En primer lugar, aclaro que dar una respuesta a manera de fórmula mágica o de panacea es complicado, porque en sus experiencias al docente y a la docente, les ha permitido expresar que un proyecto los lleva a dejar por un tiempo, su currículo, el plan de estudios, su planeación y abocar todos sus esfuerzos en su ejecución, para hacer por un tiempo (días, semanas, etcétera) tareas o actividades que no estaban planeados y que obedecen en muchas ocasiones, a un quehacer, producto de algún mandato ajeno a su aula de clase.
El segundo momento, se concentra en el docente y la docente de educación básica, para que con estas reticencias, les permita si es posible, profundizar, comprender y reflexionar sobre la trascendencia pedagógica y didáctica del proyecto como ese dispositivo que pudiera verlos como una experiencia, pero también con estas invitaciones, para abrir un poco su mirada y no ver a este método, como una tarea sin sentido, sin un fin, y sí colocarle, como un pretexto del que hago gala, para ayudar a ir en busca de ese meollo, que los aproxime con conocimiento sobre él y su importancia. Vergara (2021)
“El aprendizaje basado en proyectos (ABP) es una estrategia de enseñanza que busca la tarea de comprometerse con los protagonistas del aprendizaje: los alumnos. El aprendizaje debe invitarles a habitar su realidad y a ser agentes activos de la misma.” (pág. 18).
Colocar al proyecto comunitario en la utopía que plantea Vergara, parte de un imaginario, de no verse como una moda, sino como un pretexto importante, como esa estrategia que abone a la mejora de un proceso que tiene que ver insisto, con la enseñanza, y en ella es el docente quien tiene mucho que ver, porque si va comprendiendo actualmente ¿Qué significa aprender? ¿Qué significa enseñar de manera situada? Podría encontrar algunos resquicios o una bisagra que le ayuden a ver a la enseñanza como una forma que le auxilie a pensar ¿Qué hace cuando sitúa un aprendizaje ? Y ¿Cómo lo lleva a cabo en su aula de clase al contextualizarlo? Me parece que un detonante importante sería volver a comprender a qué le llama aprender o aprendizaje. Insistiendo con Vergara, este dice que el aprendizaje es, como ya había dicho:una aventura.
En esta definición que traigo a colación sobre aprendizaje, me lleva a conectarme con la importancia del juego, porque a través de éste, el niño, la niña, se emociona, se motiva, se equivoca y disfruta por volver a repetir el ejercicio y perder el miedo al castigo por la actividad propuesta y que ésta, no sea la esperada por el propio docente. Lo que propongo con este imaginario, que una de las resultantes de esta algarabía sea la aparición del error, y que este sea la forma de incorporarle como un constructo que abona, a la mejora de los aprendizajes, de la forma de enseñar y también de aprender.
En un tercer momento, la implementación de proyectos comunitarios llevaría a los docentes a situarse en un efecto que siempre están esperando: la mejora del aprendizaje, y potenciar con él, el desarrollo integral de sus estudiantes. Como señala Vergara, ver el aprendizaje como lo inesperado, con incertidumbre, en otras palabras, como señala Morin, un aprendizaje complejo.
SEP (2022). En tal sentido, el trabajo con esta metodología incluye diversos momentos y fases con las cuales se busca que las experiencias de aprendizaje de los alumnos diversifiquen sus posibilidades de expresión y comunicación en distintos modos y formatos de representación, entre los que se encuentran el oral, escrito, corporal, háptico, alternativo o aumentativo, pictórico, escultórico, dancístico, teatral, literario, cinematográfico, arquitectónico, musical, videográfico, fotográfico, del performance, de la instalación artística, entre otros. (pág. 3).
Finalmente, ante esta sesión segunda, las conclusiones hechas por algunos de los asistentes (docentes) revelan, que lo rescatable de esta sesión es pugnar porque los proyectos comunitarios, develen algún resquicio para ser incorporados en su práctica pedagógica. No importarían por ahora los resultados que emerjan entre la forma de su enseñanza y la forma de cómo se aprenda al poner en conocimiento esta tipología.
Por otro lado, es importante no olvidando en esas resoluciones, que desde hace tres décadas se ha buscado un tipo de ciudadano, o rasgo de perfil de egreso de los NNA manifestado en ser, analíticos críticos y reflexivos y me parece que en estos rasgos deseables, radicaría la insistencia de la SEP, porque el método de proyectos comunitario, se incorporaría como ese dispositivo que ayude a descolonizar el aprendizaje y la enseñanza, donde se pondere el trabajo colaborativo, donde prevalezca la pregunta, la duda, la investigación y como consecuencia, se logre ese tipo de estudiante que promueve la Nueva Escuela Mexicana, a través de los proyectos comunitarios.
Referencias.
Bibliográficas:
- Giroux, H. (1992).Teoría y resistencia en educación. Siglo XXI editores. México.
- Morin, E. (2010). Pensamiento complejo. Gedisa Editorial, Barcelona, España.
- Vergara, J. (2021).Un aula un proyecto. Narcea. Madrid, España.
Digitales:
- RAE. Recuperado de: https://dle.rae.es/aventura.
- Ley general de educación. Recuperado de internet de: https://www.google.com/search?client=safari&rls=en&q=ley+general+de+educacion&ie=UTF-8&oe=UTF-8
[1]http://gestion.cte.sep.gob.mx/insumos/php/docs/sesion2/Sugerencias%20Metodológicas%20proyectos.pdf
[2] Cfr. Giroux. (2004). Desafortunadamente, la forma en la que comúnmente es usado el concepto por los educadores radicales, sugiere una carencia de rigor intelectual y una sobredosis de descuido teórico. Es claro que un razonamiento para emplear el concepto necesita considerarlo de manera más completa. (Pág. 143).
[3] Según la RAE. Adaptación gráfica propuesta para la voz inglesa marketing, ‘conjunto de estrategias empleadas para la comercialización de un producto y para estimular su demanda‘
[4] Cfr. Vergara (2021). Aprender haciendo es siempre respuesta a un detonante que nos ha impulsado la aventura. La respuesta suele ser algo que implica otras personas: Actuamos fruto de una necesidad concreta en la que sumamos a otros. En el camino aprendemos decenas de cosas que nos construyen como personas. (pág. 23)