Por: Eduardo Mauricio Libreros López
La educación en México no necesita más reformas cosméticas, sino una revolución pedagógica
La próxima semana comienza un nuevo ciclo escolar. Se espera que los docentes asistan con el mayor entusiasmo para enfrentar los desafíos que implica el trabajo educativo; sin embargo, la realidad dista mucho de ese ideal.
Se encontrarán con las mismas situaciones del pasado reciente: sin un cambio de fondo ni un paradigma innovador que transforme verdaderamente la educación. Hasta hace poco, se implementó un modelo educativo basado en progresiones, (anterior a este, por competencias) pero, antes de cumplir dos años, ya se ha sustituido por otro centrado en “propósitos formativos” y “contenidos formativos”.
Aunque ya afortunadamente pasó la pandemia por COVID-19, esta pausa obligatoria representó una coyuntura única para replantear el modelo educativo en México. Diversos actores del sector educativo, entre ellos docentes y especialistas, vieron en esta crisis la oportunidad de impulsar una transformación profunda que permitiera superar las deficiencias históricas del sistema (Tedesco, 2020). Sin embargo, a pesar de las expectativas, las autoridades educativas han mantenido un enfoque conservador, siguiendo el gatopardismo: hacer cambios superficiales para que, en esencia, todo permanezca igual (Luhmann, 1998).
Durante la emergencia sanitaria, se propuso la implementación de contenidos emergentes que ayudaran a la sociedad a enfrentar los efectos de la pandemia, tanto en el ámbito sanitario como en el socioemocional (UNESCO, 2020). No obstante, las autoridades educativas insistieron en mantener un modelo que, antes de la crisis, ya mostraba serias limitaciones en la formación de ciudadanos críticos y competentes (Reimers, 2021).
Esta resistencia al cambio no es nueva. En México, las reformas educativas han sido recurrentes, pero su implementación se ha caracterizado por ser burocrático y desconectado de las necesidades reales de las aulas (Navarro, 2019). Como señala López (2021), el sistema prefiere la comodidad de lo establecido antes que asumir los riesgos de una transformación sustantiva.
El término gatopardismo, acuñado a partir de la novela El Gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, describe la paradoja de modificar estructuras sin alterar su esencia (Bourdieu & Passeron, 1990). En el ámbito educativo mexicano, esto se traduce en reformas curriculares sin impacto real, en la exigencia de documentos y evidencias que solo sirven para justificar estadísticas, y en la imposición de políticas verticales que ignoran los contextos locales (García-Huidobro, 2020).
A pesar de los discursos oficiales sobre innovación pedagógica, en la práctica se perpetúa un sistema rígido que limita la autonomía docente y la creatividad estudiantil (Freire, 1997). Como sostiene Latapí (2003), mientras no haya una voluntad política genuina por transformar la educación desde sus bases, seguiremos reproduciendo las mismas desigualdades.
Frente a esta inercia institucional, muchos docentes han optado por trabajar “a contracorriente”, sin embargo, estos esfuerzos suelen ser aislados y carentes de reconocimiento oficial, lo que limita su alcance.
La transformación educativa requiere la participación de todos los actores: docentes, estudiantes, familias y autoridades. Como señala Pérez Gómez (2018), solo mediante una gobernanza colaborativa se podrá superar el inmovilismo y construir un sistema que responda a las demandas del siglo XXI.
La educación en México no necesita más reformas cosméticas, sino una revolución pedagógica que ponga al centro el aprendizaje significativo y la equidad (Delors, 1996). Mientras persista el gatopardismo en las políticas públicas, seguiremos condenados a la simulación del cambio. La pandemia fue una oportunidad perdida, pero aún queda tiempo para rectificar el rumbo.
Referencias:
Bourdieu, P., & Passeron, J. C. (1990). Reproduction in education, society and culture. Sage.
Delors, J. (1996). La educación encierra un tesoro. UNESCO.
Freire, P. (1997). Pedagogía de la autonomía. Siglo XXI.
García-Huidobro, J. E. (2020). Desafíos de la educación postpandemia. Paidós.
Hargreaves, A., & Fullan, M. (2012). Professional capital: Transforming teaching in every school. Teachers College Press.
Latapí, P. (2003). El derecho a la educación en México. FCE.
Luhmann, N. (1998). Sistemas sociales: lineamientos para una teoría general. Anthropos.
Navarro, J. C. (2019). Las reformas educativas en América Latina. BID.
Pérez Gómez, A. (2018). Educarse en la era digital. Morata.
Reimers, F. (2021). Educación y pandemia: una visión académica. Grano de Sal.
Tedesco, J. C. (2020). Los pilares de la educación del futuro. Santillana.
UNESCO. (2020). Education in a post-COVID world: Nine ideas for public action.