Carlos Ornelas
Luis Hernández Navarro es director editorial de La Jornada y casi todos los martes tiene su columna donde opina de educación y asuntos sindicales del magisterio. En no pocas ocasiones hemos debatido, casi siempre desde trincheras opuestas. Mas reconozco su consistencia en defensa de los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, a quienes a veces también crítica, pero en un tono distinto a los juicios que hace del gobierno, de cualquier gobierno, la burocracia y los charros del SNTE. Se refiere a la corriente mayoritaria que hoy comanda Alfonso Cepeda Salas.
Ratifico que concibo el papel de Luis Hernández Navarro como el del intelectual orgánico de la CNTE. No sólo explica y justifica sus acciones, también tira línea y apunta el derrotero del movimiento. En su artículo de ayer refrenda su postura con una crítica devastadora a Marx Arriaga, el ideólogo del cambio curricular en marcha.
Luis califica a Arriaga como peleador callejero, banal, rígido, demagogo y fanático. Reseña la entrevista que Sabina Berman le hizo en su programa Largo Aliento, tituló su capítulo como Marx y la Nueva Escuela Mexicana.
Apunta Hernández Navarro en referencia al funcionario de la SEP: “Su gusto por defender causas pedagógicas con enjundia y verborrea dignas de un predicador laico y su torpeza para aterrizar sus peroratas pedagógicas con ejemplos sencillos de la práctica docente le han valido todo tipo de críticas de académicos, maestros y periodistas de los más diversos signos políticos”. Las censuras más fuertes le llegan de los maestros de la CNTE.
En esa pieza, Luis desmonta con datos y argumentos sólidos las falacias del señor Arriaga; demuele las cifras y las mentiras que éste le expuso a Berman. Una de sus conclusiones es que funcionariado se indigestó con la teoría decolonial, no se diga los maestros frente a grupo, agrego. Es más, a fe mía que muchos de los defensores de esa teoría no le entienden y sólo repiten como letanía las frases más socorridas: “mal llamada”, “evaluación punitiva”, “justicia curricular”, “autonomía cognitiva” y otras por el estilo.
El presidente López Obrador, en su pieza del IV informe, habló sobre los maestros, pero no le dio créditos al SNTE, que nunca lo crítica y hasta aplaude sus propuestas. En cambio, afirmó que la relación con la CNTE es de atención a sus demandas”. No obstante, la CNTE lo enfrenta, le impide dar conferencias de prensa en Chiapas (casi un secuestro) y le marcha a cada rato en la Ciudad de México.
Es paradójico que mientras el presidente le lanza flores, la CNTE le responda con pedradas. Pensé que AMLO se llevaría bien con la Coordinadora porque la conocía. Me equivoqué, al igual que otros mandatarios no entienden su lógica de combate. Y pienso que seguirá con ella; los artículos de Luis Hernández Navarro le orientan. La consigna: No a la reforma curricular de AMLO.
Pocas veces coincido con Luis Hernández, pero converjo con su conclusión de ayer: “Su verborrea [de Arriaga] aparentemente en favor de buenas causas termina por ahuyentar cualquier posibilidad de simpatizar con lo que dice defender”.
Retazos
Juzgan a Leticia Ramírez, la nueva jefa de la SEP, porque no supo poner un ejemplo de cómo va a aprender matemáticas un niño de segundo de primaria. Fue un lapsus calami. Lo grave es que en esa y otras entrevistas machaca el guion de la 4T. Sí, va a buscar que los niños que abandonaron regresen a las aulas. Pero no dijo que Cepeda Salas y su gente le harán el trabajo.
Nada más para contradecir al presidente López Obrador, los maestros de la sección 44, de Durango, llevan cinco días de paro porque no les pagan bonos. En Michoacán la CNTE tiene paralizada las oficinas de educación local y cientos de escuelas no tienen maestros.