“Los primeros años de vida del niño son fundamentales para su desarrollo futuro. Es el período en que la inteligencia del niño es más plástica y capaz de adaptarse, y es el período más importante de la vida.”
María Montessori
Manuel Navarro Weckmann
La Educación Inicial, que abarca desde el nacimiento hasta antes de la educación primaria, se reconoce no solo como un derecho fundamental de niñas y niños, sino también como una piedra angular en el desarrollo humano. Durante esta etapa, se sientan las bases del aprendizaje, la inculcación de valores y el fomento de actitudes que promueven el diálogo y la tolerancia.
En México comienzan en 1928 con la Asociación Nacional de Protección a la Infancia. Luego, en 1937, cambiaron su nombre a Guarderías Infantiles. La Secretaría de Salubridad y Asistencia creó más guarderías y en 1943 se enfocaron en ayudar a madres e hijos. En 1943 se funda el IMSS que también abrió espacios. Con el tiempo, en 1976, se creó una dirección especial para atender a hijos de madres trabajadoras y cambiaron el nombre de ‘Guarderías’ a ‘Centro de Desarrollo Infantil’, buscando una educación completa para los niños. Años después, en 1985 y 1992, hubo más cambios y se publicó un programa que resaltaba la relación entre el educador y los niños. Luego, en 2013, se propuso un modelo que pasó de solo cuidar a los niños a realmente educarlos. Y en 2018, se introdujo un programa para educar a niños de 0 a 3 años y, a partir de mayo de 2019, se declaró que la Educación Inicial en México es obligatoria. Ahora es parte de la educación básica junto con preescolar, primaria y secundaria. En ella, se asientan las bases del aprendizaje y la formación de valores; así como las actitudes que favorecen la capacidad del diálogo y tolerancia en las relaciones interpersonales.
Entre los numerosos beneficios de la educación inicial para niñas, niños y la sociedad en general, destacan: un desarrollo cognitivo ampliado, habilidades sociales y emocionales fortalecidas, un estímulo enriquecido del lenguaje, preparación óptima para la educación formal, promoción del desarrollo motor, fomento de la creatividad e imaginación, consolidación de hábitos y rutinas saludables, impulso de la autonomía personal, beneficios tangibles para las familias, mayor inclusión y diversidad, y, sin duda, una formación robusta para enfrentar los desafíos de la vida y lograr resultados futuros prometedores.
En contraposición, carecer de esta educación puede intensificar las disparidades en los aspectos mencionados, provocando efectos negativos a largo plazo, como un desarrollo cognitivo restringido, un avance académico limitado, desigualdades económicas acentuadas y pérdida de los beneficios asociados al bienestar económico y salud.
Estas instituciones no solo merecen nuestro respeto, sino también el respaldo y apoyo de los tres niveles de gobierno. La valiosa labor que su equipo profesional realiza en beneficio de la niñez debe ser reconocida, valorada y sostenida por su trascendental impacto en la sociedad. Por que la educación, es el camino…