Daniela Rocha González*
En septiembre de 2015, 193 países se comprometieron a “transformar nuestro mundo” adoptando una agenda transformadora, ambiciosa, integral, indivisible y universal. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (en adelante la Agenda 2030) constituye una hoja de ruta conformada por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas conexas que todos los países deberán alcanzar con el propósito de erradicar la pobreza, proteger al planeta y propiciar sociedades inclusivas, bajo el principio de no dejar a nadie atrás [1].
México desempeñó un papel muy activo en la conceptualización de la Agenda 2030. De ahí que el Gobierno -bajo la administración pasada- asumió con entusiasmo y convicción la Agenda 2030 y sus 17 ODS. Compromiso refrendado por el actual presidente al inicio de su mandato.
Desde entonces han transcurrido ocho años y es momento de realizar un balance de medio periodo. Reflexionar sobre el camino recorrido y trazar el rumbo hacia el 2030. Este artículo recoge elementos sobre las medidas emprendidas para allanar el terreno y comparte aproximaciones para apreciar el momento crucial en el que nos encontramos [2]. Ello con miras a imaginar posibles futuros y maneras de alcanzarlos.
El punto de partida: de dónde venimos
Desde su entrada en vigor en enero de 2016, la implementación de la Agenda 2030 en México ha transitado por lo que podría calificarse de tres grandes etapas, cada una de ellas con sus respectivas continuidades y rupturas.
Durante la primera etapa se sentaron las bases para la puesta en marcha. Se impulsaron importantes cambios normativos, institucionales, sustantivos y programáticos. Para muestra un botón: se reformó la Ley de Planeación para considerar estrategias en favor de los ODS, se erigió un andamiaje institucional conformado por mecanismos de participación multisectorial, entre los cuales destaca el Consejo Nacional de la Agenda 2030, se publicó la Estrategia Nacional para la puesta en marcha de la Agenda 2030 de México y se desarrolló el Sistema de Indicadores de los ODS.
En una segunda etapa, la administración entrante dio continuidad y, en algunos aspectos, profundizó la ruta emprendida. El Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 incorporó los mandatos del desarrollo sostenible y adoptó como suyo el principio de no dejar a nadie atrás. Con algunas modificaciones, la lógica de la arquitectura institucional anterior prevaleció. Se publicó la Estrategia Nacional para la implementación de la Agenda 2030 en México y se aprobó el Marco Nacional de Indicadores.
En una tercera etapa, a principios de 2021, tuvo lugar una ruptura importante en la lógica institucional impulsada hasta la fecha. Tras la desaparición de la Jefatura de Oficina de la Presidencia de la República, el Secretariado Ejecutivo de la Agenda 2030 se trasladó a la Secretaría de Economía; lo que constituye en sí mismo una contradicción a la indivisibilidad de las tres dimensiones del desarrollo sostenible (social, económico y ambiental). Dicho Secretariado se distancia de facto de la Estrategia Nacional vigente, focalizando esfuerzos en tres temas estratégicos: transición energética, economía circular y sistema de cuidados.
A medio camino: dónde estamos
Es así, con un Secretariado disminuido (al menos en estructura) y sin Estrategia, que arranca la etapa en curso. En diciembre de 2022, el Secretariado Ejecutivo se reubica al interior de la Secretaría de Economía en la Unidad de Inteligencia Económica Global. Desde entonces, realiza consultas con actores clave para organizar el trabajo a futuro, al tiempo que anuncia la presentación del Cuarto Informe Nacional Voluntario (INV).
Al escenario anterior, se suman las dinámicas particulares de cada ODS. Cada uno representa un llamamiento a la acción colectiva en torno a un desafío mundial mayor y merece una respuesta nacional propia a la altura de la ambición comprometida. De particular relevancia para el sector educativo es el ODS 4 denominado “Educación de Calidad” que plantea el compromiso de “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos” [3] y para el cual, de acuerdo con la repartición de tareas al interior de la administración pública federal, la Secretaría de Educación Pública (SEP) funge como unidad del Estado coordinadora.
Numerosas y relevantes han sido las medidas emprendidas para impulsar la implementación del ODS 4 en México, entre las que destaca la alineación de los principales instrumentos de planeación nacional de corto, mediano y largo plazo con los ODS, el establecimiento de puntos de referencia nacionales (2025 y 2030) para indicadores estratégicos que permiten identificar brechas en la consecución y el fortalecimiento de capacidades institucionales para promover la incorporación de los principios y metas de la Agenda 2030 en los programas presupuestarios [4].
Sin embargo, y a pesar de los avances, queda mucho por hacer. La SEP no cuenta con una visión de conjunto ni con un mecanismo de coordinación que permita al sector avanzar de manera organizada, coherente y colectiva en la implementación del ODS 4. Urge entonces construir un proyecto de trabajo sectorial común, viable y concreto alineado a la visión nacional.
El futuro que queremos: a dónde vamos
México llega a medio camino del plazo establecido para alcanzar los ODS con una oportunidad de oro y retos significativos. Estamos ante una disyuntiva: continuar por la senda emprendida o replantear la trayectoria.
Continuar con la inercia actual implica resignarse al incumplimiento. Basta con leer el último Informe del Secretario General de las Naciones Unidas para reconocer que la promesa de la Agenda 2030 está en peligro [5]. Situación que se replica para la educación en la región al constatar que “al ritmo actual y con el impacto de la pandemia, no se lograrían alcanzar las metas” [6] del ODS 4.
Pero replantear la trayectoria requiere de una revisión profunda, integral y colectiva. No se trata de reinventar la rueda, sino de considerar las lecciones aprendidas: consolidar lo que funciona, orientarlo a resultados y atender brechas en la gestión de la Agenda 2030. Urge actuar en cinco áreas prioritarias:
· Renovar la voluntad política al más alto nivel. El papel del Consejo Nacional de la Agenda 2030 es clave; el desarrollo de un documento conjunto tipo declaración sería ideal.
· Desarrollar una visión transexenal conjunta. El Cuarto INV debe trascender el ejercicio de puesta al punto y aprovecharse para articular la visión de los próximos siete años con énfasis en los cómos.
· Formular políticas concretas diseñadas para avanzar en la Agenda 2030 y varios ODS de manera simultánea. El trabajo realizado en materia de cuidados, transición energética y economía circular puede servir de base para articular iniciativas palanca.
· Desarrollar un plan de instrumentación centrado en la distribución de responsabilidades (quién hace qué) que sume a todos los actores relevantes.
· Fortalecer las capacidades nacionales y recursos dedicados al logro de la Agenda 2030, mediante la creación de un fondo para la financiación de proyectos orientados a resultados.
Los líderes del mundo se reunirán los días 18 y 19 de septiembre de 2023 en la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para deliberar sobre el futuro de la Agenda 2030 y movilizar apoyo para la adopción de un nuevo Pacto orientado a la acción en 2024.
Esperemos que México redoble la apuesta para ser parte de la transformación mundial. Los próximos pasos serán decisivos.
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Daniela Rocha González
Integrante de MUxED. Licenciada en Relaciones Internacionales (ITAM) y egresada de la Maestría en Planificación y Gestión de los Sistemas Educativos (IIPE-UNESCO). Cuenta con 15 años de experiencia laboral trabajando en la intersección de las agendas de desarrollo internacionales y las políticas públicas nacionales en temas educativos y sociales. Trabajó en planeación educativa en SEP y asesoría estratégica en la UNESCO.
Correo electrónico: danielarocha@hotmail.com
http://www.linkedin.com/in/daniela-rocha-gonzalez
Referencias
Asamblea General de las Naciones Unidas (2015). Resolución 70/1 Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. A/RES/70/1 (21 de octubre de 2015). Recuperado de: undocs.org/A/RES/70/1.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2016). Educación 2030: Declaración de Incheon y Marco de Acción para la realización del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4: Garantizar une educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos. Recuperado de: UNESCO Digital Library.
Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (2022). La encrucijada de la educación en América Latina y el Caribe Informe regional de monitoreo ODS4-Educación 2030. Recuperado de: Informe Regional de Monitoreo ODS4-Educación 2030 (unesco.org).
Secretaría de Educación Pública. Dirección General de Planeación, Programación y Estadística Educativa (DGPPyEE). Micrositio Planeación, programación y seguimiento para el logro del ODS 4. Recuperado de: planeación.sep.gob.mx/ODS4/.
Organización de las Naciones Unidas (2023). Informe del Secretario General (edición especial). Progresos realizados para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible: hacia un plan de rescate para las personas y el planeta. A/78/80-E/2023/64 (27 de abril de 2023). Recuperado de: secretary-general-sdg-report-2023–ES.pdf (un.org).
[1] Resolución 70/1 de la Asamblea General Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
[2] Cabe destacar que un análisis sobre las políticas asociadas al logro de la Agenda 2030 es indispensable, pero excede el propósito del presente texto.
[3] Declaración de Incheon y Marco de Acción para la realización del ODS 4.
[4] Micrositio “Planeación, programación y seguimiento para el logro del ODS 4”.
[5] Informe del Secretario General de las Naciones Unidas sobre Progresos realizados para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
[6] Informe Regional de Monitoreo ODS4-E2030 de la OREALC.