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La ética pública de la política educativa

by Pluma Invitada
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Claudia Santizo*

¿Quién se beneficia?, ¿Cómo se beneficia? y ¿Cuándo se verán los beneficios? son las preguntas éticas que debe responder la política de educación. Son preguntas abiertas y fácilmente se pueden eludir retóricamente.

Consideremos el caso del modelo educativo de 2017 que señaló un plazo de 10 años, es decir hasta 2027 para observar resultados. Sin embargo, la política de educación no consideró ningún programa, y recursos, para atender a los estudiantes que no recibirían beneficios de ese modelo. Los alumnos que iniciaron sus estudios de primaria en 2017 saldrían en 2023, y los que iniciaron la secundaria en 2017 saldrían en 2020. La política educativa excluyó, en los hechos, a esos niños con nombre y apellido, son rostros, con edades entre los 6 y 15 años que no recibirían los beneficios prometidos por el modelo de 2017. La falta de recursos no es una justificación ya que éstos existen pero son ocupados en otra parte.

En las políticas públicas, como la educativa, se toman decisiones con base en el poder político. Mauricio Merino argumenta de manera clara que las decisiones públicas no son éticamente neutrales ya que el poder determina quién se beneficia y cuáles son los beneficios. En el mismo sentido, la falta de consciencia sobre las consecuencias de esas decisiones de política, la falta de empatía y respeto por los derechos de las personas, la arrogancia y el sentido de superioridad de quienes toman decisiones desde el poder son rasgos de una sociopatía pública. Los rastros de esta conducta pública se pueden encontrar en las decisiones de gobierno

No veo, ni oigo a la CNTE y otras propuestas educativas

Hay propuestas educativas en el país ignoradas por la SEP. La propuesta educativa más amplia es de la CNTE. En 2012 el Departamento de Investigaciones Educativas, DIE, del CINVESTAV elaboró una opinión calificada sobre el Plan de Transformación Educativa de Oaxaca, PTEO. En 2016 escribí en Educación Futura sobre aspectos de la gestión escolar de la propuesta de la CNTE que eran compatibles con la política educativa y las prácticas internacionales. En 2022 escribí sobre la propuesta del Programa Democrático de Educación y Cultura de la CNTE en Michoacán. De igual manera, las prácticas de gestión no son diferentes a las que se utilizan en muchas escuelas. El diseño curricular de esa propuesta necesita ser analizada por especialistas.

Tomar en cuenta, dialogar, analizar y reflexionar sobre una propuesta educativa no implica estar de acuerdo con ella y mucho menos implica dar concesiones de poder, pero no se pueden ignorar esas propuestas educativas y muchos menos cuando provienen de maestros de secciones sindicales de varios estados del país. De igual manera, en el país hay otras propuestas para educación indígena y rural que son ignoradas. Estas propuestas serían la base para un nuevo modelo educativo.

La SEP del gobierno de EPN ignoró la propuesta de la CNTE y el actual gobierno le hace el vacío. Incluso es ignorada por quienes se esperaría que tuvieran empatía con una propuesta alternativa de educación.

Tampoco ayuda que la CNTE no se preocupe por informar y discutir su propuesta educativa de manera pública. El documento del DIE de 2012 señaló aspectos del PTEO de Oaxaca que podían ser mejorados.
Centralización: La danza de los millones.

El Plan de Estudios de 2011 se decretó un año antes de finalizar el gobierno de FCH. El informe final de ese gobierno reportó que más de un millón de docentes, directores y otros actores habían recibido cursos de capacitación. La historia se repite en 2017. Un año antes de finalizar esa administración se decreta un nuevo modelo educativo y en el informe final se reportó que más de un millón de directores y docentes recibieron capacitación. Nuevamente en 2022 se reportó que miles de docentes recibieron información de un nuevo plan de estudios y un año antes de finalizar el gobierno se busca introducir dicho plan.

La centralización del poder permite decretar que miles de docentes y directores recibieron la buena nueva y por ese sólo hecho ya se inicia un cambio. Esto denota una falta total de respeto y consideración por docentes y directores de escuela y peor es la falta de respeto a los derechos de los menores.

En la discusión sobre los Libros de Texto Gratuitos, LGT, algunos comentaristas señalan que participaron miles de docentes. Escuché un testimonio sobre la participación de docentes en la elaboración de los nuevos LTG pero es incomprensible que se les haya pedido guardar secrecía por 5 años para un proceso que debe ser abierto a la discusión.

Sin duda en el Plan de Estudios de 2022 y en la elaboración de los LTG participaron docentes, como también lo hicieron en los planes de 2011 y 2017; sin embargo, los docentes que participaron en ese proceso no pueden reclamar que representan a miles de ellos. Un proceso democrático y participativo, ordenado y sistemático, de miles de docentes y directores se puede organizar a través de los Consejos Técnicos Escolares, CTE. Este sería un cambio real en el modelo educativo y en la forma de gobierno.

Los Consejos Técnicos Escolares y la posibilidad de un cambio en la educación

El CTE es la única instancia de organización de la escuela donde los docentes y directores pueden dialogar y reflexionar de manera organizada y ordenada los problemas educativos de cada escuela. Una reunión al mes del CTE es totalmente insuficiente para que las comunidades escolares puedan pensar en la introducción de cambios reales en la educación.

En un gobierno centralizado los CTE son correas de transmisión de las órdenes de arriba, los docentes en una reunión del CTE ¿podrían decidir lo siguiente?: No nos interesa ver el video que nos envió la Secretaría de Educación Pública. No parece que esa decisión pueda ser tomada en miles de escuelas públicas porque hay un control administrativo y político que se expresa de diferente manera.

Un cambio de modelo educativo también requiere un cambio en la forma de actuar de la SEP. La discusión de un nuevo plan de estudios y ahora de los Libros de Texto debió iniciar, organizarse y debatirse en los CTE desde los cuales podrían emerger propuestas de cambio para un nuevo modelo educativo. Naturalmente, se requiere confiar en la capacidad de los docentes además de cambiar el papel del CTE y asignarle más tiempo y recursos. En este momento es cuando se resiente la cancelación de Escuelas de Tiempo Completo cuyos espacios se podrían haber usado para un análisis del modelo educativo.

Un proceso participativo para analizar el modelo educativo a través de los CTE puede durar meses, o incluso años, pero es un método ordenado, sistemático y principalmente con la participación real de docentes y directores. Sin embargo, la SEP optó por el camino ya recorrido en los planes de estudio de 2011 y 2017: Primero se elaboran los planes y después se socializan en las escuelas entre docentes y directores. Es la vieja práctica centralizada, la autoridad sabe lo que conviene e ilumina el camino de los que no saben. Los gobiernos y las palabras cambian pero las prácticas son las mismas y, por ello, es difícil esperar que los resultados sean diferentes.

La SEP instruyó a los CTE para elaborar planes analíticos durante 2023 y seguramente en una sesión intensiva de una semana se presentarán los nuevos LTG. En una nota anterior señalé la imposibilidad material para que los CTE pudieran realizar un proceso de reflexión real para elaborar sus programas analíticos. La misma situación se presentará para analizar cómo se utilizarán los LTG.

Algunos comentarios señalan que la ocupación del CTE en la elaboración de planes analíticos y ahora con una semana para conocer los LTG representa un co-diseño, pero es una ficción y narrativa centralista de la SEP. Como anoté, el tiempo de las reuniones del CTE, un día al mes, y la sesión intensiva de una semana son totalmente insuficientes para reflexionar y planear cambios educativos.

La verdadera tragedia es la pérdida tiempo

¿Alguien podría cuestionar que un propósito básico, la base para cualquier otro propósito educativo es, por ejemplo, que la educación primaria permita a los niños comunicarse de forma oral y escrita y comunicarse en el lenguaje de las matemáticas? Más simple, leer, escribir, entender, comprender, reflexionar y criticar lo que los estudiantes leen en lenguaje y matemáticas.

Una cosa es definir qué necesitan aprender los niños y otra cómo hacerlo. La sociedad determina qué necesitan aprender los niños. Este es un tema para el diálogo entre los padres de familia, los docentes, directores, las autoridades, los políticos. Todos y cada uno de los miembros de la sociedad podemos y debemos opinar sobre qué necesitan aprender los niños.

¿Cómo ocurren la enseñanza y el aprendizaje? Esa es la especialidad de los pedagogos. Estos pueden y discutir sus teorías pedagógicas, los diseños curriculares, el conocimiento experto sobre bondades y limitaciones de la enseñanza por asignaturas o por campos formativos, la enseñanza por competencias, el uso de proyectos escolares y otros temas pedagógicos y didácticos.

En los medios de comunicación se dan opiniones donde se mezclan el Qué y el Cómo, y es difícil separarlas. Hablar de educación no es tema exclusivo de los pedagogos. Tampoco, por ejemplo, sobre economía se puede pretender que los únicos con autoridad para hablar sean los economistas, o sobre el derecho lo únicos que pueden hablar sean los abogados. La obligación de los especialistas es describir y explicar de manera clara los argumentos y las decisiones. No siempre se logra. Algunos economistas enredan explicaciones con números farragosos, lo mismo ocurre con las explicaciones de algunos abogados, y ahora con algunos pedagogos que reclaman, por el hecho de serlo, que son los únicos que pueden opinar y que los demás no pueden preguntar o cuestionar.

Lo que no se puede prohibir es la libertad de dar opiniones por muy disparatadas que sean, pero tampoco hay que ser ingenuos pues las opiniones disparatadas, en medios masivos como la TV, pueden sesgar la discusión y desinformar.

El método disponible que puede corregir errores conceptuales y limitar el efecto negativo de opiniones sesgadas, exageradas y disparatadas sobre la educación es llevar a cabo un proceso organizado de análisis y diálogo. Éste debió realizarse en primer término a través de los CTE pero no fue el camino tomado por la SEP y no se percibe tampoco disposición, ni un ánimo autocrítico sobre los errores que se están cometiendo. Es la arrogancia del poder centralizado que el país no puede superar.

Hay opiniones de que el actual debate sobre los LTG es positivo porque los docentes y la sociedad se están ocupando del tema. Un debate desorganizado, sin embargo, con decisiones centralizadas de la SEP aderezadas por confusiones y errores conceptuales (que no son los tipográficos o de edición), que varios analistas han señalado en los contenidos de los nuevos LTG y del Plan de estudios 2022, representan una distracción del tiempo y recursos de escuelas, docentes y directores que necesitan ocupar su tiempo para atender problemas en el aprendizaje causados por la época de educación remota provocada por la emergencia del COVID19.

La situación de los niños que ahora están en su etapa de aprendizaje parece ser la última preocupación de la SEP. Se promete un futuro luminoso pero la única consecuencia previsible de las actuales decisiones es ampliar la brecha de la desigualdad que coloca en desventaja a los niños que reciben su formación en la educación pública.

*Profesora-investigadora, UAM Unidad Cuajimalpa

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