Carlos Ornelas
Hoy presento a mis lectores un nuevo libro que tardó varios años en salir de la prensa, Arrojos contra el vendaval. Mis colegas y yo documentamos 29 casos de buenas prácticas de educación que chocan con el vendaval de un sistema educativo de baja calidad, cargado de burocracia y relaciones perversas, inequitativo.
Aunque en ocasiones permanecen invisibles, se originan un sinnúmero de buenas prácticas escolares, a veces a contracorriente y la incomprensión de autoridades y aún de los potenciales beneficiarios de una buena educación. Y parece que cada vez son menos excepcionales, aunque no haya una corriente homogénea que las aglutine, les ofrezca un corpus doctrinario, ni un acervo de propósitos comunes. Ni siquiera hay una comprensión coherente de lo que es una buena práctica. El conjunto que presentamos en este libro no constituye un paradigma que enfrente al arquetipo dominante. Son alternativas que merecen conocerse —y reproducirse— pero no bajo la égida de un modelo único y homogeneizador. Una de las cualidades de las buenas prácticas es que triunfaron porque disfrutaron de ciertos grados de autonomía de los sistemas formales.
El fin principal de este conjunto de informes es hacer visibles prácticas virtuosas que anidan en regiones diferentes, que tienen promotores entusiastas —enamorados de su hacer— y deseos de prorrogar sus labores más allá de sus territorios y sus tiempos.
Lanzamos la convocatoria en enero de 2018 con fecha límite del 25 de mayo, plazo que luego extendimos por mes y medio. Vino un proceso de arbitraje al mismo tiempo que se daban cambios bruscos en el Crefal. El equipo se desintegró y muchas cosas quedaron en el aire. Por fortuna Gaby Yáñez e Iván Sánchez rescataron las piezas que presentamos en esta antología.
Me adjudiqué la tarea de examinar cada informe, corregir detalles menores, dar un formato homogéneo y ciertas libertades con el estilo. Por ejemplo, partir oraciones extensas, eliminar ciertos adverbios y evitar hasta donde fuera posible el uso de gerundios. No traicioné a nadie, no hubo cambios radicales, nada más los normales en una compilación.
Deliberamos acerca de la organización. Mis colegas sugerían que fuera por estados, yo por temas. Concedieron, la presentación se divide en cuatro partes: 1. Prácticas docentes beneficiosas y maestros ejemplares. 2. Modelos de gestión y participación social concertados. 3.Ejemplos de inclusión laudables. 4. Miscelánea de experiencias de éxito.
Recogimos prácticas que implican mejoría respecto al sistema circundante y una propuesta con gran potencial. Quizá no todos los asuntos tratados en estas tramas sean replicables, pero estamos convencidos de que unas de ellas sí y que valdría la pena que se expandieran. Lo que todos deseamos es que el sistema educativo mexicano mejore, que ofrezca una buena educación a cada vez un mayor número de niños mexicanos. Que coadyuve a su formación como ciudadanos colmados de virtudes cívicas y capacidades productivas; con valores que apoyen a la construcción democrática del país, a la solidaridad y a la convivencia pacífica de los mexicanos.
Los coordinadores agradecemos a la Universidad Autónoma de Tamaulipas la recepción que le dio a esta antología, que pasó por problemas para publicarse, por el cambio de autoridades y personal en el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe y por la emergencia del covid-19.
Hacemos votos maestros e investigadores documenten más arrojos contra el vendaval; sabemos que hay muchos más.
Referencia:
Carlos Ornelas, Gabriela Yáñez Rivas y Luis Iván Sánchez Rodríguez (coordinadores), Arrojos contra el vendaval: buenas prácticas de educación en México. Ciudad Victoria: Universidad Autónoma de Tamaulipas y Colofón, 2022.