La escuela tradicional muestra señales claras de desgaste frente a las nuevas exigencias sociales, emocionales y cognitivas de niñas, niños y jóvenes. La experiencia escolar sigue centrada en la obediencia, la estandarización y la repetición mecánica, mientras los estudiantes se desarrollan en entornos complejos que demandan pensamiento crítico, sensibilidad social y autonomía. La discusión sobre el futuro educativo apunta a reconfigurar lo que entendemos por aprender y enseñar, y a ampliar la mirada más allá de las paredes del aula.
La propuesta de Educación Divergente adquiere fuerza en este escenario. Parte de reconocer que la formación ocurre en múltiples espacios: la calle, los centros comerciales, los parques, los dispositivos digitales, la convivencia familiar. Estos entornos influyen en la construcción de actitudes, creencias y conductas, aunque pocas veces se les atribuye responsabilidad educativa. La Educación Divergente invita a cuestionar la estructura rígida que asocia educación con escolaridad y recupera la idea de que aprender es un proceso de largo aliento que tiene lugar durante toda la vida.
Este enfoque también examina prácticas arraigadas en la cultura escolar. Frases como “la letra con sangre entra” resumen una tradición disciplinaria que persiste de forma velada. Aunque muchos docentes la rechazan públicamente, permanece en gestos cotidianos, decisiones de control y modos de interacción que sobreviven al paso de los años. Reconocer los rastros de esa lógica permite imaginar relaciones más horizontales y ambientes pedagógicos basados en la comprensión, la autonomía y la atención sensible a la diversidad.
La Educación Divergente dirige la conversación hacia preguntas que suelen evitarse: ¿qué tipo de personas queremos acompañar en su proceso formativo?, ¿qué sentido tiene la escuela para estudiantes que enfrentan incertidumbres sociales, laborales y ambientales?, ¿cómo reorganizar el modelo educativo para atender las necesidades reales de comunidades que buscan bienestar, dignidad y cooperación? Las respuestas requieren una reflexión profunda sobre las creencias que influyen en la práctica docente, en la evaluación, en las expectativas de aprendizaje y en las decisiones institucionales.
En este contexto, la Comisión Iberoamericana de Calidad Educativa, la Universidad Hispano Americana del Bajío (Campus Península de Yucatán), Editorial Descubriendo y la Universidad CICE convocan al Congreso Internacional de Educación Divergente (CIED 2026), que se celebrará del 26 al 28 de marzo de 2026 en Yucatán, México, bajo el lema “Por una pedagogía liberadora de la conciencia humana que deje legado”. El encuentro está dirigido a docentes, investigadores, directivos, autoridades educativas, estudiantes y organizaciones de la sociedad civil que buscan nuevos horizontes para la educación.
Las fechas próximas marcan el ritmo de participación. El envío de ponencias permanecerá abierto hasta el 4 de enero de 2026 a las 23:59 horas (tiempo del Centro de México). El 26 de enero de 2026 se darán a conocer los dictámenes por correo electrónico. Las ponencias aceptadas deberán entregarse en su versión final el 26 de abril de 2026, para integrar las memorias del Congreso.
El formato del CIED 2026 favorece el intercambio reflexivo. Cada mesa estará integrada por tres participantes, con 20 minutos de exposición por persona y un espacio final destinado a diálogo y preguntas. Se recibirán trabajos inéditos relacionados con los ejes del Congreso: autonomía docente desde la heutagogía, pensamiento elástico y neurociencia, evaluación transformadora, tecnologías educativas y entornos emergentes, así como diversidad, equidad y transformación educativa.
Las ponencias presentadas formarán parte de un volumen digital con ISSN, disponible en línea, y también serán publicadas en Amazon con ISBN digital. Algunas contribuirán al acervo de la Biblioteca Virtual Divergente y a publicaciones indexadas de CICE, lo que ampliará su impacto académico y social.
La Educación Divergente propone volver a pensar la escuela desde su raíz, comprender sus límites y explorar nuevas formas de acompañar a estudiantes que crecen en contextos cambiantes. El Congreso de Yucatán será un espacio para discutir estas tensiones y proyectar rutas posibles para una pedagogía centrada en la conciencia, la creatividad y la transformación colectiva. Quienes participen tendrán la oportunidad de construir, junto con otras voces, una mirada renovada sobre la educación del siglo XXI.