No es ilógico, sino consecuente, trasladar al sector educativo, como se hace en el título de este texto, la frase más constante, y acertada a mi juicio, de la actual …
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No es lo mismo ser un objeto que se medirá en comparación con un parámetro, que ser un sujeto activo en el proceso de detectar —mientras se lleva a cabo el proceso educativo— los aciertos, defectos o problemas a resolver con el fin de tomar medidas que permitan mejorar, o corregir a tiempo, el rumbo y lograr los fines programados. Este cambio no es menor. Al contrario, es crucial para concebir a la evaluación como un medio al servicio de la tarea pedagógica, y no como un fin. Tampoco, por estar bien ubicada en el proceso de aprendizaje, su realización es fácil: todo lo contrario, es un reto intelectual muy grande.
Es preciso recurrir a Joaquín Sabina en la consideración de los cimientos profundos de la nueva propuesta educativa en el país. No sería la primera vez que la poesía echase más luz a un proceso social que algunas teorías. Dice el cantautor que “No hay nostalgia peor/ que añorar lo que nunca jamás sucedió”. El verso es impecable e implacable.
Una palabra recorre el mundo educativo nacional: la decolonialidad. Es central en la concepción de la Nueva Escuela Mexicana y el marco curricular que orienta –u orientará– a los planes de estudio y los libros de texto en la educación básica, y los estudios de las nuevas generaciones de maestras y maestros en nuestro país. ¿A qué se refiere y cuál sería su impacto en el proceso de aprendizaje que se planea transformar?
Ya estamos acostumbrados a que, cada sexenio, los gerentes del país lancen una nueva forma de concebir a la educación, y la presuman como el ingreso al paraíso pedagógico por fin y para siempre. La parusía en su versión secular: no el regreso del dios perengano al final de los tiempos, sino el ingreso (aula por aula, escuela por escuela) de la verdadera estrategia para la formación que requieren los estudiantes en el país y, de esa manera, hacer viable su futuro.
Si para Descartes la duda fue el camino para sostener el hecho de estar pensando, del cual deriva su famosa frase: “Pienso, luego existo”, cabe la posibilidad de postular a la duda como partera de la crítica y, por lo tanto, ante las preguntas reiteradas a las autoridades educativas, que no se han respondido, es imprescindible ejercer la facultad de insistir.
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