Su lucha genuina se ha ido perdiendo por el pacto corporativo entre sus dirigentes y las autoridades
Son tiempos de cambios en las estructuras de los sindicatos en el país. Desde ya hace algunos meses, se viene gestando y realizando reuniones y alianzas para intentar conformar las cúpulas sindicales del magisterio, tanto a nivel nacional como estatal. Sobre este tema, se presenta en la Revista Aula un análisis educativo de diferentes autores relacionados con el “SNTE y sindicalismo magisterial: a la sombra del poder”, temática pertinente por los tiempos y las repercusiones derivadas de un proceso que debería ser democrático y transparente.
Para todos es conocido que a lo largo del tiempo, los sindicatos en nuestro país han venido perdiendo su legitimidad, especialmente en lo relacionado con la defensa de los derechos de los trabajadores; se han presentado aquí diversas situaciones laborales en diversas escuelas y regiones que ameritaban desde mi punto de vista, la intervención sindical para apoyar a los maestros, pero siempre se han mantenido al margen de estos asuntos a menos que tenga que ver con alguien de su grupo o de sus familias.
Una revisión de las trayectorias de los sindicatos en nuestro país, indican que se fueron manteniendo sus relaciones a partir de acuerdos con el poder, lo que de alguna manera se contrapone con la defensa legítima de los derechos de los trabajadores en busca del bienestar general de sus agremiados. Recuerdo a mi abuelo que defendía con pasión y entusiasmo los derechos sindicales del magisterio buscando la mejora de sus condiciones, ya que en ese tiempo, los maestros rurales carecían de lo más elemental; de ese ese tiempo para acá esa lucha genuina se ha ido perdiendo por el pacto corporativo entre sus dirigentes y las autoridades.
En la revista, Carlos Ornelas escribe que uno de los atributos del corporativismo del SNTE es la formación de camarillas que negocian y se distribuyen el poder interno, generan tecnologías de supervivencia que les rindieron frutos hasta que sus líderes desafiaron al Presidente de la República en turno, sin embargo, sobrevivieron camarillas que se hicieron del poder sindical y siguen intentando eternizarse en el liderazgo corrompiendo el sistema de representación de los intereses de clase, para defender los intereses del grupo hegemónico.
Velázquez por su parte, enfatiza que la democratización del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) sigue siendo una demanda histórica del magisterio mexicano; no se puede obviar que su estructura orgánica ha pasado por varios cacicazgos transexenales a nivel nacional moviéndose dentro de los márgenes estrechos de la legalidad y la institucionalidad oficial democrática, donde no hay cabida para las rebeliones de las corrientes democratizadoras que nunca han sido parte de las estructuras burocráticas y los cacicazgos del SNTE.
Bien afirma Abelardo Corro en cuanto a los agremiados, ¿acaso hoy en día cuentan con mejores salarios, prestaciones, servicios de salud y/o seguridad social, entre otros? La realidad muestra que no, y entonces se pregunta: ¿qué explica que no haya una justa demanda de la base trabajadora hacia sus líderes sindicales para que velen por mejoras en sus condiciones laborales y profesionales?
También me he hecho esas preguntas, cuando sabemos que el SNTE es uno de los mayores sindicatos de Latinoamérica y que ante una fuerza sindical unida, las cosas podrían ser diferentes, pero el gremio sigue aceptando las viejas prácticas fraudulentas, las reuniones secretas para posesionar una sola planilla en tiempo de elecciones sindicales, se siguen fomentando las prácticas que favorecen a unos cuantos, no hay transparencia ni rendición de cuentas en el actuar de muchos secretarios generales ni de sus comités ejecutivos y, yo lo percibo así, hay docentes que les admiran y les obedecen, aun cuando exista un entramado de corrupción, atropellos e impunidad en los que no hay cabida para una legítima defensa de los derechos laborales y profesionales de los maestros.
Sin duda, como lo afirma Erick Juárez Pineda, es cuestión de dignidad el no permitir la continuidad de los pactos corporativos para fines políticos o partidistas dejando de lado la defensa de los derechos de los agremiados y su bienestar laboral, pero ante eso, también existe corresponsabilidad de los maestros, por su pasividad ante el actuar sindical.
Referencia
Revista Aula (2023) Periodismo y análisis educativo “SNTE y sindicato magisterial: a la sombra del poder”. No.02, año 0.
https://drive.google.com/file/d/1qUJ2HefP-ue9JgrVgNiPcinsJVPU75-0/view
Publicado originalmente en e-consulta: https://www.e-consulta.com/opinion/2023-02-02/los-sindicatos-de-los-maestros