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Repetir grado en secundaria: el preocupante fenómeno que va en aumento y perpetúa la desigualdad educativa

by Erick Juárez Pineda
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Erick Juárez Pineda
Erick Juárez Pineda

Introducción

El presente ensayo hace un acercamiento básico a los datos sobre repetición escolar en secundaria de escuelas públicas y privadas en México, su evolución a lo largo de los últimos nueve ciclos escolares, tendencias, número de alumnos y, finalmente, una pequeña revisión de literatura sobre causas y consecuencias de este fenómeno.

El texto comienza con un panorama basado en los datos publicados por la Dirección General de Planeación, Programación y Estadística Educativa de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el que se presentan los números totales y por grado de alumnas y alumnos que repitieron un ciclo escolar, en contraste con cada ciclo escolar —de 2016 a 2025— y en comparación con la matrícula total de cada nivel.

También se hace una revisión sobre los Acuerdos publicados en el Diario Oficial de la Federación que establecen los criterios de evaluación, acreditación, promoción, regularización y certificación en la educación básica, así como los posibles efectos que tuvieron en el número de alumnos repetidores.

Adicionalmente se recopilan hallazgos de una breve revisión de literatura, para dar cuenta sobre las causas, efectos y consecuencias de la repetición escolar en las y los adolescentes.

Finalmente, se plantea una reflexión que invita a continuar las investigaciones sobre los resultados obtenidos y a fortalecer la vinculación entre la investigación educativa y la toma de decisiones en política.

Repetición en secundaria: quiénes y cuántos son

Repetir un grado en educación básica suele ser muy preocupante para las familias y la sociedad, ya puede tener consecuencias en las trayectorias de niños y jóvenes que podrían resultar irreversibles.

En México, la acreditación de las y los alumnos de educación básica está regulada por lo que marca el Acuerdo 10/09/23 (DOF, 2023), el cual establece los criterios de evaluación, acreditación, promoción, regularización y certificación en la educación básica.

Dicho documento explica que para educación primaria en los grados de segundo a sexto, la acreditación depende de obtener al menos un promedio de 6.0 en los cuatro campos formativos evaluados: lenguaje, pensamiento matemático, conocimiento del medio y desarrollo personal y social.

Por el contrario, en primer grado de primaria y en preescolar no existe la posibilidad de reprobar, ya que en esos niveles la evaluación se centra en la asistencia y en el seguimiento del proceso de desarrollo de cada estudiante, más que en asignar una calificación numérica.

En cambio, para secundaria, la acreditación requiere obtener un promedio mínimo de 6.0 en cada asignatura; y, de no alcanzarlo, el estudiante deberá repetir el ciclo escolar completo en el siguiente periodo, especialmente si acumula cinco o más materias reprobadas. Cuando la situación es de hasta cuatro asignaturas no acreditadas, el alumno tiene la posibilidad de regularizarse conforme a las Normas de Control Escolar mediante exámenes extraordinarios, proyectos u otros mecanismos. Además, se contempla la promoción condicionada, que permite inscribirse al grado inmediato superior siempre que, tras uno o dos periodos de regularización, se mantenga un mínimo de seis asignaturas aprobadas. Finalmente, existe la opción de acreditar un grado a través de una evaluación general de conocimientos, también bajo lo que estipulen dichas normas.

Sin embargo, reprobar y repetir un ciclo escolar va más allá de no obtener una buena nota o bajo aprovechamiento escolar; es también un signo claro de desigualdades en el aprendizaje (Barajas & Olvera, 2018). Y en secundaria, donde las y los alumnos se encuentran en el periodo de adolescencia (entre 12 y 15 años), esto representa un impacto significativo en su desarrollo, pues es en esta edad donde existen momentos de cambios y crisis que “promueven la consolidación de una identidad y comprende elementos de carácter psicológico multidimensional que se desarrollan de manera específica en cada individuo” (Barajas & Olvera, 2018b)

En México, la repetición en este nivel ha tenido un repunte los últimos cinco años. Según datos de la Dirección General de Planeación, Programación y Estadística Educativa de la Secretaría de Educación Pública (2025), el número total de alumnos de escuelas públicas y privadas que son repetidores, pasó de 34,076 en el ciclo escolar 2021-2021 a 44,052 en el ciclo 2024-2025, de un total de 6,394,720 y 6,293,530 estudiantes inscritos respectivamente (Ver Gráfico 1).  Es decir, durante este periodo se observó que, aunque hay menos estudiantes en total, la cantidad de repetidores ha crecido.

Si bien, esto representa bajas tasas porcentuales que van del 0.53 a 0.7 por ciento de la población total de este nivel, no es algo que se debe minimizar.

Durante la pandemia, hubo cambios importantes, pues dadas las condiciones extraordinarias de confinamiento y emergencia sanitaria, la SEP mandató en el Acuerdo 16/06/21 (DOF, 2021) que en ningún caso se retendría a los educandos en el grado escolar en el que estaban inscritos, ya que todos los alumnos fueron sujetos a un proceso de valoración extraordinaria, priorizándose así su tránsito al siguiente nivel educativo sin importar el nivel de participación que hubieran tenido durante el periodo a distancia.En situaciones donde no se contaba con información suficiente para evaluar al estudiante, se registraron las leyendas “Información insuficiente” o “Sin información”, en lugar de una calificación numérica. En estos casos, se activó un periodo extraordinario de recuperación al inicio del ciclo escolar siguiente.

Esta medida tuvo como objetivo garantizar el derecho a la educación, impedir que el alumnado fuera penalizado por las condiciones adversas provocadas por la pandemia y asegurar su permanencia en el sistema.

Durante este periodo de emergencia sanitaria, y antes de la publicación del Acuerdo 16/06/21 sobre la no reprobación, el número de alumnos que repitió el ciclo escolar aumentó considerablemente. En el ciclo escolar 2019-2020, se registraron 64,231 repetidores; sin embargo, para el siguiente ciclo escolar, ya con las medidas previamente expuestas para atender los retos surgidos por la pandemia, disminuyó a 34,076 (Ver Gráfico 2)

Sin embargo, los datos demuestran que antes de la pandemia las tasas de repetición aumentaban de forma sostenida y alcanzaron su punto más alto en el ciclo escolar 2019-2020. Posteriormente, tras la crisis sanitaria, los números de repetición escolar empezaron a incrementarse nuevamente, lo que podría indicar un retorno gradual a las condiciones educativas previas a la emergencia sanitaria.

De estos datos, también llama la atención que 2º grado de secundaria es consistentemente el que presenta más casos de repetición, seguido de 1º y 3º, lo que sugiere que podría tratarse del tramo educativo más desafiante para el alumnado y donde pueden intervenir muchos factores y elementos. Esta peculiaridad puede dar pie a una investigación más profunda (Ver Tabla 1).

Más allá de los datos, los factores asociados al fenómeno de la repetición y sus consecuencias requieren un análisis más profundo incluso con lo que ya se ha investigado.

La complejidad de esta problemática radica en que se trata de fenómenos psicosociales multifactoriales, donde confluyen elementos estructurales, sociales, familiares e individuales (Corzo y Reyes, 2017 en Barajas & Olvera, 2018). Sus efectos también se manifiestan en distintos niveles: desde el funcionamiento del sistema educativo hasta el bienestar emocional de cada estudiante. Por esta razón, resulta equivocado reducir sus causas a cuestiones personales como la falta de esfuerzo o atención, o señalar únicamente la responsabilidad de la escuela o del alumnado. Abordarlo desde una sola dimensión, especialmente la individual, limita cualquier posibilidad de solución efectiva (Corzo y Reyes, 2017 en Barajas & Olvera, 2018b).

Al respecto, Torres y Acevedo (2015) señalan que las causas son muchas y variadas: dificultades de aprendizaje, el contexto socioeconómico familiar desfavorable, el escaso acompañamiento en el hogar, el desinterés estudiantil y los problemas de conducta. Asimismo, se señala la influencia de variables institucionales como la poca atención al ausentismo, la falta de apoyo pedagógico y las prácticas escolares poco inclusivas.

Al mismo tiempo, autores como Rodríguez y Batista (2022) explican que entre los factores personales que contribuyen a la repetición de curso, destaca principalmente un bajo autoconcepto académico, es decir, la percepción negativa que el propio estudiante tiene sobre sus capacidades para aprender y rendir en el ámbito escolar. Este factor, observan, se ve reforzado por experiencias previas de fracaso, que afectan su confianza y disminuyen su implicación con el aprendizaje. Asimismo,concluyen que las bajas orientaciones a metas, especialmente en cuanto a la motivación por aprender o superar retos académicos, limitan el esfuerzo y la persistencia necesarios para progresar.

Repetir año: lejos de ayudar, perjudica en lo académico y lo personal

A pesar de que el acto de repetir un ciclo escolar sigue siendo una práctica recurrente en nuestro sistema educativo, las investigaciones advierten que esto no mejora el rendimiento académico ni la motivación, sino todo lo contrario (Rodríguez Rodríguez y Batista Espinosa, 2022b). El estudio de Rodríguez y Batista (2022) señala que los estudiantes repetidores obtienen calificaciones notablemente inferiores a las de sus compañeros que no repiten, lo que sugiere que repetir no contribuye a recuperar los aprendizajes perdidos. Además, explica que esta medida perjudica el autoconcepto académico del alumnado, refuerza sentimientos de incapacidad, fracaso y desconexión con el entorno escolar y puede dificultar aún más su progreso educativo.

En el plano motivacional, los autores puntualizan que los estudiantes que repiten curso presentan menores niveles de motivación hacia el aprendizaje y el rendimiento, aspectos clave para sostener el esfuerzo y la persistencia académica, lo que prolonga su impacto durante años.

El alumnado repetidor de educación secundaria tiene un autoconcepto académico significativamente inferior al del alumnado no repetidor, viéndose incluso que a más cantidad de cursos repetidos, mayor era dicha disminución. Se comprobó que la aproximación al aprendizaje y al rendimiento de los estudiantes repetidores eran significativamente inferiores. (Rodríguez Rodríguez y Batista Espinosa, 2022, p. 77-81)

Al mismo tiempo, González y Correa (2015) señalan que la repitencia escolar no solo tiene un impacto académico limitado, sino que afecta directamente la autoestima, la integración social y la permanencia escolar del estudiante. Lejos de representar una solución efectiva, repetir un curso suele reforzar la exclusión y aumentar el riesgo de abandono, especialmente cuando no se acompaña de medidas de apoyo individualizado.

Además, investigaciones como las de Blanco-Varela & Amoedo (2025), puntualizan que los alumnos de contextos socioeconómicos y culturales desfavorecidos enfrentan mayores dificultades académicas debido a la carencia de recursos materiales y a un entorno poco propicio para el aprendizaje. Conviven con niveles educativos familiares bajos, acceso limitado a libros, tecnología o apoyo escolar, y suelen asistir a centros educativos con infraestructuras y apoyos limitados. En este contexto, repetir curso deja de ser una oportunidad de mejora académica y se convierte en una carga adicional que incrementa la desmotivación, refuerza el estigma social y amplía la desigualdad, lo que genera un efecto acumulativo que puede derivar en el abandono escolar.

Reflexiones finales

A pesar de que se tiene el conocimiento sobre las causas y consecuencias de la repetición escolar, los datos indican que esta va en aumento en nivel secundaria y aun persiste como una práctica habitual en el sistema educativo. Esta continuidad refleja una resistencia al cambio y una tendencia a mantener medidas tradicionales que, lejos de resolver los problemas de aprendizaje, tienden a profundizarlos. La repetición de curso, señalan las investigaciones, más que una solución, se convierte en un factor que incrementa la desigualdad educativa, especialmente entre los estudiantes más vulnerables.

Además, aún es evidente la poca vinculación entre la investigación científica y la toma de decisiones políticas. Las investigaciones nacionales e internacionales han documentado con claridad los efectos negativos, tanto académicos como emocionales; sin embargo, estas evidencias rara vez se traducen en políticas públicas concretas o en cambios estructurales dentro de las escuelas. Se requiere con urgencia una mayor articulación entre la producción de conocimiento y el diseño de estrategias educativas, de modo que las decisiones se basen en datos sólidos y respondan a las necesidades reales del alumnado. Incluso, resulta necesaria una mayor profundización en el fenómeno; por ejemplo, comprender las causas que explican por qué el segundo grado de secundaria concentra el mayor número de repeticiones.

Cerrar esta brecha entre la evidencia y la acción implica repensar el enfoque punitivo de la evaluación y avanzar hacia una cultura educativa centrada en la prevención, el acompañamiento personalizado y la equidad. Solo así será posible garantizar que todos los estudiantes, sin importar su origen o contexto, tengan oportunidades reales de aprender, progresar y permanecer en el sistema educativo.

Bibliografía

ACUERDO 10/09/23 por el que se establecen las normas generales para la evaluación del aprendizaje, acreditación, promoción, regularización y certificación de las alumnas y los alumnos de educación preescolar, primaria y secundaria. (2023, septiembre 27). https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5703099&fecha=27/09/2023#gsc.tab=0

ACUERDO 16/06/21 por el que se regulan las acciones específicas y extraordinarias relativas a la conclusión del ciclo escolar 2020-2021, en beneficio de los educandos de preescolar, primaria y secundaria ante el periodo de contingencia sanitaria generada por el virus SARS-CoV2 (COVID-19). (2021, junio 22). https://www.dof.gob.mx/nota_detalle_popup.php?codigo=5621985

Barajas, D. D., & Olvera, A. R. (2018). Reprobación escolar en el nivel medio superior y su relación con el autoconcepto en la adolescencia. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (México), XLVIII(2), 125-142.

Blanco-Varela, B., & Amoedo, J. M. (2025). Efectos de la repetición escolar según el perfil socioeconómico del estudiante. Revista de Educación, 1(407). https://doi.org/10.4438/1988-592X-RE-2025-407-658

Rodríguez Rodríguez, D., & Batista Espinosa, F. J. (2022). La repetición de curso en educación secundaria y su relación con variables motivacionales. Bordón: Revista de pedagogía, 74(2), 77-91.

Secretaría de Educación Pública. (s. f.). Principales Cifras [Sistema Interactivo de Consulta]. SEP, principales cifras. Recuperado 28 de abril de 2025, de https://www.planeacion.sep.gob.mx/principalescifras/

Torres González, J. A., Acevedo Correa, D., & Gallo García, L. A. (2015). Causas y consecuencias de la deserción y repitencia escolar: Una visión general en el contexto latinoamericano. Cultura, Educación y Sociedad, 6(2), 175-205.

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