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Plazas docentes y méritos

by Carlos Ornelas
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El secretario Reyes Heroles elaboró una narrativa cuidadosa. No habló de las plazas ni de los problemas de las escuelas; se enfocó en la elevación del estatus del magisterio, que la ciudadanía no considerará de segunda clase a la carrera normalista. Argumentó que los maestros deberían tener los mismos méritos que los de otras profesiones.

Carlos Ornelas
Carlos Ornelas

Pedro Hernández, dirigente de la Sección 9 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, manifestó que su organización mantiene una demanda histórica: “… que los egresados de las Escuelas Normales sean contratados automáticamente al concluir sus estudios”. En una entrevista con Sabina Berman (Profelandia, 30/11/2025), Hernández apuntó que su organización insiste en que el Estado asegure el empleo de los maestros.

En los años en los que nació la Coordinadora, ésa no era una demanda central; era parte de la tradición que se inauguró en la segunda etapa de expansión de la educación primaria, en los años de la unidad nacional, en la primera ronda de Jaime Torres Bodet como secretario de Educación Pública. No había suficientes maestros titulados para atender las demandas crecientes y, aunque no se hizo norma que los egresados de las Normales tuvieran la plaza en automático, la práctica —aunque ilegítima— se institucionalizó.

Las cosas marcharon bien hasta que los líderes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación se hicieron del control de las Normales y colonizaron el gobierno de la educación básica. No se terminó con el ingreso en automático, aunque sí se trastocaron los criterios para asignar el lugar del primer puesto de trabajo y de los cambios de adscripción. Con todo y que el gobierno tuvo dificultades, el comienzo del fin de la obtención de la plaza con sólo terminar los estudios comenzó cuando las políticas de control natal (iniciadas en los años 70) despuntaron. La expansión de la matrícula continuó (más en secundaria), aunque a ritmos menores y ya no hubo suficientes nuevas plazas para todos los egresados.

La crisis de los años 80 contribuyó a que disminuyera el presupuesto para educación, moderó la expansión y restringió las inscripciones en las Escuelas Normales. Pero fue insuficiente. El secretario de Educación Pública en el gobierno de José López Portillo, Jesús Reyes Heroles, ideó una política que, al mismo tiempo que dio un respiro al sistema educativo, hizo menos atractiva (al menos al comienzo) la carrera docente. Hasta 1984, estudiar la Normal implicaba cuatro años después de secundaria. A partir de aquel año, la SEP instituyó (no sin conflicto con los líderes del SNTE) que los estudios para ser maestro serían equivalentes a una licenciatura universitaria. Incluyeron tres años de bachillerato y cuatro de profesional.

El secretario Reyes Heroles elaboró una narrativa cuidadosa. No habló de las plazas ni de los problemas de las escuelas; se enfocó en la elevación del estatus del magisterio para que la ciudadanía no considerará de segunda clase la carrera normalista. Argumentó que los maestros deberían tener los mismos méritos que los de otras profesiones. Reyes Heroles no opuso el discurso meritocrático al del régimen de la Revolución Mexicana. Por el contrario, lo armonizó con palabras e ideas queridas por los docentes; destacó la frase: “superación profesional del magisterio”.

Elevar a nivel de licenciatura los estudios de las Escuelas Normales no terminó con la entrega automática de plazas, pero sí pospuso —y por bastantes años— la presión sobre el sistema. A comienzos del siglo XXI ya no había tantas plazas de nueva creación y las vacantes por jubilación eran insuficientes para tantos egresados. Emergió el alegato del mérito. En 2008, en el gobierno de Felipe Calderón, mediante la Alianza por la Calidad de la Educación que signó con Elba Esther Gordillo, el gobierno comenzó con los concursos de ingreso y las primeras evaluaciones.

El discurso meritocrático caló hondo en el gobierno de Enrique Peña Nieto con la creación del Servicio Profesional Docente y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Al comienzo doblegó a la facción de Gordillo, pero no pudo con la CNTE. Tampoco el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien les aseguró que los egresados de las normales en sus territorios obtendrían su plaza al graduarse. No cumplió. Pero dio alas al león que hoy ruge. Pedro Hernández declaró: “Que el gobierno acepte que entonces formó a sus maestros y tiene que contratarlos”. Si no, le faltó decir, nos veremos en el Mundial de Futbol.

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