Aranzazu Alonso Cuevas*
“Las niñas podemos ser lo que queramos ser: Podemos ser ingenieras, podemos ser bomberas, podemos ser policías, podemos ser diputadas, senadoras, científicas y presidentas de la República”.
Claudia Sheinbaum, en la firma del Pacto por la Primera Infancia.
Con esta declaración, la Presidenta Electa Claudia Sheinbaum cerró su intervención en la firma del Pacto por la Primera Infancia, el 22 de abril de este año. Ese día se comprometió públicamente a cumplir 12 metas relacionadas con los derechos de las niñas y niños menores de 6 años.
En materia de educación y cuidados, los compromisos adquiridos por quien se convertirá en la primera Presidenta de nuestra nación. Son tres, la Meta 6, la 7 y la 8.
Dos, para las niñas y niños menores de 3 años:
Meta 6. Incorporar por lo menos al 20% a la educación inicial en cualquiera de sus modalidades.
Meta 7. Asegurar que al menos 85% reciba educación preescolar de calidad.
Una, para las familias con niñas y niños menores de 6 años:
Meta 8. Alcanzar al 30% de ellas con programas de habilidades parentales para una crianza cariñosa y sensible.
Cumplir estos tres compromisos significa sentar bases sólidas para que las niñas, y los niños, tengan el mejor futuro posible y puedan ser aquello que quieran ser. Pero, ¿qué debe hacer la próxima Presidenta y el Secretario de Educación para cumplir estas metas? En este artículo me referiré sólo a acciones en materia de educación inicial para niñas y niños de 0 a 3 años.
Educación inicial en el periodo 2018-2024
Uno de los avances más significativos que en el ámbito educativo ocurrieron en este periodo fue la reforma al artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para reconocer a la educación inicial como un derecho de la niñez, responsabilidad del Estado Mexicano, y parte fundamental de la educación básica. El Artículo Doceavo transitorio de esa reforma constitucional estableció que la educación inicial debe atenderse en el marco de una Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia.
La subsecuente reforma a la Ley General de Educación (artículos 6, 37 y 38), estableció que los servicios de educación inicial pueden ser escolarizados y no escolarizados, y que el Estado, de manera progresiva, debe generar las condiciones para la prestación universal de ese servicio. De igual modo, esa misma reforma confirmó que la Política Nacional de Educación Inicial será parte de una Estrategia de Atención Integral a la Primera Infancia (ENAPI) en México[1].
En cumplimiento a dicha reforma, la Secretaría de Educación Pública (SEP) emitió, por primera vez, una Política Nacional de Educación Inicial (PNEI)[2], que reconoce a las niñas y los niños como sujetos de derechos y aprendices competentes desde el nacimiento, y a la educación inicial como de derecho de la infancia y responsabilidad del Estado.
La PNEI tiene como objetivo “potenciar el desarrollo integral de niñas y niños de cero a tres años en un ambiente rico en experiencias afectivas, educativas y sociales, y el acompañamiento a las familias en las prácticas de crianza”. Establece tres propósitos específicos:
Propósito 1. Expandir la cobertura de los servicios de educación inicial, dando prioridad a niñas y niños en condición de vulnerabilidad y en riesgo de exclusión.
Propósito 2. Mejorar la calidad de los servicios que se ofrecen en las modalidades (escolarizada y no escolarizada) de educación inicial.
Propósito 3. Promover en las familias el desarrollo de prácticas de crianza enriquecidas y vínculos afectivos sólidos.
La publicación de la PNEI representa un hito importantísimo en la historia del país y de los derechos de niñas y niños en México. No obstante, nunca se publicó su plan de implementación, dejando a la política como un documento en el que se establecen buenas intenciones. De igual modo, el gobierno federal no asignó presupuesto a la altura del mandato constitucional, ni siquiera uno que hiciera posible avanzar en alguno de los propósitos explícitos de la Política.
De hecho, a partir de la reforma, la cobertura de educación inicial disminuyó, para el ciclo 2022 – 2023 se atendió al 3.4% de la población de 0 a 3 años[3] ; el presupuesto ejercido se contrajo un 11% en términos reales, y el número de docentes de educación inicial escolarizada y de planteles del sector público prácticamente no creció. Lo anterior resulta particularmente grave a la luz de los resultados sobre Desarrollo Infantil Temprano en México (DIT)[4].
De acuerdo con los datos de la última ENSANUT, el 19.3% de niñas y niños entre 24 a 59 meses en México tienen rezagos en algún ámbito del desarrollo. Esto significa que 2 de cada 10 niños antes de entrar a primero de primaria, no tienen una trayectoria óptima de desarrollo. Aún más grave resultan las diferencias por índice de bienestar, en donde el 86.6% de niñas y niños que habitan en hogares de nivel socioeconómico alto tienen un desarrollo adecuado, comparado con solo el 76.6 % de niñas y niños en hogares de nivel de bienestar bajo[5].
Se ha demostrado que un mejor DIT está directamente relacionado con mejores resultados educativos a lo largo de la vida, lo cual significa que quienes entren a primero de primaria con algún rezago tendrán muchas más probabilidades de presentar un peor desempeño escolar a lo largo de su trayectoria educativa. En otras palabras: si no priorizamos la educación inicial, difícilmente podremos mejorar los resultados del sistema educativo en su conjunto. Y me atrevo a decir más, si no priorizamos el aprendizaje en los primeros años de vida, no podremos abatir la desigualdad ni reducir la pobreza de manera sistémica y significativa.
Así pues, ¿cuáles son algunos de los elementos que proponemos incluir en su plan al futuro Secretario de Educación para dar cumplimiento al compromiso firmado por la Presidenta Electa en materia de educación inicial y al mismo tiempo coadyuvar a la construcción de un sistema de cuidados?
10 pasos para priorizar la educación inicial
- Asegurar que en el Plan Nacional de Desarrollo se establezcan de manera explícita objetivos, estrategias y líneas de acción relacionados con la ampliación de la cobertura y calidad para la educación inicial, y que estas se vean claramente expuestas en el Programa Sectorial de Educación.
- Actualizar la Política Nacional de Educación Inicial (PNEI) a los objetivos de esta administración y a las recomendaciones ya realizadas para su mejora[6], y publicar un plan de implementación para su ejecución.
- Hacer un plan progresivo para la universalización de la Educación Inicial, considerando que ello abona directamente a la construcción de un Sistema Nacional de Cuidados[7].
- Incrementar progresivamente la inversión en educación inicial. Hoy ya contamos con estimaciones muy puntuales sobre cuánto le costaría a México incrementar la cobertura en 1% (150 mdp), 5% (971 mdp) o 12% (3,624 mdp) en las modalidades y municipios priorizados de acuerdo a los criterios establecidos por la PNEI[8].
- Dialogar con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público sobre nuevas fuentes de financiamiento, bajo el entendido que ampliar la cobertura de educación inicial escolarizada es también cimentar el sistema de cuidados en su primera etapa[9].
- Definir estándares de calidad (estructural y de procesos) y un sistema para asegurarlos, incluidas Normas Oficiales Mexicanas, a los que deban apegarse todos los prestadores de servicios, de los sectores público, privado y social[10].
- Incrementar la capacidad institucional de la SEP para implementar la política mediante la creación de una Dirección General de Educación Inicial y Preescolar en la Subsecretaría de Educación Básica.
- Impulsar junto con el IMSS la flexibilización de los modelos de prestación de servicios de cuidado y educación inicial para eliminar las barreras para expandir la cobertura mediante la concurrencia de la Banca de Desarrollo, las autoridades estatales y las municipales.
- Impulsar una reforma a la Ley de Coordinación Fiscal para que el Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social pueda utilizarse por Estados y Municipios para desarrollar o habilitar espacios que se conviertan en centros de cuidado.
- Propiciar que la educación inicial en todas sus modalidades, pero en particular la escolarizada, se convierta en un nodo articulador de la política de atención integral a la primera infancia, vinculándola en los territorios, con los bienes y servicios que las niñas y niños y sus familias necesitan para promover su pleno potencial y el ejercicio de sus derechos.
Como se observa, la ruta es clara. Lo que se necesita es la voluntad política para ejecutarla. El próximo Secretario de Educación deberá ejercer un liderazgo fuerte para lograrlo, y al hacerlo traerá enormes beneficios a las infancias, a las mujeres, y al país en su conjunto.
Redes sociales
LinkedIn: Aranzazu Alonso
[1] La ENAPI Puede consultarse en https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/539066/ENAPI-DOF-02-03-20-.pdf
[2] La Secretaría de Educación Pública dio a conocer la Política Nacional de Educación Inicial a través del Acuerdo No. 07/03/2022, publicado en el Diario Oficial de la Federación en marzo de 2022. Puede consultarse en https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5646122&fecha=18/03/2022#gsc.tab=0
[3] Principales cifras del sistema educativo nacional. 2022 – 2023
[4] Vázquez-Salas, R. A., Villalobos, A., Pérez-Reyes, M. R., Barrientos-Gutiérrez, T., & Hubert, C. (2023). Desarrollo infantil temprano, sus determinantes y disciplina en la niñez mexicana: Ensanut 2022. Salud Pública de México, 65(supl 1), S45-S54. https://doi.org/10.21149/14824
[5] Es importante señalar, que la ENSANUT no identifica el nivel socioeconómico por deciles, sino por un índice de bienestar, el cual se construye usando un análisis de componentes principales y considera las condiciones de vivienda, posesión de electrónicos y electrodomésticos, que da como resultado 3 rangos: bajo índice de bienestar, mediano y alto.
[6] Vale la pena revisar las Sugerencias para la mejora de los objetivos de la educación inicial en México 2023, elaboradas por MEJOREDU. Se pueden consultar en https://www.mejoredu.gob.mx/images/publicaciones/normateca/Sug-Inicial-Mejoredu.pdf
[7] El Banco Mundial, en colaboración con la SEP, desarrolló una Herramienta de Focalización para guiar la expansión de la oferta de educación inicial bajo criterios de priorización. Esta herramienta prioriza la población en condiciones de vulnerabilidad y riesgos de exclusión en consistencia con la PNEI.
[8] Estas estimaciones se presentaron por la Dra. Sunny A. Villa y el Banco Mundial en la 4ta Semana Nacional de Inversión en Primera Infancia. La presentación se puede consultar en https://www.pactoprimerainfancia.org.mx/wp-content/uploads/2023/10/SNIPI_BancoMundial_Sunny-Arely-Villa-comprimido.pdf
[9] Cabe recordar que la calidad debe considerar al menos dos dimensiones: la calidad estructural, que comprende el número de niños y niñas por grupo, el coeficiente técnico entre adulto y niños, el nivel de formación de los adultos a cargo y la tasa de rotación del equipo y el ambiente físico del programa (infraestructura, espacio interior, espacio exterior, materiales pedagógicos, etc.). Por su parte, la calidad de los procesos el tipo de interacciones entre el educador y el niño, las características de las experiencias de aprendizaje y la propuesta educativa, el modo en que se gestionan las rutinas de cuidado, la integración de la familia en el programa y los elementos de gestión de éste.
[10] Una revisión de estos esquemas se encuentra en Global Report on Early Childhood Care and Education, disponible en https://www.unesco.org/en/articles/right-strong-foundation-global-report-early-childhood-care-and-education
*Aranzazu Alonso Cuevas
Integrante de MuxED, Directora Ejecutiva y Coordinadora General del Pacto por la Primera Infancia, Mamá de Macarena y Santiago.