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¿Lactancia a libre demanda o por horarios? Reflexiones desde la experiencia, el instinto y la neurociencia sobre cómo nutrimos más que el cuerpo

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Miriam Lizbeth Martínez Sandoval*

Nunca imaginé que la lactancia materna sería un mundo tan lleno de amor, conexión, complejidad… ¡y de tantas dudas!

Cuando dos profesionales de la salud me dijeron que debía amamantar por horarios, algo no me hizo sentido. ¿Qué hacemos entonces cuando los consejos médicos entran en conflicto con nuestro instinto?

Ante la agobiante cantidad de información en redes sociales y pensando en abonar para crear sistemas de apoyo sostenibles entre mujeres con experiencia lactando, comparto algunas reflexiones.

Las formas de lactancia más comunes son:

  • Exclusiva (únicamente leche del seno materno),
  • Mixta (del seno materno complementada con fórmula),
  • Alimentación con fórmula, y
  • Lactancia diferida (leche extraída del seno materno que se da en otro medio).

Recibí el consejo de hacer lactancia exclusiva por horarios bajo dos argumentos:

  1. Para estructurar a tu bebé, y
  2. Para que tenga una mejor nutrición.

Sí —me decían— desde ahora vas estructurando a tu bebé, le enseñas hábitos, incluso muchos de esos niños a libre demanda son los que llegan a terapia porque no se saben regular.
Por otro lado, si te pide a libre demanda, va a terminar comiendo cada hora, menos cantidad, y probablemente no suba de peso.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda actualmente lactar a libre demanda como una de las formas más eficaces de garantizar la salud y la supervivencia de los niños. Entonces, ¿de dónde salen esos consejos médicos?

  • ¿Cuándo sí y cuándo no usar horarios?

Al investigar más a fondo, encontré que los únicos casos donde los horarios tienen sustento clínico son en caso de bebés prematuros y cuando tienen un diagnóstico de Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE).

Primero, algunos neonatólogos llegan a recomendar dar lactancia diferida por horarios cuando un bebé es prematuro[1] y necesita asegurar un peso mínimo desde que está en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), como fue en el caso de mi bebé. Los horarios garantizan una cantidad exacta de leche que recibe el recién nacido. En estas situaciones la transición a libre demanda resulta casi nula, ya que muchas familias que tuvieron un bebé en la UCIN necesitan complementar con fórmula porque la producción se ve limitada por la separación madre-hijo. Sin embargo, si hay buena producción y un aumento de peso constante mínimo, podría transitarse a la libre demanda.

También hay recomendación de lactar por horarios establecidos cuando hay  Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE) [2]con comidas frecuentes y en menor cantidad para evitar la presión en el estómago de los bebés. Cabe aclarar que es distinto al reflujo fisiológico que es muy común en bebés menores de 12 meses, mientras que el ERGE sí causa dificultades para subir de peso y causa daño en el esófago.

Fuera de estas dos condiciones, la lactancia a libre demanda no compromete la nutrición de un bebé, sino que permite que cada uno tome lo que necesita.

  • El poder del apego seguro en la lactancia

Se llega a decir (a mí me lo dijeron) que la libre demanda podría hacer que el cerebro del niño no aprenda a esperar, a sentir hambre, y aprenda a cumplir de inmediato todas sus necesidades sin favorecer la autorregulación.

Como contraargumento, quienes promueven la lactancia a libre demanda destacan cómo esta práctica favorece el desarrollo del apego[3]. Esto se basa en investigaciones de neurobiología las cuales dicen que hay experiencias que moldean al cerebro desde que nacemos: el contacto, la lactancia, el porteo.

En general, resulta que estas experiencias favorecen un vínculo que, a nivel cerebral, favorecen circuitos neuronales para el desarrollo emocional, social y cognitivo del bebé. Esto lo hacen a través del sistema oxitocina-dopamina, desarrollo del sistema límbico (emociones, memoria emocional y respuestas al estrés), modulación del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HHA) (experiencias positivas afectivas regulan la respuesta al estrés con cortisol y se mantienen en futuras ocasiones), neuroplasticidad y poda sináptica (experiencias positivas ayudan a reforzar o a cortar redes neuronales asociadas con vínculo, confianza, empatía y regulación emocional)[4].

En otras palabras, estas experiencias no solo nutren el cuerpo, también “alimentan” el cerebro del bebé y su forma de vincularse con el mundo.

Todo esto me hizo comprender que no se trata solo de cuántas veces come un bebé, sino de cómo se siente al hacerlo, de si se sabe esperado, sostenido, acompañado.Esto, sin duda, transforma su mundo interior.

Cabe recordar que el apego no significa “estar pegados”, aunque en esta etapa así lo parezca y así lo demanden los bebés. El apego seguro es el vínculo emocional estable y confiable que se forma entre un bebé y su cuidador principal (como la madre, el padre o cualquier figura constante de cuidado), cuando este responde de forma sensible, coherente y oportuna a las necesidades físicas y emocionales del niño[5].

Entonces el apego seguro implica que cuidadores podamos distinguir demandas diferenciadas del bebé y responder a ellas acompañándoles sin abandonar pero, sin invadir.

Por ejemplo, cuando a mi hija le tocó la vacuna del neumococo, lloró como nunca la había escuchado (y no ha vuelto a llorar igual), con un dolor en su cara que me partió el corazón. Lo que hice, fue darle pecho para consolarla, me la llevé caminando pegada a mi pecho con lo que poco a poco se fue calmando. ¡Imagínense que no le hubiera dado el pecho porque no era su hora de comer!

El pecho a libre demanda es una respuesta afectiva, no un desorden.

En resumen, cuando los bebés son muy pequeños, más que orden, control y disciplina, necesitan desarrollar un vínculo seguro o apego seguro. La lactancia a libre demanda lo favorece.

  • Matices: Primero el apego, luego el orden

Generar “estructuras” en las infancias es una tarea de la crianza que debiera adaptarse a cada etapa del desarrollo del niño. Las rutinas, el orden y la autoregulación son de hecho aspectos que favorecen el desarrollo pero se logran mejor cuando hay de base un apego seguro[6]. Es decir, cuando el niño percibe que sus cuidadores estan ahí para apoyarle, incluso en momentos de angustia, puede desarrollar confianza para enfrentar estructuras más exigentes.

 El orden que no nace del vínculo, no se sostiene o, peor aun, genera consecuencias desde el miedo o represión.

A través del apego positivo, el niño va internalizando rutinas y herramientas que después aplicará por sí solo. Sin embargo, esto no tiene que ser de manera estricta con bebés de meses. Se recomienda, sí comenzar con algunas rutinas flexibles que con el paso del tiempo y mucha paciencia se irán convirtiendo en orden y autorregulación.

En resumen, hablar de dar pecho por horarios para “estructurar” a recien nacidos, es un argumento bastante audaz y poco aplicable. El pecho a libre demanda también puede acompañar el desarrollo de rutinas, orden y autorregulación… en una dimensión muy flexible y consolidándose en un momento posterior.

  • Lo estructural también se lacta

Me causa mucho conflicto que profesionales de la salud apostaran por estructurar bebés con horarios y disciplina desde etapas tan tempranas. Pero también comprendí que sus procesos de formación siguen corrientes occidentales que valoran la eficiencia y la separación madre-hijo para facilitar la reincorporación laboral de las mujeres.

Con esto no culpo a quienes deben volver pronto a la vida laboral porque el sistema económico no les da opciones. Es evidente que no hay políticas públicas que garanticen el tiempo necesario para lactar a libre demanda o cuidar a sus hijos. Este problema es más estructural que individual. Por ello, cada mujer, su elección y su proceso de lactancia deben ser comprendidos desde la empatía y el acompañamiento solidario.

Cualquiera que sea la posibilidad, lactancia por horarios o a libre demanda, debe respetarse y visibilizarse, más allá de señalar buenas o malas prácticas.

La lactancia a libre demanda no es solo una forma de alimentar: es una forma de estar, de responder, de sostener. Es una oportunidad de conexión, de nutrición y de desarrollo emocional. Yo elegí el vínculo.


[1] https://es.childrens.com/health-wellness/tips-for-feeding-premature-babies

[2] https://www.revistagastroenterologiamexico.org/es-consenso-asociacion-mexicana-gastroenterologia-sobre-articulo-S0375090624000314

[3] Modak A, Ronghe V, Gomase KP. The Psychological Benefits of Breastfeeding: Fostering Maternal Well-Being and Child Development. Cureus. 2023 Oct 9;15(10):e46730. doi: 10.7759/cureus.46730. PMID: 38021634; PMCID: PMC10631302.

[4] Ibid

[5] González Santana, S. (2022). Antecedentes del apego, tipos y modelos operativos internos. Revista De Psiquiatría Infanto-Juvenil, 39(2), 2–15. https://doi.org/10.31766/revpsij.v39n2a2

[6] Carlson, E. A., Sampson, M. C., & Sroufe, L. A. (2003). Implications of attachment theory and research for developmental-behavioral pediatrics. Journal of Developmental and Behavioral Pediatrics: JDBP, 24(5), 364-379. https://doi.org/10.1097/00004703-200310000-00010

*Investigadora en formación, maestra en educación y mamá. Directora de Dialoga Mx

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