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Para pensar la planeación didáctica: convergencia y divergencia en los ritmos de aprendizaje

by Pluma Invitada
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Antonio Villalpando Acuña

Durante el ciclo escolar 2023-2024, más de 24 millones de niñas, niños y adolescentes asisten a las aulas de nivel básico para adquirir o construir conocimientos y habilidades que van desde poder leer correctamente una oración hasta dominar las operaciones algebraicas. Desde hace algunos años, también sabemos que las aulas tienen un papel importante en la formación de habilidades socioemocionales y de algunos fundamentos para la vida en comunidad y en una sociedad democrática.

Dada la amplitud de objetivos de aprendizaje, la planeación didáctica contemporánea es una mezcla de enfoques y estrategias, ello pese al reemplazo constante de las teorías del aprendizaje que sustentan la educación en México. Aunque el modelo de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) se basa principalmente en los paradigmas del constructivismo social y del aprendizaje situado y colaborativo, las distintas realidades del magisterio y de las aulas a menudo hacen necesario que se recurra a estrategias didácticas y de aprendizaje relacionadas con otros paradigmas de teorías del aprendizaje.

Una de estas estrategias es la repetición/práctica: hacer algo o repetirlo hasta que se le domine. Pese a que esta estrategia derivada del conductismo ha entrado en desuso desde que se masificó la psicología cognitiva con sus estrategias de aprendizaje basadas en la metacognición, es un recurso tan fácil de usar que es no es raro hallarlo como estrategia de aprendizaje en algunos niveles educativos, ello pese a que se ha acumulado evidencia en torno a que la repetición simple es una estrategia deficiente para lograr profundidad en lo aprendido.

Aunque hoy en día las estrategias de aprendizaje del conductismo probablemente no sean la primera ni la segunda elección de las y los maestros mexicanos al diseñar experiencias de aprendizaje, una investigación publicada este año en la revista Psychology and Cognitive Sciences ha puesto la repetición/práctica una vez más en el radar de la planeación didáctica. Las investigadoras e investigadores a cargo del estudio An Astonishing Regularity in Student Learning Rate llegaron a una conclusión tan interesante como políticamente relevante: la repetición o práctica produce un alto grado de convergencia en la tasa de aprendizaje de niñas y niños de primaria. Esto quiere decir que esta estrategia de aprendizaje hace que los estudiantes aprendan a la misma velocidad independientemente de su sexo, género, estrato socioeconómico, capital cultural y posición inicial en la escala de aprendizaje.

Este hallazgo, respaldado por el análisis de 1.3 millones de observaciones individuales, también viene a reforzar la evidencia sobre que repetir/practicar también promueve la retención en el largo plazo. Sin embargo, como es del dominio de las y los maestros contemporáneos, retener no implica comprender y es solamente un paso de una cadena más larga de procesos cognitivos que deben formar parte de la estrategia y planeación didácticas.

La política de la didáctica

El hecho de considerar que es deseable privilegiar estrategias de aprendizaje que promuevan la convergencia es una declaración política. Pese a que estrategias como la repetición suelen excluir a estudiantes neurodivergentes, en términos generales la convergencia como objetivo es un proxy relativamente cercano a la equidad en los aprendizajes.

Esto es más evidente si contrastamos la repetición con la estrategia didáctica del aprendizaje basado en problemas (ABP), por ejemplo. Cuando se usa esta estrategia, las y los alumnos con menor capital cultural y conocimiento previo experimentan una sobrecarga cognitiva producto de tener que contextualizarse al mismo tiempo que buscan soluciones creativas al problema que se les presenta. Por antonomasia, las y los estudiantes aventajados –quienes a menudo tienen personas cuidadoras con más años de estudio y/o más tiempo disponible para su vida privada— tienen más recursos mentales disponibles para dedicarlos a sostener el pensamiento creativo. A esto se suma que hay evidencia reciente que sugiere que el ABP es relativamente nocivo para las y los alumnos provenientes de hogares de bajo nivel socioeconómico en algunas materias. Resulta hasta cierto punto irónico que la NEM eche mano enfáticamente de esta clase de estrategias o metodologías didácticas ampliamente utilizadas desde principios del milenio.

Ahora bien: pese a esta desventaja –la de producir divergencia en los ritmos de aprendizaje—,el ABP ha mostrado importantes ventajas en relación con otras estrategias de aprendizaje o didácticas, como una mayor participación de las y los estudiantes en las actividades, así como mejores habilidades para generar pensamiento crítico. Algo similar se ha observado con el avance de estrategias como el aprendizaje basado en juegos, así como con otras estrategias de aprendizaje activo especialmente benéficas en materias de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés).
Más para elegir, pero con evidencia
La introducción del modelo de la NEM, de nuevos materiales y de un renovado énfasis en el constructivismo social en las escuelas públicas mexicanas ha suscitado un debate político que está fuera del alcance de este texto. Sin embargo, también representa una buena oportunidad para reflexionar sobre la planeación didáctica en el aula, la que, como casi cualquier cosa, tiene implicaciones políticas. De acuerdo con la evidencia disponible, algunas estrategias facilitan el avance conjunto de la mayoría de las y los alumnos –no hay que perder de vista a las personas neurodivergentes, cuyas necesidades didácticas merecen su espacio de discusión—, mientras que otras generan mayor profundidad y desarrollo cognitivo, pero de forma relativamente desigual. Llevado al absurdo para fines estrictamente comparativos, unos métodos llevarían a todas las y los estudiantes a niveles aceptables de conocimiento y habilidades, mientras que los otros potenciarían el genio de los mejor posicionados hasta niveles de excelencia, pero a costa del rezago de los menos afortunados. Reitero: es una hipérbole, pero pone de relieve las implicaciones de elegir unas u otras.
Lejos de satanizar las estrategias didácticas o de aprendizaje –o peor: pensar en ellas como panaceas—, su variedad más bien invita a reflexionar sobre cómo maximizar las ventajas de cada una dependiendo del contexto de las escuelas, de las y los estudiantes, así como de las y los maestros. A final de cuentas, lo importante es tomar decisiones desde la evidencia y confiar en la experiencia que cada docente lleva consigo al salón de clase, pues la decisión de usar tal o cual estrategia sólo puede ser entendida por quienes entran todos los días a las aulas mexicanas.


X: @avillalpandoa

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