Teresa Galicia
La escuela ya no representa el lugar para aprender, para convivir, para desarrollar pensamiento crítico en las niñas, niños y adolescentes (NNA), solo es un lugar donde estar, permanecer y cumplir con un horario.
Las autoridades por su lado, repiten una y otra vez que es fundamental respetar el derecho a la educación de los alumnos como un acto de justicia social y en los discursos proclaman la equidad y disminuir la desigualdad, pero ¿realmente se logra con contener solamente a las NNA en la institución educativa?
Cada vez se amplían más las funciones de la escuela y hasta pareciera que los docentes pueden contener la pobreza, la violencia, el abandono institucional y las fracturas comunitarias, pero no hay nada que indique que se fortalezcan las capacidades pedagógicas, no se modifican tiempos, ni recursos, ni estructuras institucionales de apoyo a los maestros.
En estos tiempos es mucho más complejo formar integralmente a más de cuarenta alumnos en un aula reducida, donde los NNA, inquietos y acostumbrados hoy más que nunca a los teléfonos celulares, tienen una expectativa muy baja en lo relacionado al aprendizaje escolar ya que saben que las evaluaciones no representan un reto para ellos, ya que, si se les reprueba, implica excluirlos del sistema educativo.
Lo que pretenden las autoridades educativas es mantener a los estudiantes dentro del sistema sin garantizar un acceso real al aprendizaje, lo que refuerza la desigualdad que se dice combatir.
Poco se analiza el papel del docente como modelo motivador para el aprendizaje de los alumnos y poco también como las figuras parentales de la familia son fuente de aprendizaje importante para ellos, los estilos educativos que observan e imitan tienen que ver con la forma de actuar que tienen sus padres, ya que entorno social es una de las fuentes de aprendizaje más importantes. El comportamiento que los NNA imitan depende del comportamiento que manifieste y valore cada cultura.
Albert Bandura (1997) formuló la Teoría cognitivo social del aprendizaje. Esta teoría trata de describir los factores ambientales, personales y comportamentales que influyen en los procesos humanos de aprendizaje, dando protagonismo a los procesos cognitivos y afirmando que el pensamiento es un instrumento esencial para la comprensión del mundo. Las conductas que los niños y niñas observan en su contexto social más cercano (familia, escuela, medios de comunicación, etc.) son imitadas pese a no siempre tener recompensa.
El docente, por tanto, representa un papel fundamental, ya que muestra constantemente modelos de comportamiento, estrategias y actitudes a sus estudiantes, lo que representa retos significativos para el trabajo docente, pero ante el desgaste que tiene el maestro cuando deja de ser reconocido como profesional del saber pedagógico y pasa a cumplir funciones de asistente social, mediador comunitario, orientador emocional y gestor de crisis permanentes, el modelo que proyecta no necesariamente es el mejor.
En relación al contexto latinoamericano, desde el 2006, Tenti Fanfani propuso que las reformas han puesto en crisis la identidad profesional de los maestros, pues se han apoyado en una perspectiva instrumental del trabajo docente, ignorando los elementos “no racionales” que definen el oficio y que se fundamentan en consideraciones culturales, ético-morales y políticas, el contenido de las reformas puede afectar la percepción que tienen los maestros sobre su capacidad profesional para implementarlas y puede producir afirmaciones o rupturas en su sentido de identidad y percepción de autoeficacia.
Asimismo, ante la demanda de nuevas tareas o multiplicidad de tareas adicionales al trabajo usual se pueden modificar su convicciones sobre cuáles son las metas y acciones importantes de la educación, de ahí que la necesidad de su profesionalización no sea una retórica, Tenti Fanfani (2006, pp. 139-140) señala que el “aspecto determinante de la lucha por la profesionalización no es la discusión a propósito de la necesidad de una más prolongada y mejor formación de los docentes sino que la cuestión de control sobre el desarrollo del oficio“, lo que muestra el cuadro complejo de una profesión importante, que valora su trabajo, pero que se siente acorralada por demandas y presiones externas que exceden su capacidad para responder y con un reconocimiento social ambiguo.
Termina el año y con ello inicia un periodo de descanso muy merecido para los maestros porque el desgaste que implica la carrera docente es muy grande, espero que la situación prevaleciente en la educación realmente se transforme porque el escenario es sumamente complejo, especialmente cuando los maestros son modelos de aprendizaje para los NNA.
Mis deseos para el siguiente año es que se propongan y se discutan políticas relacionadas con el financiamiento educativo, las condiciones laborales, la formación docente y los apoyos comunitarios para las escuelas, que si tendrían que ver con la reducción de la desigualdad.
Que la tan mencionada transformación educativa, no recaiga solamente en los hombros de los maestros, lo que es sumamente es injusto porque los coloca como responsables de una decisión política que no tomaron y que, sin los cambios estructurales necesarios, la escuela seguirá conteniendo solamente, mientras la desigualdad se reproduce.
Merecido descanso maestros.
Referencias
Bandura, A. (1997). Self-efficacy. The exercise of control. New York: Freeman.
Tenti Fanfani, E. (2006). Profesionalización docente: consideraciones sociológicas. En E.
Tenti Fanfani, El Oficio de Docente: Vocación. Trabajo y Profesión en el Siglo XXI. E. T.
Fanfani. Buenos Aires, Argentina. Siglo Veintiuno Editores: 119-14