
Faltaban 10 minutos para las nueve de la mañana cuando caminé con pasos lentos, pero firmes, por la calzada y pasillos de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Mi cita era a las nueve en punto. Fue el 2 de enero de 1981. Ese fue mi primer día de trabajo. Seis meses antes concluí mi doctorado en educación en la Universidad de Stanford. Tengo el orgullo de ser el primer mexicano que obtuvo ese grado allí. La UAM, hermosa institución, será siempre mi Casa Abierta al Tiempo. Ayer, 8 de abril, fue mi último día de labores; hoy, ya soy jubilado.
Me voy contento. La UAM me trató de maravilla, me permitió impartir clases a estudiantes brillantes y motivados, y compartir con colegas con quienes, después, trabé lazos de amistad y colaboración. Tuve funciones administrativas en mi área de investigación y en el Doctorado en Ciencias Sociales. Mi Casa Abierta al Tiempo también me otorgó recursos para conducir proyectos de investigación, cuya divulgación me acarreó cierto nombre y me permitió ser investigador nacional, emérito a partir de 2021.
Gracias al salario y becas pude escribir siete libros como autor individual y 15 como compilador o co-coordinador. Todos me llenan de alborozo, pero mi primer libro como ejecutor único me catapultó a un universo más amplio: El sistema educativo mexicano: La transición de fin de siglo. El Fondo de Cultura Económica lo publicó en 1995, tuvo 12 reimpresiones y, en 2013, llegó la segunda edición, lleva dos reimpresiones. Se vendieron 32 mil ejemplares impresos y van alrededor de dos mil en la versión digital. Profesores de unidades en la Universidad Pedagógica Nacional y de escuelas normales, también de programas de posgrado de varias universidades, lo usaron como texto en sus cursos. Otros colegas seleccionaron capítulos para sus clases y los circularon en fotocopias, después en pdf.
“The Decentralization of Education in Mexico”, un artículo que publicó Prospects: Quarterly Review of Education en 1988, en arábigo, chino, español, francés, inglés y ruso, dio a conocer mi trabajo más allá de las fronteras nacionales. La MCB University Press del Reino Unido me otorgó el G. W. Walker Best Paper Award (2000) por otro artículo, producto del mismo proyecto de investigación, The Politics of Educational Decentralization in Mexico, en el Journal of Educational Administration.
Ya en mis periodos sabáticos, ya en estancias por convenios, mi UAM me permitió ser Visiting Lecturer y Fulbright Scholar in Residence en la Universidad de Harvard. También fui profesor visitante en las universidades de Columbia, en Estados Unidos e Hiroshima y Nagoya, en Japón. En México fui profesor invitado en la Universidad Iberoamericana, el Centro de Investigación y Docencia Económicas y el Tecnológico de Monterrey. Fui investigador visitante en el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa y en el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y El Caribe. También profesor de asignatura en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Hice mis pininos de enseñante en los años 70 en la Universidad Juárez del estado de Durango.
La UAM quiere que su profesorado difunda los productos de su trabajo. Lo hago como articulista de Excélsior y el espacio semanal en Imagen Radio, La contienda por la educación. Fui columnista de la revista Siempre y con frecuencia me invitan a opinar en programas de radio y televisión. Periódicos nacionales me interrogan sobre política educativa; incluso, periódicos de prestigio internacional como el New York Times y The Washington Post me han entrevistado.
Recibí con agrado el Reconocimiento COMIE al Mérito Pablo Latapí 2015, que me otorgaron mis colegas del Consejo Mexicano de Investigación Educativa y el Reconocimiento al Mérito Ciudadano José Vasconcelos 2017, que me confirió Suma por la Educación. Más satisfacción me produjo que el Colegio Académico de mi UAM haya respondido a la iniciativa de mis colegas Ana Martínez, Antonio Rosique, Teseo López, Alfonso León Pérez y Carlos Hernández y me haya designado Profesor Distinguido, en su sesión del 20 de marzo.
Una bella forma de decir hasta siempre y gracias, UAM.