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Lo que los adultos no ven, pero los niños viven: una lección de escucha

by Pluma Invitada
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Niño comparte su opinión mientras un adulto lo escucha con atención en la escuela.
Rosalba Gascón Pérez
Rosalba Gascón Pérez*

Imagina que una persona es acusada de cometer un crimen y se encuentra durante su juicio. Escucha a los abogados discutir acerca de su caso, al juez realizar preguntas y a los testigos dar su versión de los hechos. Todos hablan sobre lo que supuestamente hizo, lo que piensa, lo que es y en lo que se ha convertido. Pero a ella, la persona en el centro del juicio, la acusada, nunca se le da la palabra. Ni una sola vez. Al final, el juez dicta sentencia: la envía a la cárcel por un crimen que nunca cometió. Nadie la escuchó, nadie le preguntó nada. Y sin embargo, decidieron por ella.

Aunque parezca una escena algo extrema, es muy parecido a lo que ocurre todos los días con las niñas y niños: se toman decisiones sobre su vida, su educación, sus espacios, sus tiempos, sus emociones… sin siquiera darles la oportunidad de hablar y de incorporar sus voces en los temas de los cuales están involucrados.

Al inicio del ciclo escolar 2024-2025, la asociación civil Mexicanos Primero Jalisco realizó un diagnóstico sobre necesidades educativas, enfocado en el aprendizaje y la asistencia escolar. A través del proyecto de intervención Mi Escuela Primero, en su fase piloto. Este diagnóstico se llevó a cabo en cuatro primarias públicas e incluyó ejercicios participativos con familias, docentes y estudiantes. En total participaron 69 madres y padres, 46 maestras y maestros, y 505 niñas y niños.

En estos diagnósticos algo interesante ocurrió: cuando se les preguntó directamente a las y los estudiantes qué es lo que menos les gusta de su escuela, la respuesta más repetida fue clara y contundente: el acoso escolar, mejor conocido como bullying. Las y los estudiantes mencionaron casos como jalones de pelo, burlas, empujones, peleas, insultos, e incluso otros más particulares como robo de comida, que hablaran mal de sus mamás, que recibieran golpes por no pasarle la tarea a otros compañeros, entre muchos otros. Todos ellos, situaciones cotidianas que viven y que los afectan diariamente.

Pero ¿saben qué fue aún más revelador y que me pareció reflexivo? Que en los diagnósticos con adultos —docentes y familias— apenas una madre mencionó el bullying como una problemática. Nadie más. Nadie más tenía la noción o nombró una de las situaciones más preocupantes que viven día con día los estudiantes y que para los niños es una de las principales razones por las que no les gusta ir a la escuela. Aquello que afecta su experiencia educativa y posiblemente frena su desarrollo.

En ocasiones se asume que las niñas, niños y adolescentes (NNA) por su edad no están en una posición de opinar en asuntos importantes. Pero la realidad es que tienen vivencias, experiencias y reflexiones que deben ser escuchadas. Y que aportan mucho valor. Sus palabras pueden ofrecer claves valiosas para comprender aquellos entornos en los que viven e interactúan. Para saber lo que ocurre en las aulas, en sus casas y en sus comunidades.

Su participación no debería ser vista como un buen gesto -por parte de los adultos-, sino como un derecho y una posibilidad de transformación. Al escuchar sus voces con atención y tomarlas en serio, les damos un lugar real en la toma de decisiones que les afectan. Su visión puede enriquecer desde el entorno escolar más inmediato, hasta las políticas públicas que aspiran a mejorar las condiciones de vida.

Las NNA no son solo el futuro: son el presente. Ellos tienen el potencial de convertirse desde pequeños en agentes de cambio. En este presente, las NNA tienen ideas, preocupaciones y propuestas que pueden ayudarnos a construir una mejor realidad y un mejor futuro para ellos.

Como adultos debemos de generar estos espacios de escucha activa, de propuestas y de participación real con las y los niños desde temprana edad. Cuando generamos estos espacios también nosotros nos transformamos, aprendemos a mirar con otros ojos y enriquecemos nuestra perspectiva.

Porque sí, las niñas y los niños tienen tanto que aportar como cualquier otra persona. Y cuando alzan la voz, el mundo se vuelve un poco más claro y tienen más oportunidades para ser su mejor versión.

Escúchalos de verdad y te aseguro que nunca dejarás de aprender de ellos.

*Investigadora y líder de proyecto en Mexicanos Primero Jalisco. Correo: rgascon@mpj.org.mx

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